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La crisis entierra a Puerto Peñasco

Pese a las inversiones para reactivar su economía con turismo, la crisis frenó al lugar pesquero; en 2004 se lograron vender 30 mdd en condominios en siete horas, ahora las ventas son iguales a cero
dom 04 enero 2009 06:00 AM
Sin Pie de Foto
Playas vírgenes, cielos azules, cercanía al mercado más gran (Foto: Especial)

Afuera de un supermercado, un viernes, Rubén Obeso, de 33 años, acecha desde su taxi a los clientes que salen. Espera recargado en su auto que alguna señora que fue de compras se acerque para solicitar sus servicios. “Esto tenemos que hacer para ganar dinero, ya nada es como antes”, dice.

Ese antes fue el periodo de gloria que vivieron los habitantes de un pueblo pesquero que por un momento pasó a ser un importante polo de inversiones en el noroeste del país.

Ésta es la historia de una playa ubicada en la costa sonorense del Mar de Cortés, que parece tener una maldición. En 14 años es la segunda vez que el resort ha sido impulsado por el gobierno para su despegue y justo cuando los astros parecen alinearse, la crisis tumba sus castillos de arena. Los extremos apuntan su historia. Un día de 2004, los corredores inmobiliarios consiguieron vender 30 millones de dólares (mdd) en sólo siete horas. Y en 2008, no se ha pasado de un puñado de condominios facturados.

La crisis llegó aquí desde finales de 2007. El sueño de abundancia, prosperidad, progreso y auge se diluye en los números rojos que arrojan los reportes del cierre de este año.

Dos proyectos políticos
La idea de hacer turismo en un lugar pesquero nació en 1992 –recuerda Germán Uribe, entonces secretario de Turismo–, cuando el ex gobernador de Sonora Manlio Fabio Beltrones tomó el proyecto de empujar Peñasco y demostrar que se pueden hacer negocios y lograr progreso con acciones de gobierno de la mano con la inversión privada.

¿Cómo un pueblo pesquero y polvoriento de menos de 20,000 habitantes pudo llegar a ser un negocio de millones de dólares? Y ¿por qué no? Contestan empresarios, funcionarios y ex funcionarios. Si Cancún fue una ciudad que surgió de la selva elegida por computadora y se convirtió en la capital del turismo internacional, Peñasco podía ambicionar más. La idea, desde el principio, fue aprovechar la cercanía de Rocky Point, como se le conoce comercialmente en EU, con la frontera. Sería la playa de los gringos de Arizona.

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Una mañana de 1993, el gobierno estatal convocó a hoteleros nacionales, un par que ya operaba allí y otros personajes del turismo para un anuncio.

Según José Muñoz, precursor de los hoteleros en el puerto, Beltrones les dijo en el hotel Señorial: “Empieza una nueva etapa para Puerto Peñasco (…) se iniciará la construcción de Plaza Las Glorias con 200 habitaciones e igual número de condominios; impulsaremos el turismo para que mejore la calidad de vida de los peñasquenses”.

Muñoz dice que algunos de los presentes celebraron, otros se mostraron incrédulos. Les parecía difícil aceptar que después de años de miseria derivada de la quiebra de las cooperativas pesqueras se reactivara la economía con una apuesta en el ramo turístico.

Entonces, de Sonora, salían más de 3,000 toneladas de producción acuícola y Puerto Peñasco era un productor importante en la cadena, con 120 barcos. Pero la mayoría dejó de operar entre 1988 y 1990. El sector pesquero representaba 1.1% del pib estatal, porcentaje que ahora se duplicó.

El turismo prometía mejorar la situación y el puerto ofrecía características de un destino de tentación: arenas blancas, aguas mansas todo el año, zonas propicias para el buceo y la pesca y su cercanía con la reserva de la biósfera El Pinacate. La poca distancia de una Arizona sin playas era el gancho perfecto.

Así se dio luz verde a grandes obras. Un estudio de la Secretaría de Turismo federal dice que, entre 1993 y 1994, se invirtieron más de 2,000 millones de pesos en infraestructura carretera. Se regularizó la tenencia de la tierra y el aeropuerto, que era privado y al que sólo llegaban unas avionetas al mes, se amplió y equipó para recibir vuelos comerciales. Rocky Point se declaró zona fronteriza.

“Beltrones inyectó ¿cómo le diré?… oro, dinamismo y dinero; consiguió precios módicos para quienes quisieron construir y comenzó a irnos bien”, relata Muñoz.

En 1993 llegó al puerto desértico el grupo empresarial Sidek-Situr e invirtió 15 mdd en construir lo que sería el primer gran proyecto inmobiliario: Plaza Las Glorias, un desarrollo de hotel y condominios frente al mar.

Con 20% de construcción, el proyecto ya se había vendido en 90%. Luego emergieron restaurantes, supermercados y bares. En ese año también se planeó el desarrollo de Mayan Palace, un complejo situado a 40 kilómetros del pueblo con condominios, hotel, campo de golf y otros atractivos.

También se planeaba desarrollar toda el área de Sandy Beach, ubicada al norte del municipio, cuyos dueños son la familia Brown, del grupo sbr.

Reyel Taylor, director general del grupo, recuerda que el proyecto era vender y desarrollar las más de 2,000 hectáreas de esa zona de playa. Al año siguiente, las cosas no fueron tan fáciles. Entre 1994 y 1995, el error de diciembre afectó el proyecto general de Puerto Peñasco, que, en aquella época, era como un niño que aprendía a caminar.

“La crisis pegó duro, no quedó nada. Los capitales mexicanos estaban en condiciones adversas y el desarrollo del puerto se detuvo. En ese entonces, los visitantes no pasaban de 300,000 al año”, señala Óscar Palacio Soto, presidente de la Oficina de Convenciones y Visitantes.

Así, el progreso del destino turístico se paralizó hasta 1999, cuando con la construcción de los condominios Princesa poco a poco se reactivaron las inversiones.

Cómo vender 30 mdd en siete horas
Una escena describe la volatilidad que comenzó a tomar por asalto la actividad en el puerto en 2004: “Subastamos 104 condominios y había como 250 clientes. Al final, se quedaron 40 muy molestos porque no pudieron comprar y nos decían que abriéramos ya la segunda torre”, relata Fernando Anaya, director de los desarrollos Sonoran Resorts.

Lentamente, Puerto Peñasco regresó a la palestra del real estate turístico. El gobernador Eduardo Bours Castelo cambió muchas cosas en el estado pero, como Beltrones, tenía el objetivo de hacer de Puerto Peñasco el Cancún del norte. Se trataba de una segunda oportunidad.

Sandy Beach, que antes era puras dunas y desierto frente al mar, se convirtió en un paisaje dominante de arena, campos verdes de golf, torres de condominios y un mar azul rey de característica marea baja.

El clímax lo describió Anaya, de Sonoran Resorts, con su venta de 30 millones de dólares en sólo siete horas. Los clientes ‘apoquinaron’ 320,000 dólares, en promedio, por los condominios vendidos. Según Anaya, a través de una especie de lotería se rifó a los posibles clientes, reunidos en un show room, la venta de los primeros inmuebles con los precios más bajos y después fueron subiendo, hasta que al final la venta promedio de cada condominio era el valor real. Dos meses después, una venta igual dejó 32 mdd en un día.

La arena blanca y desértica de Rocky Point se convirtió en oro: de 100 dólares el metro cuadrado de terreno de playa en 2000, pasó a costar hasta 1,000 dólares. El metro cuadrado en condominio llegó a un tope de 4,500 dólares en 2007, convirtiéndose en el destino playero más caro de México.

“El negocio fue una realidad: en 2006 hubo terrenos que se habían comprado 10 años atrás en 80,000 dólares –dice Natalia del Valle, de Majestic International– y se vendieron en 1 millón”. En Sandy Beach, los inversionistas compraron terrenos en 90 dólares por metro cuadrado en 2001. Ya construidos, el precio de venta era de 4,500 dólares por metro.

¿Qué motivó el ‘segundo aire’ de Puerto Peñasco? La inversión y la promoción por parte del gobierno estatal, aseguran algunos desarrolladores, fueron cruciales. Anuncios de obras como la Carretera Costera que acercará a la población de Arizona y California, fueron detonantes. La eventual inauguración de un nuevo aeropuerto con una inversión de 500 millones de pesos y la publicidad que la iniciativa privada pagó para promocionar el destino en el extranjero, también.

Entre 2002 y 2007, Rocky Point pasó de tener menos de 20 hoteles y propiedades en condominio, a casi 50. De 2000 a 2008, la población pasó de 26,000 habitantes a 76,000. La plusvalía de terrenos y construcciones subió en 10 años entre 800 y 1,000%. Esto provocó que los estadounidenses se acercaran y compraran para invertir, ya sea ganando en las rentas de sus condominios o revendiendo mucho más caro en tan sólo unos meses.

Entre 2002 y 2007 hubo un crecimiento económico de 12% anual. Parecía el paraíso. “Llegó un momento en que la gente nos preguntaba qué podíamos ofrecer, y eran muy pocas las propiedades (…) La gente llegaba y decía ‘qué tienes’, y compraban sobre dibujos. Les decíamos: ‘Tengo este proyecto’. Y contestaban: ‘Ah, me interesa’. Y conocían la propiedad pero por el terreno, había mucha preventa y mucha confianza”, describe Del Valle. Rubén Obeso, el taxista, vio cómo de ganar 400 pesos, llegó hasta 1,500.

El atorón
La desaceleración de la economía estadounidense y la crisis inmobiliaria que comenzó el año pasado llevó a Puerto Peñasco a un freno casi total. Tras una racha de cuatro años con ventas inmobiliarias históricas, el centro turístico se fue apagando. Más de 20 proyectos que estaban aprobados quedaron paralizados. Los gringos, 99% de los clientes para condominios, dejaron de comprar y empezaron a tratar de revender.

El director del grupo Sonoran Resort, cuyo principal inversionista es la familia del gobernador Eduardo Bours y que tiene cuatro desarrollos con casi 1,200 condominios en total, calcula que a la fecha se están tratando de revender unos 45 condominios, algunos de éstos por debajo de su precio original. Lo que empezó como un fenómeno de euforia para la inversión, ahora es, en algunos casos, un fenómeno que involucra enormes pérdidas.

“Pasamos de una situación de bonanza, de extrema demanda y desarrollo, a cero construcción y cero trabajo. De tener 1,200 empleados y 300 contratistas ahora somos siete personas”, dice Fernando Anaya, de Sonoran Resorts.

Sandy Beach Resorts, desarrollador de los dos más grandes proyectos, Esmeralda y Casa Blanca, reporta un cierre de ventas 2008 en ceros, en tanto que Sonoran Resorts vendió dos propiedades. Las Palomas reporta ‘ventas mínimas’ de no más de 20 unidades.

Así fue como 14 años después, la historia parece repetirse: un factor externo como la crisis paralizó un destino que se proyectaba superara en el corto plazo a grandes playas, como Cancún, Puerto Vallarta y Los Cabos.

La historia del fracaso de 1995 en el Proyecto Peñasco de Manlio Fabio Beltrones, achacado a una crisis económica, se repite, pero con variantes. En 2008, la recesión global y la crisis inmobiliaria en EU oprimieron al sistema de mercado y economía que imperaba en el puerto y lo reventó.

“Puerto Peñasco se pudo explotar porque está cerca del mercado objetivo y se dieron las condiciones; empezaron a hacer hoteles y condominios frente al mar, pero se les pasó la mano. Ahora están perdidos, fracasados y quebrados”, dice Hugo Delgado, ex secretario de Turismo del estado entre 1979 y 1985 y que ahora promueve inversiones turísticas.

“Todo es cíclico –dice Germán Uribe, sucesor de Delgado en Turismo–, la economía es cíclica. La parálisis inmobiliaria en el puerto ocasionó un ajuste natural de precios”.

Ovidio Pereyra, asesor de Terranova Investments de Puerto Peñasco, explica que por la falta de ventas los precios bajaron y lo que estaba inflado poco a poco se va ajustando.

“Este bachecito le está ayudando al mercado para estabilizarse, a estabilizar y bajar precios, hacerlos más atractivos para no vender unidades tan caras”, considera.

Según la ubicación y la propiedad, los precios han bajado de un 20 a un 40%.

La afluencia de turistas también bajó. Aunque el departamento de Planeación y Desarrollo Económico reporta una baja de hasta 15%, la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) registra una baja de un 80% en el consumo local.

La ilusión para Puerto Peñasco de reponerse del bache actual se resume en cuatro esperanzas: la inauguración del aeropuerto y la carretera costera, la diversificación del mercado y el paso del tiempo.

“Quizá no vamos a crecer este año, pero vamos a tratar de mantenernos en las mejores condiciones, invertiremos el año que entra para que en 2010 que empiece a desarrollarse la economía estemos adelantados”, comenta Óscar Palacio, de Visitantes y Convenciones.

Para los próximos dos años se prevé la construcción de un hotel Marriot que tendrá otro campo de golf, la culminación de más condominios y posiblemente una marina.

Además, el gobierno estatal negocia con empresas de cruceros, como Carnival y Holland America, la construcción de un homeport para viajes por el Mar de Cortés y el Pacífico que podrían empezar en unos dos años más.

Rubén, el taxista, dice no entender de política ni estar bien enterado de qué planes hay para el puerto. Lejos de ilusionarse con cruceros, campos de golf que nunca usará o aeropuertos que nunca ha necesitado, desea volver a los días buenos, a esos en los que no había tiempo ni necesidad de estacionarse fuera de un supermercado a acechar clientes.

Coordinadora: Ana Arana, becaria de la Knight International Journalism Fellowship.
Asistente: Daniela Guazo.

DOS ADMINISTRACIONES Y LA JOYA DE SONORA NO CUAJA
No es por falta de recursos; en dos gestiones se ha priorizado el despegue de
Puerto Peñasco.
Manlio Fabio Beltrones Eduardo Bours
Proyecto de 1992 Proyecto de 2003
• Internacionalización del aeropuerto. • Creación de la Carretera Costera que
acercará a Puerto Peñasco con el
turismo de California.
• Ampliación de la carretera. • Construcción de un nuevo aeropuerto
internacional.
• Regularización de la tenencia
de la tierra.
• Apoyo para promocionarel destino.
• Ordenamiento territorial. • Promoción también a través de
Sonoran Resorts.
• Facilidades fiscales para la
atracción de inversionistas.
• Mecanismo de subastas.
• Atracción de inversionistas.

Precios en dólares por m2
Año Área de Las Conchas Área Sandy Beach
1992 150 40
2007 1,000  1,000
FUENTE: Oficina de Convenciones y Visitantes de Puerto Peñasco.

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