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Alberto Cárdenas Jiménez. Un gobierno

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

El presagio surgido de las elecciones federales de 1994 se volvió realidad en 1995: con 52.7% de los votos de los jaliscienses, el ingeniero Alberto Cárdenas Jiménez logró para el PAN el gobierno de uno de los principales estados del país, con una economía que de acuerdo con el gobernador alcanza los $24,000 millones de dólares. Esta vez habla con EXPANSIÓN de sus acciones y propósitos.

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¿A qué atribuye la ascendente aceptación que el electorado nacional y jalisciense ha concedido a Acción Nacional en los últimos años?
A la trayectoria del partido -no hay que olvidar que tenemos 56 años en la vida política de México-, así como a la actuación del gobierno priísta, que no ha respondido a las expectativas de la población. Los resultados ahí están: la pobreza extrema de millones de personas, la expulsión de mexicanos a Estados Unidos, la desintegración familiar, la ruptura de las cadenas productivas, el estar constantemente frenando y arrancando la economía. Esto nos lleva a pensar que el sistema político emanado del PRI ha sido un fracaso, aunque, siendo justos y equilibrados, se le reconocen algunos avances importantes.

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También a que la gente está más informada, así como a las reformas electorales, que ciertamente no han sido las ideales pero que tienen avances que han permitido que en algunos estados tengamos elecciones como las de Jalisco.

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¿A qué tareas da más prioridad su gobierno?
En lo económico, a poner en orden al gobierno, porque el ejemplo dice más que mil palabras. Luego está el federalismo, el que, como ha dicho el presidente de la República, debemos aterrizar cuanto antes en los estados, para que éstos tengan más atribuciones, los recursos necesarios y más responsabilidades.

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La estabilización de las finanzas públicas es trascendental. No es posible que en octubre o noviembre digamos que el plan fracasó, sino que hoy todos debemos unirnos, porque si fracasamos entonces sí no sé quién nos va a aventar el salvavidas.

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Aparte pensaría que, en el aspecto político, está la reforma política a la que se ha convocado. Ojalá haya avances, que se dé el paso decisivo y que pase a manos de gente honesta, confiable, democrática, para que no tengamos desgastes, como en Tabasco o Yucatán, algo que México ya no se merece.

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¿Es realmente posible lograr ese espacio de libertad y de independencia que usted proclama?
Sí, como no. A partir de enero manejaremos las funciones de Sedesol, y estamos trabajando para hacer lo mismo en cuestiones del campo. Dijimos en la toma de posesión que queríamos gobernar Jalisco desde Jalisco, porque es denigrante para los gobernadores estar haciendo antesala para negociar con todo mundo las obras importantes. Así no hay un estado libre y soberano.

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Pero no sólo es estar pidiendo, sino preparar los esquemas para que no se rompan los programas a desarrollar a nivel nacional. Como entidades, debemos de mentalizarnos y sujetarnos a un todo y estar balanceando estas situaciones. Nosotros creemos que, si nos dan atribuciones, podemos aportar más de lo que ya aportamos y, si nos dan más decisiones, daremos mejores resultados.

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¿Cuáles son los puntos básicos en los que se apoya su programa de desarrollo económico y de respuesta a la crisis?
En los de la economía social de mercado, que hemos estado difundiendo e intentando convencer a la mayor cantidad de gente posible de sus bondades.

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Tiene varios elementos. El primero son las personas libres y responsables; los organismos intermedios vigorosos, que sustituyan a los organismos paleros y de apoyo, a ojos cerrados, a lo que haga el gobierno; una sociedad más participativa, la búsqueda del estado de derecho, el perfeccionamiento y aceptación total de la democracia y la justicia, un estado fuerte y eficiente, un sistema de mercado libre, reglas claras y exigibles, un consenso ético y jurídico y una cooperación amplia y social.

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La economía que proponemos tiene cuatro valores: libertad, justicia, democracia y paz social. Y tiene objetivos bien claros: redistribución adecuada y justa de la riqueza, estabilidad económica, eficiencia productiva y seguridad social.

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De esto derivan ramas. Una de ellas es la reconversión y una atención prioritaria al campo. Tenemos 5’000,080 hectáreas de bosque que no trabajamos debidamente; 1’300,000 hectáreas de tierra cultivable a las que debemos buscarles una reconversión para enlazar cadenas productivas. Al sector pecuario, tenemos que reforzarlo y afianzarlo.

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Al desarrollo regional le apostamos fuerte. Les he pedido a las 14 instituciones de educación superior que adopten regiones y microrregiones para que nos den sus opiniones para sacarlas adelante y que, cuando investiguen, además de que presenten alternativas, vaya el ingrediente del desarrollo.

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Otra tarea prioritaria es la asignación de los recursos -o sea, cómo y en qué vamos a gastar el poco dinero que tengamos- y la eficiencia del gobierno. Hasta ahora, en promedio, llevamos un ahorro de 40% de lo que se venía gastando anteriormente; es decir, estamos cumpliendo con el lema de campaña: "Con honradez se hace más".

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Parte fundamental es la desregulación. El gobierno debe trabajar con eficiencia para ir eliminando una serie de impuestos, y para que seamos sujetos de cobrar, aquí, numéricamente, más derechos e impuestos de los que está cobrando la federación.

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¿Son ese ahorro y la renegociación de la deuda pública del estado logros de su administración?
Sí, se ha demostrado que con ese 40% menos de gastos se puede hacer lo mismo, o más aún.

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La renegociación de la deuda, que nos quedó como una bomba de tiempo tremenda, no logró darse en los mejores términos, pero se avanzó de manera interesante. En este momento, Jalisco debe N$ 210 millones de nuevos pesos menos que cuando llegamos. Aparte, en diciembre tendremos un superávit primario y, a pesar de lo aventajado que dejaron los gastos del primer bimestre, ya logramos equilibrar el primer cuatrimestre.

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También se ha avanzado en el respeto a los diferentes poderes del estado. Al legislativo, que está dispuesto a jugar su papel frente a cualquier secretario o el mismo gobernador; algo que antes nunca pasó. En cuanto al poder judicial, en ningún momento se ha intentado ni sobornar ni manipular para que la justicia vaya de acuerdo con los intereses de los gobernantes. El manoseo de los municipios también ha pasado a mejor vida, y en el aspecto laboral, hay libertad sindical.

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Aunque usted no prometió que los cambios serían de la noche a la mañana, hay ciertos sectores de la sociedad -algunos medios de comunicación en particular- que se muestran impacientes o están muy atentos a cualquier error. ¿Siente que hay cierta intolerancia hacia su administración?
Es una situación de enseñanza-aprendizaje. La prensa de aquí, por mucha experiencia que tenga, nunca había vivido lo que vive ahora: un gobierno democrático. Ni nosotros habíamos gobernado en un estado como Jalisco. Esto exige muchos esfuerzos, hay incomprensiones, golpeteos, que creo van a durar algunos meses más.

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Sí se nota la desesperación de algunos medios por que se den más rápido las cosas, por ejemplo en cuanto al estado de derecho. Sin embargo, cuando se promete eso, hay que investigar de más y no actuar hasta que no se tengan todos los pelos en la mano. Ciertamente se va despacio, pero así tiene que ser.

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En alguna ocasión Diego Fernández de Cevallos señaló que uno de los problemas de los gobiernos encabezados por panistas son los propios panistas. ¿Es el caso de Jalisco?
Somos tan terriblemente democráticos que tenemos que consensar. Y esta formación política de los comités estatales o municipales la reflejamos, de una u otra forma, cuando llegamos al gobierno. Sabemos cómo pensamos los panistas y no es tan fácil ser gobierno y, aparte, sabemos estar con panistas y contra panistas en algunos casos. Es parte de la inexperiencia que hemos de reconocer se tiene al llegar al gobierno. En la zona metropolitana de Jalisco no habían existido gobiernos panistas, lo que nos habla de que estamos en un aprendizaje. Muestra también que desde afuera pensamos una cosa y ya adentro, cuando queremos hacerlo con la rapidez requerida, todos quisieran que fuéramos más rápidos. Esa es una de las "presiones" que yo he sentido de algunos miembros de nuestro partido, porque algunos me dicen: "Lucharnos tanto tiempo para ser gobierno, y hoy la corrupción tiene que eliminarse". Tienen toda la razón, eso quisiéramos todos, pero tienen que prepararse mecanismos para llegar al fondo de los problemas.

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¿Comparte la decisión que tomó su partido de separarse del diálogo político nacional cuando hay quienes están luchando por buscar posiciones? ¿No hay peligro de que la separación pueda afectar a su gobierno?
Como panista apoyo la decisión que se tomó, porque se tiene la razón. Si hubo fraude en Yucatán, no tenemos por qué callarnos. Si queremos fortalecer la democracia debemos defender lo que haya que defender.

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No he sentido que en ningún momento el gobierno federal la haya tomado contra mi gobierno. El día que lo sienta, lo diré públicamente, porque las cuestiones de Estado las tenemos que tratar como lo que son. Aunque arrojar valentonadas a diestra y siniestra tampoco es papel de los gobiernos de Acción Nacional.

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¿Cómo vislumbraría al PAN del año 2000? ¿Qué acciones cree que le darán fortalecimiento?
Lo que va a dar el triunfo a Acción Nacional es el trabajo partidista que se ha desarrollado en décadas y la calidad de su gente.

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A los que hoy estamos haciendo gobierno nos toca justificar plenamente los cambios. En mi promesa de ser el mejor gobierno que Jalisco haya tenido, el cómo hagamos eso tiene que obtener una muy buena calificación, de lo contrario no se justifica el cambio.

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¿Puede considerarse el triunfo de su partido en Jalisco como un peldaño para ese encumbramiento del PAN?
Sí. Y ojalá que el caso Jalisco se repita en los demás casos. Para eso no se necesita mucho, simplemente la voluntad presidencial de no meter las manos, la voluntad del gobernador en turno de tampoco meter las manos, unas autoridades electorales democráticas y ejemplares y, por supuesto, los candidatos y los partidos. Y una población dispuesta a vencer el abstencionismo.

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