Codusa anuncia su nuevo plan de negocios
En octubre de 2008 todo estaba en contra de Corporación Durango (Codusa). El inicio de la crisis, el elevado costo de los insumos, la pobre liquidez y 1,520 millones de dólares (mdd) en pasivos impedían al mayor fabricante de papel en México pagar un vencimiento de 542 mdd de bonos internacionales.
Miguel Rincón, presidente de la compañía, decidió ingresar la empresa, por segunda ocasión, a un proceso de concurso mercantil. Era la única alternativa para reestructurar sus finanzas ante el desplome de la industria del papel y empaque y los vaivenes abruptos que registraban los mercados financieros.
“Nos anticipamos a la gravedad de la crisis”, dice Rincón, quien no oculta su satisfacción. Y cómo no, si a finales de julio, nueve meses después (tiempo récord para estos procesos), alcanzó un acuerdo con JP Morgan, Deutsche Bank, Credit Re Financial y Gramercy Investment, acreedores a los que cedió 6% de las acciones. Esto se realizó después de que la familia Rincón recompró 35% de las acciones de la controladora, elevando su participación a 75%.
A diferencia de muchos empresarios que todavía ‘satanizan’ la figura jurídica del concurso mercantil, Codusa palpó una vez más los beneficios de esta figura jurídica que en 2004 le permitió bajar su deuda de 1,140 MDD a 640 MDD. Esta vez, en medio de un entorno adverso, logró una reestructura exitosa: su deuda descendió de 542 MDD a 250 MDD con una tasa promedio de 7.2% a pagar en siete años sin garantías de prendas ni hipotecarias.
Nuevo plan de negocios
Ya sin la presión de los acreedores, y con una deuda que representa 20% de sus activos, rango adecuado si se considera que a nivel internacional el apalancamiento de la industria papelera es mayor a 50%, Corporación Durango (cuyas ventas en 2008 sumaron 14,600 MDD) deberá virar –con más rapidez– su timón hacia el mercado verde, color sobre el que camina ya la industria internacional.
Para ello el equipo ejecutivo, encabezado por Rincón, ha diseñado un plan de negocios para los próximos años.
Rincón adelanta que el plan descansa en tres ejes: la orientación de los procesos hacia una nueva tecnología de escala, la fabricación de productos ecológicos sustentables y un crecimiento de la infraestructura con recursos propios, que se complementen con algo de financiamiento de los proveedores de equipo y maquinaria.
Con 40 plantas (ocho fábricas de papel, 21 de empaque y conversión y 11 centros de acopio y recolección de fibras recicladas), Codusa da empleo directo a 8,000 personas y genera 3,850 empleos indirectos.
En los siguientes siete años, la empresa pretende construir 15 megaplantas en zonas estratégicas del país que absorberán 26 fábricas (que emplean a alrededor de 5,000 trabajadores que elaboran 65% de empaques de cartón, 15% de sacos de papel y 20% de papel bond), en la medida que el flujo de operaciones permita sustituir las fábricas más antiguas y menos competitivas.
El plan incluye la capacitación y la reubicación de 8,000 trabajadores, en las nuevas instalaciones. Tal y como sucedió este año con el cierre de dos fábricas pequeñas para arrancar la primera megaplanta en Apodaca, Nuevo León, en julio pasado. La nave aumentará la producción de empaques de cartón corrugado de 65,000 a 100,000 toneladas por año.
Este mes, Rincón negociará las condiciones que ofrecen tres gobiernos estatales del Bajío para alojar la segunda megaplanta, cuya construcción se prevé para el siguiente año y que empleará a unos 750 trabajadores y producirá 110,000 toneladas anuales de cartón corrugado. En 2011, se proyecta colocar la tercera megaplanta en el Valle de México, con una capacidad instalada similar.
La compañía, con sede en Durango, también planea edificar tres plantas de cogeneración de energía eléctrica, una cada dos años. El primer proyecto podría comenzar a desarrollarse este mes.
Un acuerdo de confidencialidad le impide a Miguel Rincón hablar –por el momento– sobre el monto de las inversiones que requerirá la construcción de las megaplantas y el proyecto de cogeneración de electricidad.
Hace 25 años, Codusa no fabricaba ni una tonelada de papel; hoy con 40 plantas es el mayor productor de papel en México. Sin embargo, su participación no pinta en el mercado internacional. Datos de la Cámara Nacional de la Industria de la Celulosa y del Papel (CNICP) indican que en el país se transforman 4.6 millones de toneladas de papel mientras que en el mundo la cifra es de 366 millones de toneladas.
Pero si se habla de diversificación, el rey es Kimberly- Clark, que en México domina el mercado de pañales, papel higiénico y otros artículos desechables. De los 21,500 millones de pesos en ventas en 2008, 93% provino del mercado nacional.
A conquistar el mercado verde
El plan de negocios de Codusa se inserta en la tendencia creciente del mercado verde. Los consumidores (en especial los de Estados Unidos) entienden cada vez más que el consumo de productos sin reciclar impacta al medio ambiente.
Las empresas papeleras, por su parte, tienen que poder comercializar productos verdes, pues esto vale más para sus ganancias y su sobrevivencia que disminuir las emisiones de dióxido de carbono, según analistas del sector.
A partir de 2000, el apetito por los productos verdes se hizo más evidente en países como Japón. La compañía Kao anunció ese año el desarrollo de una tecnología para producir botellas de papel usado que serían tan o más resistentes que las de plástico reciclado e igual o más baratas para producirse en masa y volverse a reciclar.
Otras multinacionales, como Kimberly-Clark, llevan a cabo agresivas campañas publicitarias para poner en los anaqueles de los comercios papel higiénico, servilletas, pañuelos y pañales desechables elaborados con materiales reciclados.
Poco a poco, Codusa ha adoptado estas reglas de producción. En los últimos ocho años invirtió alrededor de 300 MDD en tecnología y en procesos químicos para certificar todas las plantas en la categoría ‘libre de cloro’ y de ‘productos 100% reciclables’.
Además recicla 45% del papel que se desperdicia en el país.
Al segundo semestre de este año, 72% del total de los productos de Codusa cumplían con la certificación verde y en cinco años será 100% debido a que se espera un crecimiento en la demanda de sacos de papel que sustituirán las bolsas de plástico.
El calentamiento global y la preservación de recursos naturales están marcando la pauta de producción. “La tendencia apunta hacia la fabricación de empaques de cartón, sacos de papel y papel periódico más delgados, resistentes y reciclables”, acepta Miguel Rincón. En México, las trasnacionales como Xerox y Wal-Mart se encargaron de importar esa práctica, que está siendo adoptada por las empresas nacionales y por consumidores.
Escepticismo
Si bien, la reestructura financiera le da a Codusa un respiro, los analistas están escépticos de que la compañía pueda llevar a cabo su estrategia de negocios manteniendo una estructura financiera relativamente sana. Esto, debido a que la industria papelera es muy intensa en capital. Por ejemplo, si Corporación Durango quiere vender 100 MDD debe invertir 150 MDD en activos fijos. Esto se traduce en un elevado nivel de apalancamiento (65% de promedio en la industria papelera y forestal, según datos de la CNICP).
“El peor escenario para Codusa es que se vuelva a endeudar”, dice Francisco Suárez, director de análisis de Actinver.
De ahí que la compañía deberá mantener una operación con un costo unitario mínimo y una estructura de capital sostenible para todo el ciclo económico.
Si la expansión de las megaplantas eleva la deuda o se revierte el ciclo económico de manera inesperada, la papelera podría regresar a una situación más endeble que la que observaba en 2008, advierte Suárez.
De ahí que mantener un nivel de liquidez adecuado deberá ser la prioridad de Corporación Durango, considera Federico Hernández, miembro de la firma de consultoría KPMG.
Comenta que ante el temor de que el estancamiento económico mundial se prolongue durante la mayor parte de 2010, otros corporativos se apresuran a renegociar sus deudas a costos muy altos.
Aunque el apalancamiento de Codusa es menor al promedio de las emisoras de la Bolsa (20% contra 42%), “la reestructura financiera no garantiza nada”, subraya Suárez. Y la cautela del analista tiene sustento.
Hay factores que Codusa no puede controlar: el precio de la celulosa en el último año ha caído de 906 dólares por tonelada a unos 500 por tonelada; el aumento en el costo de los energéticos y la electricidad, así como un incremento en la mayoría de los insumos que se importan de Estados Unidos y Canadá, por la variación del tipo de cambio.
Pero en su oficina de la Ciudad de México, decorada con banderas de México de diferentes tamaños y texturas, donde se realizó la entrevista el pasado 30 de julio (días después de que terminó el concurso mercantil), Miguel Rincón desborda optimismo. Como si ya estuviera curado de espanto.
“La reestructura nos deja con una posición sólida y de flexibilidad financiera que posiciona a la compañía para enfrentar ésta y otras tres crisis de igual magnitud”.
Pareciera que Rincón ya olvidó aquel 2003 cuando su deuda neta alcanzó el punto más alto al sumar 2,140 millones de dólares equivalentes a 85% del valor de sus activos.