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Cien años de alivio

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

El "mercado del dolor" tiene detrás suyo todo un ejército de diversos productos analgésicos que compiten por controlarlo. No obstante el encono de la lucha, desde hace un siglo existe un medicamento que es recomendado tanto para una simple jaqueca como en pacientes que padecen las graves complicaciones de la diabetis mellitus, e incluso se prevé su influencia exitosa en la lucha contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) causante del Sida.

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No es otra cosa que el ácido acetilsalicílico. Sí, la aspirina, como se le conoce de manera comercial. También se encuentra bajo los nombres de ácido salicílico, antipirina, quinina, fenacetina y acetaminofén, todos ellos promocionados como antipiréticos y antiálgicos o sea, contra la fiebre y el dolor, respectivamente. A pesar de haber sido descubierta hace 100 años, la aspirina se encuentra sometida a constante investigación científica con el fin de explorar sus efectos en el cuerpo humano.

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Los estudios clínicos han logrado esclarecer algunas ventajas reales e inventadas de este producto. A continuación, algunos de los principales resultados de esos sesudos análisis.

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En 1985, una institución médica gubernamental estadounidense aseguro que tomar una tableta diaria (500 miligramos) ayudaba a disminuir los riesgos de infarto de miocardio en personas con azúcar, tensión arterial y colesterol elevados. A partir de entonces se establecieron nuevas propiedades farmacológicas del producto nacido de la corteza de los árboles, y a la vez surgieron incógnitas y rumores acerca de las consecuencias de su consumo.

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Hoy se sabe que basta con una dosis superior a 80 miligramos e inferior a 325 para lograr efectos importantes. Se concluye, también, que las personas que se benefician más son aquellas mayores de 50 años y las propensas a riesgos de enfermedades cardiovasculares (hipertensos, diabéticos, fumadores de cigarrillos, obesos y sedentarios). La aspirina en la diabetis mellitus tiene un efecto favorable sobre el metabolismo de la glucosa, al acelerar su uso y estimular la secreción de insulina. También ha reducido las complicaciones cardiovasculares y el riesgo de muerte, debido a que inhibe la agregación plaquetaria previniendo con ello el infarto de miocardio.

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Para aquellos que padecen más de dos ataques de migraña al mes, la aspirina ha demostrado ser efectiva en reducir la frecuencia e intensidad de esos desesperantes dolores de cabeza, cuando se administra de manera continua en dosis bajas y junto con café y refrescos altos en cafeína (estos actúan como vasoconstrictores).

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Se decía que la aspirina era lo peor durante el embarazo. Era incriminada por trastornos hemorrágicos en la madre y en el feto, pero diversos estudios clínicos dijeron que el medicamento era inocuo. Se realizaron pruebas con dos grupos de mujeres embarazadas, dándosele al primero pequeñas dosis diarias del compuesto y nada al segundo. ¿El resultado? Las pacientes tratadas con aspirina parieron una semana más tarde que las otras. O sea que el índice de inducción al parto fue menor, se logró disminuir el riesgo de bajo peso en los recién nacidos y el número de cesáreas.

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Sirve hasta para días de campo plagados de insectos. Si se fricciona una tableta del ácido acetilsalicílico sobre la picadura de algún bicho se consigue disminuir la inflamación y el dolor. Administrada por vía oral puede retrasar la aparición de las quemaduras por rayos solares o minimizar la intensidad de éstas.

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No obstante estas bondades, el efecto del fármaco sobre el sistema inmunológico sigue siendo un misterio. En agosto de 1993 se inició un ensayo clínico para comprobar la eficacia de aspirina contra el virus del Sida. Quienes dirigen el estudio opinan que el medicamento puede bloquear la replicación del VIH, debido a que los salicilatos que la conforman interrumpirían un círculo vicioso de inflamación e infección en el intestino de las personas portadoras del mismo.

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Pero nada en este mundo es perfecto y la aspirina no se salva de tener algunos inconvenientes. Por ejemplo, en personas con problemas digestivos, su efecto negativo más frecuente es la intolerancia gastrointestinal –molestias en el duodeno y el intestino, además de pesadez en el estómago–; puede, a veces, reactivar la enfermedad ulcerosa gastroduodenal, que hace rebrotar úlceras pépticas. Sin embargo, en caso de riesgo de intolerancia gastrointestinal, los médicos recomiendan la forma tamponada efervescente que se absorbe con rapidez en el estómago debido a su solubilidad y es poco irritante. También poco lesiva a la mucosa intestinal es la presentación microencapsulada de liberación prolongada que pasa por el estómago sin disgregarse hasta llegar al intestino./P> -

Por último, cabe decir que si se requieren fármacos que ayuden en la hipertensión o en la dieta para adelgazar, hay que tomar en cuenta que los antiinflamatorios no esteroideos (AINES, entre ellos la aspirina) pueden no permitir su adecuado funcionamiento. En cualquiera de los casos, el saldo sigue siendo positivo para el fármaco. Aunque, como rezan la ciencia y el sentido común, antes de tomar nada consulte a su médico.

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