El reporte del pasado diciembre del ONUSIDA (programa de la ONU sobre el VIH) revela que más de 33 millones de personas en el mundo están infectadas, de las cuales 1.2 millones son niños. Durante el año pasado se registraron más muertes por sida que en años anteriores, a pesar de que las terapias antirretrovíricas prolongan la vida de los pacientes.
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Una de las informaciones que no sorprenden pero sí preocupan, es lo costoso de las medicinas. Así, la ONUSIDA advierte que esta epidemia se puede volver propia de países pobres, una especie de selección natural basada en los recursos de las personas y naciones, ya que 95% de las personas infectadas viven en países en vías de desarrollo.
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En América Latina hay más de un millón de enfermos, es decir, 0.57% de la población total, donde los hombres siguen siendo el grupo de mayor riesgo. De todas las personas infectadas, uno de cada cuatro es menor de 25 años.
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Es por esta razón que una de las prioridades en la lucha contra el sida es la educación en aspectos psicológicos y culturales. Como por ejemplo, convencer a los jóvenes de que la promiscuidad no los hace más hombres o de que no tiene nada de malo pedir consejo u orientación.
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Y con mayor empeño, convencerlos para que asuman con seriedad sus compromisos de pareja. La premisa puede parecer conservadora, pero el mensaje es claro: nadie está fuera del riesgo de enfermarse y vale la pena ser precavido. Cada día se infectan 16,000 personas en el mundo, ¿qué medidas está usted tomando para no ser el siguiente?