Lo que empezó como una práctica escolar se convirtió en
. Álvaro Pacheco Gil, con su profesor y sus compañeros de maestría, inició en 2007 una empresa de limpieza de autobuses que crece como la espuma.Lavar autobuses de pasajeros parece una labor sucia e informal; sin embargo, para 20 alumnos de la maestría en Administración de la Escuela de Graduados en Administración y Dirección de Empresas del Tec campus Santa Fe, se transformó en una oportunidad para asociarse y crear Selicam.
Primero,
ofrecieron a las líneas de autobuses contratar al personal que ocupaban para realizar la limpieza de los vehículos y hacerse cargo de la nómina.En 2007, cuando constituyeron Selicam (con una aportación individual de
) iniciaron con dos empleados. Hoy, la compañía tiene una plantilla fija de 92 trabajadores.El número de socios disminuyó a 16, de los cuales sólo el profesor Pablo Galindo, Álvaro Pacheco, Pablo Resendiz y Víctor Salcedo participan en el consejo de administración.
Lo más difícil, recuerda Álvaro Pacheco (34 años), fue
, y lidiar con sindicatos. Valió la pena: en 2007 facturó un millón de pesos y en 2009, la cifra superó los 10 millones.Los socios empezaron dándole servicio a la línea de autobuses de pasajeros Herradura de Plata. Sumaron como clientes a Ómnibus Cuauhtémoc, Vía y Autobuses Zinacantepec.
El reto para Selicam fue doble. Por un lado, abrir brecha en el mercado de limpieza integral de autobuses, e ir a contracorriente en un momento de doble crisis para el transporte de pasajeros, a causa de la desaceleración económica y la epidemia por la influenza AH1N1. Aun así, sus ingresos aumentaron.
Pacheco resume así la clave de su éxito: "Ofrecemos precios competitivos y justos, lo que significa que sacrificamos nuestro margen, pero a cambio ganamos volumen; garantizamos calidad y puntualidad y, sobre todo, tratamos de dar buenos salarios para mantener al personal". La mano de obra representa 60% de los costos.
El joven empresario señala que en 2011 Selicam incursionará en el servicio de limpieza de edificios.