Uno de los argumentos más utilizados para legitimar las políticas de apertura y desregulación de las actividades económicas, se centra en la capacidad del mercado para asegurar una eficiente asignación de los recursos y factores productivos de acuerdo con el potencial de negocios de cada sector o agente económico.
- Sin embargo, la realidad mexicana no parece cumplir con esta máxima económica y uno de los ejemplos más claros de esta desviación se encuentra, precisamente, en la asignación del crédito, uno de los recursos más importantes para el desenvolvimiento de las actividades económicas.
- Según el Banco de México, el crédito total asignado por la banca comercial y de desarrollo a los diferentes agentes económicos ascendió, en los primeros 10 meses de 1994, -a casi N$ 720,000 millones de nuevos pesos, 23.3% más que el volumen de créditos asignados durante todo 1993.
- Por sectores, 73.5% del total (N$629,000 millones de nuevos pesos) fue asignado por la banca comercial y 26.5% (N$190,000 millones de nuevos pesos) por la banca de desarrollo.
- Por tipo de usuario del crédito, 87.4% (N$629,000 millones de nuevos pesos) correspondió al sector privado y el resto a los gobiernos federal y estatales. En el caso particular de la banca de desarrollo, los créditos al gobierno absorbieron 40% (N$76,000 millones de nuevos pesos).
- Por sector de actividad económica, el sector servicios recibió 47% de los créditos asignados; la industria de la transformación, 13.1 %; la construcción, 6.2%; el sector energético, 2%; y las actividades agropecuarias, 6.8%.
- A pesar de que, en general, las actividades económicas recibieron un aporte crediticio más o menos equivalente a su participación en el PIB, en el caso de la industria de la transformación no ocurrió esto: mientras esta actividad aporta 22% del PIB nacional, sólo recibió 13.1% del crédito total. Lo más inquietante fue que el sector manufacturero sólo captó 5% de los créditos otorgados por la banca de desarrollo, en momentos en los que era muy importante apoyar esta actividad. Así, uno de los imperativos de la política económica será, sin duda, mejorar los mecanismos de asignación de los escasos recursos financieros a las actividades económicas. Deben determinarse criterios que permitan a las actividades fundamentales acceder a los recursos necesarios para su expansión y desarrollo.
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- CONSTRUCCIÓN, VÍCTIMA DE LA CRISIS - |