El jueves 14 de noviembre de 1996 los diputados del PRI cavaron la tumba de ese partido.
-
El golpe fue tan artero, tan burdo, tan cínico, que el Gordo Basurto está considerando regresar a la vida contemplativa de su mercería y abandonar todo proyecto quijotesco.
-
Quien quiera que siga a los diputados del PRI en su aventura revanchista, en la rebelión de los dinosaurios, se precipitará a la misma fosa.
-
Echar para atrás la reforma electoral pactada entre los principales partidos políticos fue una muestra de que el viejo PRI no tiene remedio: además de arrogante es estúpido.
-
Es cierto que había un punto en que los consensos previos entre partidos chocaron: el monto del financiamiento público para campañas electorales. El PRI dijo desde un principio que quería una cantidad multimillonaria de nuestros recursos (del dinero de los temerosos contribuyentes a quienes se amenaza con penas infernales para que cumplan puntual y rigurosamente con los tributos debidos al gobierno), el PAN y el PRD no estuvieron de acuerdo y pedían menos dinero público. A partir de esa discrepancia, los diputados del PRI echaron para atrás otros acuerdos pactados, le enmendaron la plana a la iniciativa presidencial (mientras Ernesto Zedillo visitaba los lares del señor Menem en Argentina) e hicieron lo que se les dio su regalada gana. Días después cobraron su modesto aguinaldo (de $24,000 a $36,000 pesos, si no me equivoco) ganado a pulso por sus invaluables -servicios a la patria.
-
Desde los argumentos invocados por el señor Santiago Oñate, presidente del PRI, para exigir cuantioso financiamiento público con el fin de pepenar votos, debimos haber sospechado que algo grave se cocinaba. No es posible que todo mundo se haya quedado tan campante cuando el señor Oñate explicó que eran necesarios los multimillonarios fondos públicos para evitar la fea tentación de que los partidos se financiaran con dinero mal habido, digamos los recursos del narcotráfico. O se trataba de un burdo chantaje a toda la sociedad (págame tú mi capricho, para que no lo hagan los narcos) o de una virtual confesión de que ello pudo haber sucedido en el pasado. De cualquier forma es repugnante.
-
A esto se sumaron los resultados electorales del 10 de noviembre en los estados de México, Coahuila e Hidalgo, en los que el PRI cosechó varios reveses en los municipios más poblados. ¿Ante este avance de la oposición el PRI lo pensó dos veces y decidió, por enésima vez, faltar a su palabra y dar marcha atrás a lo acordado con tantos esfuerzos? Es probable. De paso, le cargaba la factura al presidente Zedillo. Porque ya se sabe, si se trata de un triunfo (como el de agosto de 1994) el viejo PRI lo abona a su cuenta, pero si hay una derrota de por medio ahí están el Presidente y la política económica para echarles la culpa. Total, el -neoliberalismo y la tecnocracia son demonios que aguantan eso y más.
-
Hace muchos años leí un excelente poema de Gabriel Zaid (versión de un soneto de Shakespeare) que decía entre otras cosas:
-
Asqueado de todo esto, preferiría morir.
-Ver la conciencia forzada a mendigar.
-Y el sol tapado con un Dedo
-(...)
-Y la esperanza derrochada en sueños de café
-(...)
-Y la justicia, ciega de furia, a dos manos: con espada y balanza
-(...)
-Y la estabilidad oliendo a establo
-(...)
-Asqueado de todo esto, preferiría morir
-De no ser por tus ojos, María,
-Y por la Patria que me piden.
-
Si creen que nos vamos a refugiar en la contemplación (digamos en una mercería como el Gordo) o en el silencio, se equivocaron.
-
María, Juan, Pedro, Mariana, Patricia, Verónica, Teresa... nos piden otra Patria.
-
Señores del viejo PRI: su cadáver ya apesta. Esta nueva afrenta se las cobraremos los ciudadanos libres en las urnas. No les quepa duda.
-
La última paletada de tierra la recibirán el próximo verano. Al tiempo.
-
El autor es director editorial de noticiarios de TV Azteca y colaborador de -El Economista.