Enrique Peña Nieto
Contrario a lo que muchos creían, este año Peña Nieto, quien apenas hace ocho era sólo un diputado local de Toluca, demostró que no es ‘tan indestructible'.
Como no hay cosa que diga el candidato a la Presidencia 2012 que no termine en una primera plana, para bien o para mal, este cuida que cada una de sus presentaciones sea una perfecta coreografía y pretende no salirse del guión.
Designó como candidato para el PRI en el Estado de México a Eruviel Ávila y le salió a pedir de boca. Su adversario en el partido, Manlio Fabio Beltrones, declinó en sus aspiraciones y no hubo rupturas .
Se deshizo de Humberto Moreira en la presidencia del PRI y se registró como candidato único.
Hasta que le preguntaron en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara por los tres libros que habían marcado su vida. Sin guión, sin coreografía ensayada, Peña resbaló.
El respetable se ensañó con el puntero de las encuestas.
Enojada por las ofensas a su padre, su hija y el novio pusieron las cosas peores y de repente el candidato con apariencia de invencible se convirtió en leitmotiv de cientos de chistes.
Vendrían los comentarios sobre "la prole", recordando el desafortunado twitt de su hija; luego su desconocimiento sobre el salario mínimo en el país que quiere gobernar, y lo más reciente -no sabemos con qué resbalón termine el año-, fue su respuesta cuando le preguntaron el precio de la tortilla: "No soy la señora de la casa".