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Carlos Castillo Peraza. &#34Tuvimos el v

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Ya sin la responsabilidad de la conducción de su partido, pero con la seguridad de quien la tiene, el político yucateco define conceptos y defiende su gestión al frente del segundo partido más importante del país.

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En los días en que cumple sus 49 años, sale a la luz -Disiento, libro de reflexiones sobre la cultura política del México posrevolucionario. Nombrado secretario de Relaciones Internacionales del CEN del PAN, Castillo Peraza parece estar más lejos de su retiro que nunca.

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Una auto evaluación crítica de la actuación de Carlos Castillo Peraza como presidente del PAN.
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No resultó difícil ser el capitán de un navío que tuvo viento fuerte y las velas hinchadas todo el tiempo. Faltaron muchas cosas por hacer: consolidar al partido en organización, mejorar el contenido de la capacitación, mayor eficiencia en su vida interna, mejores sistemas de comunicación y plantearnos una revisión de nuestro patrimonio doc­trinario, ideológico y programático.

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¿El movimiento del PAN al centro se puede atribuir a la corriente que encabeza Felipe Calderón o es anterior a él?
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Mi propuesta de hace tres años para ser electo presidente del partido ya incluía este -recentramiento. Me parece que en el PAN no hay eso que hay en otros partidos y en el país, y que es muy lamentable: ser instituciones cíclicas de primeras piedras. Yo continué un trabajo que, a su vez, continuó don Luis H. -Álvarez. Aquí el que llega construye encima, no viene a destruir o tirar por la borda, ni con complejo de Adán. Tenemos claro que es un esfuerzo que se consolida con cada equipo.

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¿Desde cuándo hay esa preocupación de que al PAN se le identifique como un partido de centro?
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El partido siempre se ha visto a sí mismo en el centro. Cuando estaban de moda las derechas e izquierdas como ubicaciones geométricas en la política, nosotros decíamos “no somos de derecha ni de izquierda”. No decíamos que de centro porque en la cultura política dominante de la época decir que no se era de izquierda significaba que te ubicaran automáticamente en la derecha, si no es que en la extrema derecha.

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Un partido de centro se percibe como aglutinador de diferentes tendencias, de izquierda, de derecha y de quienes están entre ambos esquemas...
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El mundo entero ya se salió de los esquemas derecha-izquierda. Se ha constituido un gran centro en el que, por ejemplo, en la economía se acepta que el mercado no puede no existir, pero también que no es la solución automática a todos los problemas de un país.

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Quiere decir, en política, que debe de haber democracia sin adjetivos, como diría Krauze. En una época muy cercana al 68, Efraín González -Morfín cuestionaba qué es ser de izquierda o de derecha, y apelaba a las distinciones que hacía el filósofo polaco y marxista disidente Leszeck -Kolakowski, quien decía: derecha es conservar las cosas como están e izquierda es querer cambiarlas.

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Carlos Castillo Peraza ha sido visto dentro del PAN como de izquierda.
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En cierta época fui visto así, hasta fui estigmatizado, porque nunca acepté que el partido —cosa que además el partido tampoco hizo— fuera a caer en un liberalismo de tal magnitud que eliminara la política, que negara al Estado, que entregara todo a la -causalidad mercantil.

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Usted adujo motivos personales para no reelegirse. ¿Qué significa, en su caso, “motivos personales”?
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Nunca aduje motivos personales. Dije muy claramente que el partido ha tenido un proceso de expansión tan grande y tan rápido que en su dirección debe haber alguien que ponga mayor énfasis en las cosas de organización que en las cosas académicas, como es mi caso.

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En su libro usted se refiere al Estado mexicano de la -posrevolución a través de la iconografía inmutable del muralismo. ¿Tiene su partido la fuerza para renovarse constantemente y evitar que ocurra lo mismo?
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Claro que sí. Durante muchos años se consideró que establecer diálogos, acuerdos, era una barbaridad. Era el todo o nada, la incomunicación entre los dos lados del mural. Curiosamente, ahora que todo el mundo aceptó que se debe hacer política hablando y no a balazos o con fraudes electorales, cuando el PAN se levanta de esa mesa (de la reforma política) le reclaman, como le reclamaron el haberse sentado. Quiere decir que ya hay una percepción de la política que comienza a variar.

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En el caso de Vicente Fox, ¿piensa que va por esa línea de la política?
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No tengo idea. Vicente Fox con frecuencia dice cosas muy contradictorias; cuando estuvimos dialogando decía que no se debe dar oxígeno a un moribundo, y ahora que nos levantamos de la mesa dice que hay que volver. No sé qué quiera realmente, no me queda claro.

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Pareciera que hay un cambio de actitud del PAN en los últimos meses respecto de la reforma política, de su relación con el gobierno...
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No hay ningún cambio en materia de la reforma política, lo que hay es una disposición a exigir que en el tránsito hacia una reforma política no se sigan perpetrando fraudes electorales.

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Entre las mayores preocupaciones de la población está la economía, pero la segunda fuerza política del país, salvo en el caso de impuestos, no ha ofrecido alternativas ni ha cuestionado las decisiones del gobierno.
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Eso no es exacto. No sólo dijimos que no al IVA. Eso es lo que sale a la luz, pero no se dijeron nuestras razones, que dejan ver un proyecto económico diferente. Nosotros dijimos: el asunto es estimular la producción y no entrar en una lógica recesiva, porque entonces vamos a tener recesión con inflación, que es lo que tenemos ahora.

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Es decir, no se hizo caso al PAN.
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En absoluto.

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Y así se quedaron las cosas.
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Así es.

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El desempleo da más dolor de cabeza a la gente que una mesa de discusión política con cinco o menos representantes.
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Por supuesto. Lo que el ciudadano percibe como urgente es la recuperación económica. Ahora, ¿qué le pasa al gobierno? Un gobierno democrático le puede decir al ciudadano “apriétate el cinturón y salimos adelante”. Un gobierno dictatorial, cuyas políticas económicas son adecuadas, le puede decir “espérate para la democracia”. Pero lo que no se puede hacer simultáneamente es decirle a la gente “apriétate el cinturón y deja que te roben los votos”.

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¿Durante estos últimos años qué le dijo el PAN a los mexicanos sobre los problemas económicos?
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Para no hacer demasiado larga esta intervención, pase al partido y recoja los tomos y tomos con propuestas que hay. Por ejemplo, cuando se discutió el Tratado de Libre Comercio dijimos que México no puede ajustar todo a la relación comercial con Estados Unidos y Canadá, que tiene que buscar equilibrarla con Europa, Asia y con América Latina; cuando se privilegiaba al sector -exportador y se olvidaba a la red productiva nacional, volcada al mercado interno, se dijo que eso iba a reventar; de la apertura comercial -indiscriminada y súbita dijimos que iba a dañar a la empresa nacional si no se hacía gradualmente y aportando lo necesario para enfrentar la competencia externa.

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¿Cuál es su percepción del momento económico actual y por dónde puede venir la evolución?
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Veo recesión con inflación, crisis en el sector financiero, una estatización silenciosa del sector bancario a través del -Fobaproa. No hay una política industrial, hay superávit de la balanza comercial, pero vamos a importar siete millones de toneladas de granos, las reservas de -México son empréstitos, no reservas netas. El crucigrama está muy complicado.

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¿Hay la posibilidad de estallidos sociales?
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Me extraña que no los haya habido antes, y bendigo a Dios por que esto haya sido así. Pero creo que no se puede prolongar por mucho tiempo más esta rígida política recesiva del gobierno.

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Y el PAN se prepara a heredar estos problemas en 1997 y el 2000.
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Sería masoquista pensar que para lo que se debe uno preparar es para recibir una herencia lamentable. Nos estamos preparando para que, si los ciudadanos nos confían la responsabilidad de conducir, tengamos un adecuado paquete de propuestas para la actividad productiva del país.

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En su libro alude a la falta de objetividad en los medios. ¿Cree usted que con su estilo personal de dirigir a su partido hubo problemas de comunicación?
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Hay medios muy serios con los que jamás tuve un problema, independientemente de la rudeza -de las preguntas planteadas. Lo que no tolero ni toleraré nunca es que ciertos medios actúen -en relación con quienes tenemos responsabilidades políticas como si ellos fueran el cuarto poder, cuando todos sabemos que son la primera impotencia.

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