El domingo en la noche viaja de Mexicali a Monterrey porque el lunes trabaja toda la mañana en la sultana del norte y en la tarde estudia una maestría en alta dirección. Al salir de la escuela labora unas dos o tres horas más, para estar en sintonía con el horario de Mexicali, en donde está la casa matriz de Urbi.
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El martes acude al colegio hasta la una, regresa a la oficina un par de horas y luego toma el avión a la ciudad de México. Por la tarde atiende asuntos en la capital y se queda todo el miércoles para resolver pendientes.
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El jueves regresa a la frontera, hace labor de escritorio y de planeación con su equipo hasta el viernes.
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Esta es una semana normal para Selene Ávalos, quien presume –y con razón– de ser una excelente prestidigitadora de su vida personal y profesional. “Combinar los roles de esposa, madre, ejecutiva, maestra, alumna y compañera de trabajo es un reto difícil, pero no imposible, que me motiva a ser mejor cada día y cuyo éxito se fundamenta en el orden, la disciplina y en tener clara la prioridad de las cosas.”
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Una de esas primacías es gestionar la estrategia financiera que involucra la planeación y manejo en los mercados de capitales. Esto permitirá su evolución hacia un nuevo modelo de negocio que busca colocar a Urbi como el líder en construcción de vivienda en México para 2006. “Debe ser una empresa muy sincronizada en cuanto a la generación de utilidades que se tienen que reinvertir. Se requiere mucha disciplina, gran capacidad de gestión y transparencia, que es lo que me exigen las entidades financieras. Nuestros planes implican triplicar o cuadruplicar el esfuerzo que se ha hecho en los últimos años.”
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Optimista por naturaleza, augura grandes oportunidades para la industria de la construcción. Dice que la creación del mercado hipotecario es inminente y que pronto van a bursatilizarse los activos de las organizaciones del ramo. Esto ha desembocado en una cultura de empresa promotora de vivienda mejor que en años anteriores.