Changarros en peligro
Cuando hace 10 años le diagnosticaron diabetes, Miguel Oropeza, ahora de 62, cambió su oficio de carpintero por el de bolero. De 7 de la mañana a 5 de la tarde en días de clases, bolea decenas de zapatos de estudiantes y académicos de la UNAM, que pasan por la estación del Metro Copilco.
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Ahora es diferente. El trabajo se redujo y de $70 u $80 pesos que sacaba al día ahora sólo junta $35 o $40 por el paro estudiantil que vive la universidad desde hace más de 100 días. “Lo único que queda es trabajar y aguantar. Ahorita sólo sale para medio comer, comprar el material y pagar las cuotas del sindicato”.
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Restaurantes, papelerías, torterías, paleterías, puestos de periódicos y estudios fotográficos, establecidos cerca de las estaciones del metro CU y Copilco, han reducido entre 20 y 50% su trabajo por el paro.
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Con 14 años en el negocio de los alimentos, Francisco Chávez afirma que nunca antes un paro de la UNAM lo había afectado tanto. Las ventas bajaron 50%, no hay comensales, pero la fonda La Michoacana conserva a sus seis empleadas. A mediados de julio, Chávez compró $3,000 pesos de fruta para hacer jugos, aguas y licuados… y la mayor parte “se echó a perder”.
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Salvador Martínez, repostero, hoy elabora tres kilos de pan de queso diarios cuando antes hacía cinco, y dos de “bolitas” contra seis de antes.
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Súper Tortas abre 24 horas al día. Antes vendía 500 tortas diarias, ahora 300. “A jalones y estirones la estamos haciendo”, dice el tortero Jesús López.
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En la papelería Copisur, las ventas cayeron 50% y tres de los seis empleados se fueron de vacaciones forzosas, explica el encargado, Mauricio González.
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Los principales clientes de la paletería La Michoacana son los estudiantes. “La gente de edad no compra paletas ni nieves porque les puede dar gripe”, dice el propietario, Gerardo Martínez. Así que sus ventas han caído 40%.
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Y para quienes dicen que los estudiantes no leen: las ventas de periódicos, revistas y “novelitas” de los puestos cercanos a la UNAM se redujeron 20%.
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