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Convención bancaria. Sin el glamour de

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

La 59 Convención de la Asociación de Banqueros de México —la cuarta desde que concluyó la privatización—, realizada en Cancún el 15 y 16 de marzo, estuvo no sólo exenta del - glamour que solía caracterizar a las convenciones bancarias, sino también de espectaculares anuncios o discursos, así como de la cascada de aplausos y elogios mutuos que solían intercambiar banqueros y autoridades.

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Los banqueros llegaron a su Convención después de haber vivido en 1995 la mayor crisis en la historia del sistema bancario mexicano, que dejó como saldo:

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1) La semiestatización de la banca, al haber adquirido el gobierno el control de los seis bancos intervenidos: Cremi, Unión, -Banpaís, Interestatal, Banco de Oriente y Banco Obrero, y haber gastado más de $90,000 millones de pesos —5% del PIB de 1995— en el programa de rescate de la banca.

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2) Una mayor participación de la banca extranjera, que adquirió el control de Probursa, hoy en manos del Banco Bilbao Vizcaya, y de Inverlat, que pasó a control del canadiense Nova Scotia Bank; mientras que el Banco de -Montreal, adquirió 20% de Bancomer (el segundo banco más grande del país) y el Banco Central Hispanoamericano, junto con el Banco de Comercio de Portugal, duplicaron de 20 a 40% su participación en Bital. Además, 19 nuevos bancos extranjeros abrieron sus puertas a las grandes empresas del país.

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3) La peor imagen de su historia, al haberse convertido en “los malos de la película”, ya que la opinión pública los responsabilizó del alza en las tasas de interés, del quebranto de cientos de empresas ahogadas por los elevados costos financieros, y de la actitud gangsteril que asumen los abogados contratados para realizar la labor de cobranza de la cartera vencida en los créditos al consumo.

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4) Multimillonarias pérdidas para los accionistas de los bancos, que participaron en la privatización bajo el espejismo de la grandeza económica del país y en 1995 tuvieron que desembolsar $35,000 millones de pesos adicionales para cumplir con los requisitos de capitalización. Además de los accionistas de los bancos intervenidos que perdieron su capital; está el caso de Hugo Villa, presidente de -Multivalores, quien no pudo pagar los créditos que recibió para la compra de Bancen, y el banco fue adquirido por su acreedor principal, el Banco del Norte, y las dificultades de Jaime Weiss, Manuel Díaz Rivero y Eduardo Creel para capitalizar a tres nuevos bancos.

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5) Un grave problema de cartera vencida, que pasó de $53,000 millones de pesos en diciembre de 1994 a $137,000 millones en diciembre de 1995, y que a pesar del ADE y de los múltiples programas de reestructura de los bancos no será resuelto sino hasta que se logre el crecimiento económico.

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En este contexto se explica que los banqueros mexicanos, con excepción de José Madariaga, presidente de Probursa-BBV y reelecto para un segundo periodo al frente de la ABM, hayan preferido no participar como oradores en esta Convención. No había mucho que decir y mucho menos que festejar.

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Se explica también que el discurso de Madariaga se haya enfocado a defender a los banqueros y a enfatizar, como también lo hizo Héctor Larios, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, que los bancos también se vieron afectados con la crisis, que no dejaron de cumplir con sus obligaciones ante sus 13 millones de clientes y que no son responsables ni de la política económica ni del alza en las tasas de interés.

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Se explica también que el mensaje del gobierno, tanto en la voz del presidente Ernesto Zedillo como del secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz y del presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Eduardo -Fernández, haya sido de conciliación frente a los banqueros y una defensa de la actual política económica, reiterando que no habrá cambio de rumbo pese a las críticas, reconociendo que la recuperación será más lenta de lo que todos quisieran.

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La 59 convención bancaria fue más breve que en años anteriores: duró día y medio; hubo un menor número de banqueros e invitados; predominaron los ponentes extranjeros; el gobierno aprovechó el foro para una vez más defender y justificar la política económica, y el mensaje reiterado es que ya pasó el peligro de quebranto en la banca y que, finalmente, los ricos también lloran.

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