Daniel Servitje, empresario de valores
Lo conocí hace muchos años en una visita a la fábrica de Tía Rosa, en Toluca. Poco después entablamos una buena amistad.
Hombre optimista por naturaleza, que ha demostrado con hechos concretos las agallas y el empuje con que cuenta.
Daniel es uno de los mejores empresarios que he conocido en mi vida y buen trabajo le ha costado llegar a donde se encuentra. Líder nato que siguiendo los pasos de su padre y de su tío ha llevado a Bimbo a ser la panificadora más grande del mundo.
Aprendió el negocio desde muy joven, en la secundaria. Todos los veranos iba a trabajar a las plantas y le tocó pasar por todos los departamentos, de tal forma que cuando terminó la carrera ya conocía la operación. En Ventas recorrió todos los puestos, desde vendedor hasta divisional de ventas y todo este entrenamiento le dio una clara visión del negocio.
Comparto con Daniel el gusto por consumir lo que fabricamos, él, Bubulubu y Pingüinos, y yo, Choco Lala y Yomi Lala.
Los hijos son el reflejo de los padres y Daniel ha tenido la suerte y el privilegio de contar con el ejemplo y la enseñanza que ellos le dieron. Le enseñaron a querer a México y le forjaron valores profundos que transmite con su actitud y con el desempeño de la empresa que encabeza.
Es un hombre de carácter y fuertes convicciones que alza la voz cuando es necesario defender los intereses del país, los intereses de la familia y también las causas ambientales. No es de los que se sientan para ver pasar las cosas o de los que se quedan en la orilla para que alguien tome la iniciativa, además ha tenido la suerte y el buen juicio de encontrar en su vida a Bibiana, que es su mejor compañera de viaje.