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Administración <br>No abuse de los empl

El autor es profesor de Dirección y Liderazgo de la Universidad Marista (CUM)
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

La crisis económica, que todavía no finaliza y que está en una etapa de recuperación aún insuficiente, es un peligro potencial para las empresas y la sociedad en su conjunto. En muchas ocasiones, la emergencia financiera se materializa en abuso y abandono del trato humano para los trabajadores, en un afán de los empresarios por aumentar la productividad y aliviar así los síntomas de la recesión. Sin embargo, la empresa es el órgano económico de la sociedad y su objetivo último es servir al bien común, por lo que no existe fuente sobrenatural o terrenal justificante de una autoridad déspota que sustituya al mando legítimo y humano de una gerencia sensata.

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Investigaciones que analizan el deterioro de las relaciones laborales a partir de la crisis económica que estalló el año pasado, consideran alarmante que la respuesta más frecuente dada por los trabajadores sobre el estado que guarda el factor humano en empresas medianas del área metropolitana sea: “Trabajo y permanezco en esta empresas porque no me queda de otra y mi plan es sólo conservar mi empleo”.

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Según los consultores creadores de los estudios, la causa principal de esto es la “falta de un auténtico liderazgo, que en cambio se caracteriza por la exageración en el manejo de la autoridad o el poder que otorga la posición”. Por eso es de importancia fundamental que, en los tiempos de recuperación económica que vive el país, las empresas comprendan las teorías de la administración y la organización para entender la naturaleza de “las relaciones de dependencia”.

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En medio de los efectos de la crisis económica, los administradores deben depender cada día menos de la autoridad, como método principal para influir y lograr los objetivos de la organización. Libros, conferencias, cursos de alta dirección y artículos sobre las actuales modas administrativas, subrayan que las compañías dependen demasiado de los empleados como para abusar de ellos con medios unilaterales de control. El objetivo es lograr un equilibrio entre dependencia y autoridad para ir acercándose al ideal de la interdependencia, como sucede en los países desarrollados.

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Cómo evitar el autoritarismo
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El primer paso es aplicar un liderazgo estratégico y transformacional. Esto quiere decir que los directores deben cambiar el ejercicio de la imposición por el compromiso, entusiasmo, esfuerzo y visión sobre la organización. En todos los niveles de la empresa ellos deben guiarse por los siguientes principios:

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  1. Motivar a sus empleados para que se desempeñen mejor que lo que se esperaba originalmente.
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  3. Enfatizar lo importante que fue obtener resultados positivos en las tareas asignadas.
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  5. Impulsar a los trabajadores a trascender sus propios intereses y unirse a los de la organización.
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  7. Convocarlos a expandir sus necesidades para dar sentido a su esfuerzo.
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De esta manera los líderes de la organización tienen éxito, al transmitir de manera obsesiva, pero esmerada, los objetivos de la organización.

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El liderazgo estratégico se orienta por los principios anteriores y, en vez de desmotivar, estimula el desarrollo de los individuos a través de la asignación de proyectos, fomenta su desarrollo reconociendo capacidades y los estimula para pensar de una manera distinta. Una vez implantada la nueva conducción de la empresa, los resultados no se dejan esperar. Los empleados cambian a una actitud positiva y mejora la cultura administrativa de la empresa, lo que quizá es la mayor contribución.

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Es este estilo de dirección empresarial el que, mediante una actitud positiva, hace a los trabajadores aumentar su productividad. La actitud histérica sólo desgasta a los directivos y devora a los empleados hasta agotar sus facultades físicas e intelectuales. Sostener el autoritarismo en las condiciones de emergencia económica sólo empeora la calidad de los productos y servicios de las empresas. Ni Dios ni la crisis son pretextos para no mejorar.

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