Muy ‘millennials’, pero muy ‘ninis’
Todos los días, en algún lugar, alguien dice o escribe: “Los jóvenes son el futuro del mundo”.
Esta frase es un cliché, pero es acertada. En el mundo hay unos 3,500 millones de personas menores de 27 años, la mitad de la población global.
Sin embargo, los que serán el futuro no tienen oportunidades para construir su propio destino.
Hoy, 73 millones de jóvenes están oficialmente desempleados y más de 300 millones desistieron de buscar un trabajo, según un estudio de ja Worldwide, una organización no gubernamental, y Citi.
La falta de empleo no es sólo una problemática de los países pobres o de Europa, que aún arrastra los efectos de la crisis económica global de 2008.
“En todas partes hay un exceso de fuerza laboral disponible y una aplastante falta de empleos”, dice Peter Vogel, autor del libro Generation Jobless?, emprendedor serial y director ejecutivo del Center for Entrepreneurship de la Universidad de St. Gallen, en Suiza.
Vogel analiza, específicamente, las causas y consecuencias del desempleo juvenil a nivel global, y ofrece tres soluciones: cambiar el modelo educativo, formar a los estudiantes de acuerdo con las necesidades reales del mercado y fomentar el emprendimiento.
Círculo vicioso
La disparidad entre la oferta y la demanda de empleos, originada por las crisis económicas, y la falta de coincidencia entre las habilidades que buscan los contratantes respecto de las que tiene el talento disponible son los principales factores del desempleo, a nivel general.
Sin embargo, en el caso de las nuevas generaciones, el problema se debe a un sistema educativo obsoleto que no los prepara para el mercado actual y a empresas que no están dispuestas a formarlos.
“La juventud de hoy tiene diferencias generacionales fundamentales con respecto a generaciones anteriores”, explica Vogel. “Esto puede causar tensiones y malentendidos generacionales”.
Los jóvenes tienen más preparación académica que antes , pero las habilidades que adquieren suelen ser demasiado teóricas y poco útiles para las exigencias de las compañías. Por eso, muchas veces las empresas prefieren contratar trabajadores adultos, antes que comprometerse a capacitar a jóvenes sin experiencia.
¿Cómo resolverlo?
El primer paso, según Vogel, es modificar los planes educativos para que las habilidades aprendidas coincidan con las requeridas en el mundo real.
El autor considera que, en las escuelas, los jóvenes deben aprender sobre creatividad, liderazgo, conciencia digital y ambiental, pensamiento sistemático y razonamiento. Para hacer funcionar un plan de estudios así, se tendría que rediseñar todo el sistema, desde la manera de calificar hasta el diseño de los salones de clases.
El segundo paso es que las empresas comiencen a darle oportunidades a los jóvenes aunque no tengan experiencia. “Debido al alto nivel de exigencia en contrataciones, los chicos pasan más tiempo estudiando, y no tienen acceso a experiencia real”, señala Vogel.
En lugar de que las compañías busquen y no encuentren personas que sepan hacer todo lo que necesitan, deberían enfocarse en formar al talento desde que son estudiantes.
Sin embargo, aunque las empresas hagan más programas de prácticas profesionales, “no hay suficientes empleos para la gran cantidad de jóvenes que sale de preparatoria y licenciatura cada año”, admite el autor. Y aunque lo más deseable sería que el gobierno y el mundo corporativo se ocupen de eso, las escuelas y las universidades también podrían preparar a los jóvenes para convertirlos en emprendedores.
Decirle a alguien que puede ser un emprendedor suena fácil, pero muy pocos explican cómo hacerlo. Incluso el libro de Vogel cae en lo que critica: mucha teoría y poca práctica. Sin embargo, el autor tiene el mérito de haber fundado The Entrepreneurs’ Ship, una organización que fomenta el emprendimiento en América Latina, Medio Oriente, África y el sureste de Asia.
Vogel destaca el aumento de los emprendedores —que inician un negocio porque quieren y no porque deben— alrededor del mundo, entre 2011 y 2014. En México, por ejemplo, casi siete de cada 10 emprendedores lo hacen de forma intencional. En Japón, la cifra apenas llega a 10%, mientras que en Suiza, donde vive Vogel, llega a 17.6%.
Generation Jobless? no lo menciona, pero probablemente una de las razones por las que México destaca en creación de empresas es debido a que cada vez más universidades, tanto públicas como privadas, ofrecen programas que favorecen el emprendimiento. El reto es que las start-ups de los estudiantes sobrevivan, pues hoy, 70% cierra antes de cinco años.
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