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La obra de Pacheco, "el poeta de México", tendrá una prosperidad fértil

La obra literaria del mexicano fallecido este domingo fue recordada por Enrique Krauze y Christopher Domínguez en 'Aristegui' para CNN
lun 27 enero 2014 11:09 PM

José Emilio Pacheco fue el poeta más querido de México, por lo que su obra tendrá una prosperidad "muy fértil" tras su muerte, dijeron el historiador Enrique Krauze y el crítico literario Christopher Domínguez Michael.

"El poeta querido de México", según Krauze, podía haber sido velado en el Palacio de Bellas Artes pero, fiel a su humildad en vida, Pacheco prefirió ser despedido en el Colegio Nacional del que era miembro, y que este lunes quedó pequeño ante el alud de personalidades y lectores que se acercaban a darle el último adiós.

Pacheco, premio Cervantes en 2009 y  quien falleció este domingo a los 74 años , era "un hombre generoso, un hombre decente", algo que se convirtió en el centro de su personalidad, dijo Krauze en entrevista con la periodista Carmen Aristegui, en CNN en Español.

"Muchos de los trabajos y los días de José Emilio Pacheco transcurrieron en el trabajo discreto, empeñoso, cuidadoso, meticuloso, pero sobre todo generoso con la literatura, como un jardinero de la literatura", dijo Krauze.

Para Domínguez Michael, Pacheco fue "un poeta muy polémico entre la sociedad literaria", pues hace 25 años las peleas entre jóvenes poetas y nuevos críticos, sobre si el camino de José Emilio era el que se debía seguir, "eran violentas".

Pacheco escribió en 1967 Morirás lejos, una obra dedicada al nazismo, la primera de un escritor mexicano, según Domínguez Michael, pero también sobresale por Las batallas en el desierto (1981), una historia "extremadamente emocionante" que tiene una combinación de varias cosas que  la hacen "riquísima para los jóvenes lectores" .

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"El recuerdo de una vida urbana ordinaria, el enamoramiento platónico de una señora que es la mamá del amiguito, las guerras y las diferencias sociales" hacen de Las batallas en el desierto "un libro perfecto, un clásico", destacó el crítico.

"Yo le auguro una posteridad muy fértil", agregó Domínguez.

Pacheco "tenía una mirada muy sensible al deterioro de la vida, al deterioro de la ciudad, al deterioro del país, al deterioro de la ecología, al deterioro del cielo, al deterioro de las relaciones humanas", según Krauze.

Vivió su juventud cuando "las relaciones humanas eran todavía significativas, cálidas, cuando la palabra decencia tenía un peso y un sentido", y fue siempre un preocupado por "la geografía literaria", dijo Krauze.

"Le preocupaba preservar el mapa literario", por lo que sabía donde vivieron los escritores y le preocupaba que algunas casas estuvieran siendo derribadas.

Además, según el historiador y ensayista, la faceta anecdótica de Pacheco de la vida cotidiana era más amplia.

"Alguna vez le publiqué un pequeño libro, Memorias de la invasión americana”, el cual era una "enciclopedia precisa" de donde habían ocurrido los eventos. Por ejemplo, la batalla de Padierna ocurrió donde ahora se localiza un hospital.

El sobrio ataúd de madera con los restos de Pacheco reposó este lunes en el Aula Magna del Colegio de México, que tantas veces se abarrotó en sus animadas charlas y que ahora lució llena de coronas de flores.

Su esposa, Cristina Pacheco, dijo que el cuerpo del novelista será incinerado porque "él no quería una tumba ni estar encerrado porque tenía claustrofobia" y, probablemente, sus cenizas se esparcirán en el mar de Veracruz, donde pasó parte de su infancia.

Por su parte el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar y de Teresa, adelantó que el Palacio de Bellas Artes pronto le rendirá un gran homenaje.

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