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10 anécdotas que definen a Octavio Paz, según sus amigos

Escritores, artistas e investigadores, todos amigos del nobel recuerdan a un Paz divertido, caballeroso, fan de Star Trek y del whisky
mar 01 abril 2014 02:57 PM

Seguidor de las películas de fantasía, buen amigo, combativo, caballeroso, amante de la naturaleza, impulsivo ante la injusticia y con alma de niño, así definieron amigos y colegas a Octavio Paz en conmemoración de los 100 años de su nacimiento.

21 personalidades de la literatura mundial se reunieron este lunes en Bellas Artes para recordar al Premio Nobel de Literatura 1990 y contar algunas anécdotas que describieran su personalidad.

En este espacio te contamos 10 de ellas:

Un hombre obligado a decir la verdad

Elena Poniatowska. Escritora y amiga de Octavio Paz desde 1953

Poniatowska recordó la respuesta de Octavio Paz a una encuesta publicada en Excélsior el 7 de enero de 1954 sobre el papel del intelectual.

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“El escritor en tanto que escritor no tiene la obligación de mejorar directamente la situación del país. Todos tenemos deberes sociales, pero el escritor tiene otra obligación: Decir la verdad o al menos decir su verdad aunque resulte desagradable”, citó Poniatowska a Octavio Paz.

La escritora recordó que 44 años después, pocos días antes de su muerte, el Premio Nobel pidió desde su silla de ruedas a algunos amigos reunidos que “fueran dignos del Valle de México” y “agradeció que el Valle de México hubiera iluminado su infancia, su madurez y su vejez”.

Un whisky doble para el alivio

Aurelio Asiain. Poeta, ensayista y traductor. Ocupó distintos puestos en la revista Vuelta, de Octavio Paz, entre 1983 y 1998

Asiain habló sobre la cordialidad de Paz, pero también sobre su impulsividad y su gusto por convivir con su gente cercana.

El poeta contó que en 1991 después de ser asaltado a mano armada por dos personas y ser abandonado en la cajuela de su carro, acudió a la casa de Octavio Paz por la cercanía con el lugar donde lo habían dejado sus agresores.

“Apareció en bata, desconcertado de que me presentara (…) Apenas lo vi me temblaron las piernas y empecé a tartamudear”, dijo Asiain.

Señaló que Marie José, esposa de Paz, le sugirió hacer un caldo de pollo, a lo que el Nobel respondió “¿Cómo un caldo de pollo?, Un whisky doble”, para después llamar a la policía, no sin antes haber intentado ir tras los ladrones, en un impulso “típico” de Paz.

Caballero y admirador de la mujer

Fabienne Bradu. Ensayista. Única mujer en el Consejo de Redacción de Vuelta de 1988 a 1998

Bradu asegura que pocas mujeres participaron en sus empresas culturales y que él “aquilataba” la alianza que existe de inteligencia y seducción en una mujer.

“No le simpatizaban las mujeres que eran únicamente intelecto o únicamente cuerpo. La feminidad era para él una plenitud”, señaló.

La escritora dijo que Paz tenía una concepción moderna de la mujer y una actitud caballerosa chapada a la antigua propia de su edad y su educación.

“Sus improperios no rebasaban la audacia de un caracoles y sus enojos eran argumentativos y nunca groseros”. Bradu aseguró que la mujer que más lo cautivó fue Sor Juana Inés de la Cruz, de quien escribió el libro Las trampas de la fe.

Octavio Paz, el niño

Alberto Ruy Sánchez. Editor mexicano, escritor y autor de Una introducción a Octavio Paz

Ruy Sánchez aseguró que conoció a un Octavio Paz que amaba a los niños y disfrutaba convivir con ellos, con los que incluso compartió espacios “imaginarios”.

“Los regalos para los niños son como los premios y los honores. Hay que gozarlos y ya, como lo hacen ellos”, citó el editor a Paz..

Una ocasión cuando le dieron un premio literario le llamó para felicitarlo. “Me recordó aquella idea del regalo infantil añadiendo que la diferencia con los premios literarios siempre son equívocos. Se los dan a uno por razones distintas a lo que hizo”.

Un día después Ruy Sánchez recibió un premio por su primer libro. “Me habló para felicitarme y desconcertado le pregunté si no habíamos quedado que un premio es un equívoco. ‘Sí es un equívoco, pero más vale un equívoco feliz que uno infeliz’, me contestó”.

Ruy Sánchez pidió a los asistentes recordar al niño que había en Octavio Paz y que “cada día reconquistemos la mirada salvaje de un niño”. 

Un Nobel fan de Star Trek

Eliot Weinberger. Principal traductor de Octavio Paz al inglés 

Weinberger recordó que Octavio Paz le dijo en un viaje en Estados Unidos que era seguidor de Star Trek (Viaje a las estrellas), en particular de la Nueva generación (1987-1994), en la que era protagonista Patrick Stewart. El traductor señaló que Paz era admirador de Data, el robot humanoide que sabía todo.

“No es sorprendente, Octavio mejor dotado de emociones humanas, también lo sabía todo. Tenía memoria fotográfica, contaba a detalle la trama de las novelas leídas décadas atrás. Una vez me contó de una fiesta en París en 1937 a la que acudió César Vallejo. Recordaba quién había estado, cómo era cada uno, qué vestían o de qué habían hablado”.

Escritor, amigo y su propio contador

Adolfo Castañón. Editor por 30 años del Fondo de Cultura Económica

Castañón aseguró que una ocasión le consiguió un diccionario a Octavio Paz, que él le pagó con un cheque de Banamex firmado al portador por 2,000 pesos.

“Unos días después me habló para preguntarme qué había sido del cheque. Le dije que no lo había cobrado, que lo había guardado como un recuerdo con su firma al considerar que el cheque era más valioso que el efectivo”, relató el traductor y escritor.

El invitado al homenaje a Octavio Paz dijo que el poeta le contestó que por eso no le salían las cuentas de sus gastos. “En ese momento me di cuenta de que ese señor, muchas veces premiado, llevaba o supervisaba muchas veces las cuentas de su casa”, señaló Castañón.

Nos enseñó a pensar en autonomía

Jorge Edwards. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua española y Premio Cervantes 1999

Edwards habló sobre las virtudes de Octavio Paz, de quien dijo, “tuvo la inteligencia en la punta de la lengua” y alabó sus virtudes como ensayista.

“Fue una conciencia en movimiento, abierta o curiosa de todo, que se expresaba en el instante, en el pasado, en la circunstancia. Una conciencia en el tiempo, no un tiempo abstracto, el tiempo de la historia, la memoria, la identidad, porque fue un explorador de la identidad suya y nuestra, la de México, la de América Latina, la del otro y el nosotros”, dijo Edwards.

“Concibió el ensayo como propuesta, como sistema de preguntas, como indagación. No nos entregó resultados. Nos enseñó a pensar en autonomía, por cuenta propia. A criticar lo ya pensado y a ejercer la crítica de la crítica”, señaló el escritor chileno.

Paz, amante de la naturaleza

Hugo Verani. Crítico literario y catedrático

Para Hugo Verani, Octavio Paz disfrutaba tanto de un cuadro en un museo como de un paisaje y de un paseo urbano como el canto de un pájaro.

Verani recordó una caminata en California en 1986, en la que Paz iba acompañado por su esposa y tres amigos. Recorrieron una zona que incluía viveros con plantas y árboles californianos, “pero Paz parecía regocijarse más con el aleteo de los pájaros que viajaban a lo desconocido”, dijo el crítico literario.

“Con el tiempo comprendí que la fascinación de Paz por los pájaros era una manera de eternizar momentos que llegan y se van sin rumbo cierto, de revivir con palabras un esplendor que trasciende los límites humanos”.

Un amigo en el mundo

Teodoro González de León. Arquitecto y pintor. Conoció a Octavio en París en 1937.

González de León habló de su amistad con Paz y de varias convivencias con él en varios países donde se llegaron a encontrar.

Entre otras anécdotas, recordó cuando una mañana de 1990 en Nueva York se enteró de que Octavio Paz había ganado el Premio Nobel de Literatura. En México, recordó el arquitecto, nadie sabía donde estaba, pero él sí.

Se vieron para festejar con tres botellas de champagne y caviar. Señaló que ese era el día de la raza y cuando pasó el desfile de la comunidad hispánica, el contingente mexicano corrió a abrazar a Paz cuando descubrieron que estaba presente.

“Añoro su conversación y las largas charlas telefónicas, siempre cortadas abruptamente con un ‘bueno, te dejo’”, señaló González de León al concluir su ponencia.

Un futuro para Octavio Paz

Enrique Krauze. Historiador

Krauze habló sobre la importancia de que la obra de Paz tenga futuro y asegurar que sus libros siguieran hablando y conversando con los lectores.

“Si viviera, Octavio Paz seguiría en su puesto de batalla contra los enemigos de la libertad, los poderes oscuros que asesinan periodistas en la dolida provincia mexicana, los poderes políticos que encuentran nuevas formas de corromper y corromperse. Los poderes mediáticos que olvidan su vida social, los demagógicos que desvirtúan la democracia y los revolucionarios que asesinan estudiantes”, dijo Krauze.

“Es el Octavio Paz que más se extraña, el combativo, el indignado, el rebelde, el que de joven creyó en la aurora revolucionaria y de viejo tuvo el valor de verla de frente convertida en una pila sangrienta, verla y denunciarla”.

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