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De puro corazón

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Ubicada en el corazón de la Ciudad de México, Casa Hermanos Petrides tiene una tradición indiscutible en el negocio de los fumadores. Todo empezó en 1875 cuando Lázaro Petrides, un inmigrante chipriota, abrió la primera tienda de puros y habanos en México. No tardó mucho en volverse una escala obligada para los conocedores. Hasta el mismo Pancho Villa, dicen, mandaba comprar sus puros aquí.

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Este primer negocio –ubicado en la calle de Madero– cerró sus puertas hace años y los descendientes de Lázaro emigraron a Estados Unidos, pero la tradición familiar perduró gracias a sus hermanos y sobrinos, quienes llegaron a México huyendo de la guerra en Europa, en 1939. Abrieron una tienda, también en el centro, que es atendida personalmente desde 1942 por Zenón Petrides y sus hijos. A este sitio vienen grandes conocedores de puros de todo el mundo; la variedad de habanos aturde a cualquiera. Además los precios son más bajos que en otros lugares. “Compramos directamente de las fábricas y por eso podemos dar mejores precios”, dice Petrides.

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Un habano Cohiba tipo Espléndido, o un Romeo y Julieta, o un Churchill, que en otros comercios andan cerca de los $160 pesos en promedio, aquí se consiguen en $70 pesos, suave y fresco, original. Además, tienen el mejor surtido de puros mexicanos, dominicanos y hondureños, entre ellos los Dictadores, de la fábrica mexicana Irene; Don José, también mexicanos, y Flor del Caribe, de Honduras. Y para fumarlos, hay desde humidificadores hasta cortapuros.

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Una de las curiosidades que ofrece esta casa son los puros trenzados, hechos en La Perla, la fábrica más antigua de puros de México, que eran muy populares en la época de la Revolución. Es quizás el único lugar en el país donde todavía se venden. Casa Hermanos Petrides es una parada imprescindible para los grandes fumadores de puros.

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