Así sedujeron a México Madoff y Stanford
La historia es la misma por donde quiera que uno mire: a unos mexicanos adinerados les ganó la promesa de buenas ganancias sin impuestos en Nueva York o Antigua, todo bajo confidencialidad. Para Bernard Madoff y Allen Stanford, México fue un territorio fértil gracias al mito de que invertir en el extranjero era más seguro.
Pero no.
Los inversionistas que recuperarán la mayor parte de su dinero son quienes invirtieron con Stanford solamente en México. Nadie sabe cuántos cayeron víctimas de estos dos fraudes; quizá fueron 6,000 mexicanos, según los cálculos de algunos abogados. Pero los relatos se repiten: se trata de una historia de inocencia y codicia, y las pérdidas podrían sumar varios cientos y hasta miles de millones de dólares.“La verdad es que yo nunca analizaba mucho los estados de cuenta y, hasta por seguridad, los que llegaban a casa los quemaba”, dice una defraudada por el Fondo Optimal de Madoff –quien pidió el anonimato– que perdió unos 40,000 dólares.
“La operación la manejé siempre desde Houston y la tenía fuera por seguridad. No confío en ningún banco en México”.Las fortunas de familias mexicanas se fueron a morir en Houston. Algunas se fueron con Madoff vía el Fondo Optimal de Banco Santander, y otras pasaron por Texas en ruta a su muerte en la isla de Antigua.
Nunca podremos saber cuánto perdió el país ya que en muchos casos las víctimas no suscribirán las pugnas legales por miedo a ser identificadas y por lo tanto tener que explicar el origen de su dinero. Otros no querrán llamar la atención de las autoridades fiscales y otros buscarán pasar desapercibidos por razones de seguridad.
“Mientras todos ganan 12% nadie se queja, nadie se pone a preguntar cómo le hacen”, dice Andrés Borrego, director general de Credit Suisse en México. Muchos quizá están deseando haber hecho más preguntas, pues si se hubieran fijado más profundamente, los signos ya estaban ahí.
¿Cómo lo hicieron?
Bernard Madoff y Sir Allen Stanford son dos personajes que difieren mucho entre sí. Uno es un cosmopolita miembro de la élite judía neoyorquina y el otro, un locuaz texano que una vez enfureció a los jugadores de la selección inglesa de cricket al galantear con sus esposas en un torneo que él patrocinó en el Caribe, con 20 mdd al equipo ganador.Pero tienen algo en común: ambos convencieron a miles de inversionistas de que tenían una estrategia secreta para invertir y lograr ganancias por encima del promedio año tras año.
Desde que Charles Ponzi convenció a miles de trabajadores estadounidenses de que había descubierto un método infalible para hacer dinero en 1918, los inversionistas han caído presa de defraudadores así. No hay nada nuevo más allá del tamaño de las pérdidas. Si bien Madoff usó dinero nuevo para pagarle a inversionistas antiguos, Stanford aún no lo aclara. Lo que sí es cierto es que Ponzi mintió en lo referente a las inversiones seguras y líquidas. Entre los engañados estaban HSBC, PricewaterhouseCoopers y el banco Santander. En realidad ellos debían haber tenido más cuidado, pero no hicieron preguntas básicas sobre la manera en que se invertía y rastreaba el dinero; con esto, recibieron una lección que puede prevenir futuros desastres similares. O tal vez no. A todo el mundo le gusta creer que va por el carril de alta velocidad ganándole al mercado. Además, para los mexicanos existe el bono adicional de que el dinero está en dólares y lejos del alcance de Hacienda o de cualquier devaluación.
Hasta ahora, las investigaciones sólo han encontrado 1,000 mdd en las cuentas de Madoff, que básicamente irán a parar a manos de los abogados y contadores. Stanford no dice nada, ni siquiera al FBI. Todavía nadie sabe qué fue de los 8,000 mdd en activos que se suponía que tenían sus bancos.
“De las pocas cosas rescatables que yo veo de esta crisis es eso, el escrutinio que desgraciadamente por las malas experiencias vividas va a ser diferente”, dice Alejandro Ostos, socio del Bufete Ostos Abogados, que tiene muchos clientes afectados por estos fraudes.Las diferentes personalidades de los dos hombres se hacen más evidentes por la manera como encontraron clientes nuevos. Y en el caso de México, esto llevó a un perfil distinto de clientes.
Buscando clientes mexicanos
Bernie Madoff, visitante asiduo de los clubes campestres de Palm Beach –en donde tenía una mansión de 11 mdd– y de las fiestas de gala de beneficencia en Nueva York, ponía muchas trabas para que la gente invirtiera con él. Fue presidente del Nasdaq y estaba en el negocio de las inversiones desde 1960, sus clientes obtienen de manera consistente ganancias más altas de las habituales. En algunos círculos, invertir con él se convirtió en un símbolo de estatus.
“La gente llegaba y le decía, ‘quiero invertir contigo’, y él decía, ‘bueno, déjame revisar tu perfil, voy a ver si me conviene, voy a ver si puedo tomarte’. Era un tipo muy hábil”, cuenta Ostos.En consecuencia, Madoff atraía a mexicanos muy ricos, algunos lo conocieron en Florida, pero la mayoría, incluyendo a muchas familias de Monterrey, supieron de él a través del banco Santander y su Fondo Optimal.
Todos pensaban que obtenían increíbles ganancias pero en realidad estaban pagando su pent-house en Manhattan y su yate en la Riviera Francesa. Pero Allen Stanford nunca le dijo no a nadie. Incluso aceptó el dinero de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, y entregó cerca de 3 mdd al gobierno de EU cuando éste murió, según un reporte de ABC News.Su estrategia para conseguir clientes mexicanos era muy sencilla; pagaba muy bien para contratar ejecutivos de otras instituciones que traerían con ellos su cartera de clientes. Y les montaba oficinas impresionantes en Polanco.
“Stanford comienza a fusilarse gente de otras entidades. ¿Por qué? Porque traen cartera, sus clientes, les ofrecía sueldos altísimos… les duplicaba el sueldo”, dice Enrique Arias, director de Registro y Análisis Financiero en la Condusef, el órgano de gobierno que defiende a los usuarios en el sector financiero y quien conoce personalmente a algunos vendedores.
La Comisión Bursátil y de Valores de EU (SEC) descubrió en su investigación sobre las compañías de Stanford que los vendedores recibían una comisión de 1% por la venta de certificados de depósito y hasta 1% anual siempre y cuando los inversionistas dejaran su dinero en la firma. Las recompensas eran más del doble de lo acostumbrado en la industria
En 2007, Stanford pagó 291 mdd por gastos de gestión y comisiones, cerca de 80 mdd más de lo que pagó en 2006. “Su mercadotecnia era muy hábil, como el obelisco sobre Reforma, frente al Hard Rock Café, también tenían muy buenos ejecutivos. A los mejores clientes los llevaban a Houston y Antigua en jets privados”, cuenta Mark Slevin, un ejecutivo de deVere and Partners, una firma de asesoría financiera en la Ciudad de México.
Slevin trataba de mantener a sus clientes fuera del alcance de Stanford. “Ellos ofrecían algo muy atractivo”, tanto que era difícil de creer”, dice Slevin. “Éste es un negocio de alto riesgo, así que si no hay éxito, algunos hacen trampa”.
Aparte de su mercadotecnia, Stanford y Madoff hacían ofertas difíciles de superar. Madoff ofrecía a algunos clientes un retorno anual de 46%, dice la SEC. El retorno a la cartera de Stanford International Bank, la entidad en Antigua, era 11% en 2006, 11.4% en 2007 y 6.0% en 2008. En esos años, el S&P tuvo rendimientos de 12.8%, 3.8 y -38.4%.
Es probable que Stanford intentara deslumbrar a sus clientes con tecnicismos. Los folletos de la empresa están repletos de términos financieros con los que pretendía envolver a sus clientes en una falsa idea de seguridad. Sin embargo, no revelaban detalles concretos.
The Eagle, la revista interna de la compañía (véase extracto pág. 52), ilustra todo esto. Un párrafo en un artículo dice: “Si bien el modelo de inversión de Stanford emplea una combinación compleja de modelos cuantitativos y cualitativos de selección … El inversionista sofisticado podrá comprender rápidamente la mecánica de este enfoque de inversión que en su naturaleza es sencillo”. Sin embargo, no hay ni una sola explicación en sus 58 páginas a todo color.
Aun así, dedica dos páginas al nombramiento de Allen Stanford como caballero, lo cual da la falsa impresión de que la reina de Inglaterra le confirió tal honor. En realidad, quien lo hizo fue el gobierno de Antigua, pues era un benefactor generoso y probablemente el mayor propietario privado en la isla. Incluso le prestó al gobierno 85 mdd, que nunca cobró. La revista se dedica a hablar de conceptos huecos como “Hay que evitar la volatilidad de los mercados”, algo que ninguna compañía financiera ha mencionado en años recientes.
La oferta final al cliente promete ganancias regulares de entre 6 y 12% dependiendo de la tolerancia al riesgo. Esta promesa de ganancias casi garantizadas es lo que engancha a un cliente en un mundo lleno de incertidumbre. “Tú ves que en Stanford hay gente mucho menos sofisticada que en Madoff porque para Madoff ya tenías que ser cliente de cierto nivel en Santander para que te llegaran a ofrecer”, dice Ostos, el abogado.
Standford tenía oficinas en México que ofrecían inversiones en el mercado local. Pero su propósito principal era llevarlos a Houston o a Antigua mediante indicaciones veladas de que las ganancias serían mucho mejores. Esto resultó ser una trampa para moscas. Y el hecho de que uno de sus fondos invirtiera con Madoff demuestra lo sofisticada que era la estrategia.
Señales de alerta
Lo más triste es que mucho de esto pudo haberse evitado. Las señales de alerta estaban allí, en ambos casos, desde hacía años. Las autoridades de EU ya habían multado a Stanford y el gobierno británico cerró uno de sus bancos en el Caribe, en la isla de Montserrat. Madoff también fue investigado por realizar actividades comerciales ilegales.
Con una visión de 20-20 resulta fácil ver las señales ahora, pero algunos las vieron antes. Harry Markopoulos, un respetado analista de la industria, envió un reporte a la SEC, en 1999, en el que alegaba que no era posible que Madoff obtuviera legalmente las ganancias que ofrecía. En 2005 presentó un documento de 21 páginas, al que Expansión tuvo acceso, en el que explicaba por qué pensaba que “Madoff era la estratagema de Ponzi más grande del mundo”.
Muchas otras personas de la industria tenían sospechas también, pero Madoff tenía buena relación con los funcionarios del sistema financiero, como había sido presidente del Nasdaq y nadie quería alborotar las aguas.
La SEC ha sido muy criticada por su inactividad, y más por aquellos a los que sí denunció, como es el caso del empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego, quien pagó 7.5 mdd en 2006 por cargos en su contra, y a quien se le prohibió ser ejecutivo o director de cualquier empresa pública en EU.
“Cuando me comenzaron a investigar a mí, al mismo momento empezaron a investigarlo, a Madoff, y ¿qué pasó?, ¿qué le pasó a la SEC?, ¿dónde estaban? O ¿qué vieron?”, dice Salinas Pliego desde su oficina en México.
Aksia, una compañía estadounidense que realiza investigaciones y asesorías para fondos de inversión, también observó a Madoff y aconsejaba no invertir allí porque las cifras no coincidían. Aksia descubrió que aunque Madoff aseguraba que invertía en opciones del Índice 100 de S&P, el mercado era demasiado pequeño para los 13,000 mdd que decía tener en este mercado.
Es más, Aksia rastreó a los auditores de Madoff y descubrió que eran sólo tres personas en un pequeño local en un centro de oficinas en las afueras de Nueva York. Y uno de ellos tenía 78 años y vivía en Florida. Esto no era difícil de encontrar si se miraba un poco más allá de la superficie. Y por si fuera poco, Madoff dijo a algunos clientes que había invertido en un fondo que había cerrado tres años antes.
Ver a través de Stanford era aún más fácil. Tenía todo un historial de problemas con las autoridades financieras y sus declaraciones sobre su estrategia de inversión no tenían ningún sentido. “A mediados de 2007, yo tenía clientes mexicanos que preguntaban por Stanford porque habían oído hablar de sus ganancias. Nuestros investigadores decían que bajo ninguna circunstancia recomendáramos la inversión”, dice Slevin. “La calidad de la protección no era buena y las ganancias no eran verosímiles”. Pero no todos siguieron su consejo y movieron su dinero a Antigua. “Tras la noticia, mi teléfono no paraba de sonar”.
El hombre que derrumbó a Stanford era un bloggero solitario de Florida, quien después del caso Madoff se fue a cazar a un segundo. Primero se fijó en el índice de crecimiento en los depósitos, 34% en un año, y concluyó que es muy difícil que una compañía mantenga rendimientos tan altos. Cuando los depósitos crecen a ese ritmo, es difícil encontrar oportunidades. Sólo 75 personas trabajaban para el banco y manejaban más de 8,000 mdd. La última señal fue la firma auditora, una oficina local de Antigua que manejaba un hombre de 72 años. Bueno, sí, también había un granjero texano de 85 años en esa dirección.
Con este blog, que rápido se difundió por todo el mundo en la red, Alex Dalmady acabó con la fiesta en el Caribe.
¿Y ahora qué?
]Los inversionistas están vueltos locos viendo qué pueden hacer, llamando a sus abogados y lloriqueando por la falta de supervisión gubernamental. Algunos de los mexicanos que invirtieron con Madoff pueden recuperar algo de su dinero, pero no todo el que ellos pensaban que tenían, ni por parte de Madoff, sino por parte del banco que invirtió por ellos.
El panorama para los inversionistas de Stanford tampoco es alentador. Un juez nombró a Ralph Janvey para hacerse cargo del imperio de Stanford, el cual incluye 75 compañías, entre ellas, restaurantes, campos de golf, cinco jets privados y un yate. Algunos de sus bienes están en Venezuela, Colombia y en las islas Vírgenes, y pueden pasar años antes de aclarar cuáles son. De todos modos, los únicos que seguramente obtendrán alguna ganancia serán los abogados.
Los asesores han respondido lo mejor que pueden. Un afectado que pidió el anonimato cuenta cómo conoció al hombre que ofreció su asesoría cuando se dio a conocer la noticia. “Me citó el 28 de enero a las 13:00 en el Starbucks de Polanco, frente al hotel Nikko (DF), y me dijo que tenía un rally de 50 entrevistas con sus clientes mexicanos afectados y que tenía su agenda con una cita cada 30 minutos”, dice. “Lo vi apurado, nervioso y repetía que tenía una agenda muy apretada”. Él había invertido 40,000 dólares.
“Si te ofrecen algo en un paraíso fiscal, estás tomando riesgos innecesarios para evitarte el pago de impuestos, pero ahora has perdido más”, dice Arias, de Condusef.
Abogados de EU han estado llegando para ofrecer un caso en contra de Madoff por una cifra inicial de 1,000 hasta 5,000 dólares, dependiendo de la cantidad que se hubiera invertido. Con esto se paga a alguien para que haga el papeleo, ya que, con el tiempo, el escenario más probable, según los abogados, es el de un caso de demanda colectiva. Los abogados se quedarían con 20 o 30% de lo que quede. Un juicio de este tipo normalmente tarda entre dos y cinco años.
Una mejor solución para muchos es demandar al banco Santander, que con su Fondo Optimal fue la mayor fuente de clientes mexicanos para Madoff. Cremades & Calvo Sotelo, una firma de abogados de Madrid, armó un grupo global de 34 despachos en 21 países para iniciar una demanda colectiva.
El periódico Reforma también publicó una serie de anuncios de unos abogados de Miami que desde allí detectaron el aroma de la oportunidad. En los anuncios se publicaba un número telefónico y se invitaba a los defraudados a reunirse en hoteles de lujo, como el Four Seasons. Expansión intentó localizarlos sin éxito.
Santander, que declinó hacer comentarios para este artículo, no es como se cree el malo de la película. La institución ha ofrecido compensaciones a sus clientes, como paquetes de acciones convertibles equivalentes al valor de su inversión inicial más un cupón adicional de 2% anual. Desafortunadamente, alguien que haya invertido hace 10 años con Madoff habría pensado que el valor de su inversión era cinco veces mayor, por lo que muchos clientes rechazaron la oferta de Santander. Quienes aceptaron los paquetes accionarios no podían tocarlos durante 10 años.
Por otro lado, Santander podría demandar a HSBC y PricewaterhouseCoopers, firmas a las que contrató para supervisar el fondo. Incluso, había una oficina con 70 personas en Suiza para asegurarse de que todo funcionara con precisión.
Es normal que algunos clientes huyan de la publicidad que un juicio pudiera generar. Un abogado texano del caso Stanford ya solicitó al juez que no se divulguen los nombres de sus clientes por temor a los secuestros en América Latina. Los otros inversionistas pueden estar en la misma situación. “Incluso puede haber mexicanos que invirtieron con Madoff que no han levantado la mano para decir, porque su dinero quién sabe de dónde venía”, advierte Ostos.
Surgirán más detalles mientras los inversionistas esperan las resoluciones. Mientras tanto, aquel cliente que perdió 40,000 dólares de sus ahorros, y que no es rico en comparación con otros defraudados, cedió y terminó aceptando la oferta de Santander.
Tendrá que esperar una década para recuperar algo de su dinero, quizá 40% de su inversión inicial en términos reales. De esta forma murieron sus sueños de seguridad financiera, como los de otros miles. Su buena educación acaba cuando recuerda el primer email oficial de su corredor: “Me tiró los huevos al suelo”.
EL CISNE NEGRO Y LA CRISIS PREVISIBLE 1. Los bancos y los fondos de cobertura nos convencieron de que eventos raros e improbables eran más raros de lo que podríamos pensar. Pero son de lo más común, y esto destruyó los sofisticados modelos matemáticos que se suponía hacían que el mercado hipotecario de EU fuera a prueba de fuego. 2. Los eventos extremos también suceden, y tienen serias consecuencias como las del 11 de septiembre de 2001. 3. Sócrates tenía razón: sabemos menos de lo que pensamos, así es que tenemos que ser más cuidadosos. 4. ¿Por qué la gente confía en los expertos si una y otra vez la experiencia los contradice? 5. Una vez que pasó el evento lo examinamos con lupa y explicamos las razones, cuando en realidad nadie entiende la complejidad del mundo moderno. El propio autor de El cisne negro, que tenía una carrera exitosa en diversos bancos, dice que la crisis actual era totalmente predecible pero como no creíamos que los eventos extremos podían suceder caminamos directamente hacia ella. |
IMPERMEABLES
Después de Bernie Madoff parecía que no iban a darse más casos de fraude… hasta que explotó Stanford. Aquí algunos tips (si invierte en Estados Unidos) para que los ahorros no se esfumen bajo ninguna pirámide italiana:
• Los ahorradores casi siempre recibirán un trato preferencial por parte del gobierno de EU en caso de una quiebra o salvamento de un banco. Por lo tanto, asegúrese de que su dinero está bien depositado (como en una cuenta de cheques o de ahorros).
• Esté seguro de que su cuenta está protegida por el Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC). Trate de maximizar sus cuentas de ahorro o de cheques con una protección del FDIC. Mientras más beneficiarios tenga, el pago del seguro será mayor. (Hasta 250,000 dólares por beneficiario y hasta cinco de éstos.)
• Asegúrese de que su cuenta está protegida (algunas cuentas o instrumentos no lo están.) Pero también tome en cuenta que el FDIC podría tener problemas de liquidez en caso de una crisis bancaria de gran envergadura, por lo cual podría tomarle varios años el pago a los ahorradores.
• Cuentas múltiples con el mismo nombre o beneficiario directo podrían no recibir una protección completa por parte del FDIC. Por ejemplo, si invierte 250,000 en Citibank y otros 250,000 en Chase (directa o indirectamente, por medio de una de sus empresas) y estas dos compañías quiebran, sólo recibiría protección por 250,000 dólares.
• Tenga cuidado con los depósitos estructurados, porque pueden poner en riesgo su capital, por ser depósitos que tienen derivados.
Otras consideraciones:
1. Los bancos pequeños serán considerados como no estratégicos y pueden recibir poco o nulo apoyo del gobierno de EU si se caen.
2. Es posible que tenga pérdidas debido a las deudas del banco y algunos credit default swap (como el CDS, un contrato de seguro, en donde a cambio de pagar una prima, el tenedor de un crédito puede asegurarse ante el riesgo de impago de un crédito que haya concedido). Los CDS serían rasurados en caso de un salvamento del gobierno.
3. Podría sufrir pérdidas enormes, y hasta totales por deudas subordinadas de su banco, puesto que serían recortadas en caso de un salvamento del gobierno, o si de plano no hay ningún tipo de ayuda.