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'Gabo', el escritor que quería liberar a la gramática de la 'hache muda'

El nobel propuso en Zacatecas, durante el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española, enterrar para siempre las "haches rupestres"
vie 18 abril 2014 08:39 PM
El escritor mexicano Gabriel García Márquez conversa con el español Camilo José Cela durante el I Congreso Internacional de la Lengua Española
El escritor mexicano Gabriel García Márquez conversa con el El escritor mexicano Gabriel García Márquez conversa con el español Camilo José Cela durante el I Congreso Internacional de la Lengua Española

Ace ya 17 años, Gabriel García Márquez lanzó en esta ciudad una serie de controvertidas propuestas para simplificar el idioma español, que contemplaban la cancelación de las haches mudas y la supresión de acentos que no aportaban valor a la palabra.

“Enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver”, dijo el escritor colombiano al inaugurar un 7 de abril de 1997 el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española.

Organizado por el gobierno del entonces presidente Ernesto Zedillo y el Instituto Cervantes de España, el Congreso en Zacatecas reunió a tres premios nobel para hablar sobre el futuro de lengua en castellano: García Márquez, Camilo José Cela y Octavio Paz.

“Me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto debemos lo mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos, asimilemos pronto y bien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos infiltren sin digerir”, dijo entonces el Gabo  ante su público, que incluía al propio Zedillo y al rey Juan Carlos de Borbón.

Las propuestas lingüísticas de García Márquez abogaban por no “meter en cintura” a la lengua, sino “liberarla de sus fierros normativos para que entre en el siglo venturo como Pedro por su casa”.

Además de las haches y los acentos, el nobel proponía “negociar de buen corazón con los gerundios bárbaros, los qués endémicos, el dequeísmo parasitario, y devuélvamos al subjuntivo presente el esplendor de sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos”.

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“Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna”, decía García Márquez, y se burlaba de los usos de la "b" y la "v". “¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?”

Aunque no ha desterrado el uso de las haches, la Real Academia de la Lengua Española realizó 13 años después de la petición del Gabo algunos ajustes para suprimir acentos en demostrativos como este y esta, y a la b le llamó solo be (ya no be alta ni larga).

Las propuestas que lanzaba García Márquez, lo dijo él mismo en su discurso en Zacatecas, eran “como botellas arrojadas a la mar con la esperanza de que le lleguen al dios de las palabras”.

Zacatecas homenajeó ayer al escritor, quien falleció este jueves en México, con un multitudinario aplauso en la Plaza de Armas, donde se celebraba un concierto de la cantante española Luz Casal. En el marco del festival cultural anual de la ciudad, el maestro de ceremonias pidió al público presente que recordara al escritor colombiano “por ser un gran promotor de la cultura universal; lo estaremos recordando desde Zacatecas, donde en 1997 participó en el Congreso de la Lengua Española”.

En el último aliento del viejo siglo, García Márquez dijo en Zacatecas: “La humanidad entrará en el tercer milenio bajo el imperio de las palabras. No es cierto que la imagen esté desplazándolas ni que pueda extinguirlas. Al contrario, está potenciándolas: nunca hubo en el mundo tantas palabras con tanto alcance, autoridad y albedrío como en la inmensa Babel de la vida actual”.

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