Puso su empresa de biodiésel cuando aún era menor de edad
Para graduarse del programa de bachillerato internacional en su preparatoria, Daniel Gómez Iñiguez investigó el biodiésel, un combustible de aceite vegetal o animal que puede usarse en motores diésel. Descubrió dos cosas: que el proceso para convertir desechos orgánicos en combustible era una tecnología fácil de generar, incluso en casa, y que en México no existían plantas con tecnología nacional. Era una oportunidad de negocios.
En 2007, Daniel fundó Soluciones en Bioenergía (Solben) con la convicción de que México podía ser líder en la industria. Tenía sólo 17 años de edad.
Ocho años después, Solben tiene 18 plantas de biodiésel en 13 estados de México y vendió su tecnología patentada a compañías privadas para transformar sus desechos orgánicos en combustible.
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Este logro ha hecho de Daniel, quien vive en Monterrey, Nuevo León, una de las 30 Promesas Expansión 2015 .
La empresa espera abrir plantas en Bolivia, Argentina, El Salvador, Nicaragua y Colombia, publica Expansión en su edición especial del 27 de marzo donde publica a los 30 talentos que prometen transformar el futuro de México.
Gómez, hoy con 24 años de edad, recibió en el piso de remates de la Bolsa de Nueva York uno de los premios del Global Student Entrepreneur Award 2011, una competencia de emprendedores jóvenes de todo el mundo.
Él y sus socios quieren tener la comercializadora de biodiésel más grande de México. Estiman que la venta directa del combustible generará unos 100 millones de pesos (mdp) en 2015.
“Por la reforma energética, es un momento espectacular para su negocio”, dice el profesor del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa, Juan Carlos Núñez Martínez, a la revista.
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Pero advierte que si Solben abre un buen mercado, entrarán competidores grandes. “Hemos logrado producir biodiésel que se vende 10 a 15 centavos abajo del precio del diésel”, dice Gómez.
“Los transportistas son muy buenos clientes, porque el precio estable los protege de la volatilidad del petróleo”.
