¿Qué es el agua fósil y por qué la actividad humana amenaza sus reservas?
La pureza de reservas de agua "fósil", la cual está conservada en el subsuelo desde hace milenios, es amenazada por la actividad humana, de acuerdo con un estudio publicado este martes.
Aunque se encuentra a más de 250 metros de la superficie terrestre, la denominada agua "fósil", que tiene más de 12,000 años de antigüedad, presenta rastros de agua de lluvia actual, lo que la vuelve vulnerable.
Según Scott Jasechko, coautor del estudio, este tipo de agua es "vulnerable a los contaminantes derivados de actividades modernas" en la superficie.
En el estudio, presentado en una reunión en Viena de la Unión Europea de Geociencias, Jasechko y su equipo se propusieron determinar qué proporción del agua subterránea tiene más de 12,000 años de antigüedad.
Recurrieron para ello a la firma de carbono del agua "fósil", es decir situada a más de 250 metros, para diferenciarla de aguas más jóvenes.
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El agua más reciente contiene más carbono radioactivo por haber estado expuesto a la atmósfera terrestre y al suelo contaminado por los ensayos nucleares desde los años 1950. Las aguas fósiles, en comparación, se mantuvieron aisladas bajo tierra durante mucho tiempo sin que la actividad humana las altere.
"Una proporción sustancial del agua dulce mundial es de edad fósil, acumulada hace más de 12,000 años. Por contraste, sólo una pequeña proporción de agua subterránea se acumula durante un periodo de tiempo correspondiente a la vida humana de años o décadas", indica el documento.
Los investigadores hicieron una estimación del grado de contaminación potencial y concluyeron que el agua resultante de la lluvia y la nieve actuales "a menudo" se mezcla con las reservas fósiles subterráneas.
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La mitad de los pozos de agua subterránea que estudiaron contenía tritio, un isótopo radioactivo del hidrógeno hallado en aguas mucho más jóvenes.
"Esta observación pone en tela de juicio la percepción común de que las aguas subterráneas son en buena medida inmunes a la contaminación moderna", concluye el estudio, publicado en Nature Geoscience.