El cerebro es la parte más compleja del cuerpo humano y gracias a él pensamos, decimos, hacemos y hasta nos enamoramos. Nada es casualidad pues este órgano nos regula de todo a todo. Hasta hace poco no se sabía qué zona organizaba los sentimientos o el habla, por ejemplo. De hecho, ésta fue la primera actividad que se ubicó, por accidente; de su descubrimiento derivaron otros.
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Lóbulo frontal.
Ocupa parte de los dos hemisferios, en él tiene lugar el proceso emocional. La corteza prefrontal controla la inhibición, regula el despertar y la actividad de los estados anímicos. También se localizan ahí el juicio y el pensamiento. Un disturbio en esta área produce cambios en los procesos afectivos: falta de control y desorganización de la personalidad.
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En la región baja del lóbulo frontal –llamada orbitofrontal– se procesa la información que vemos y oímos del mundo exterior y se integra con los datos de los constantes cambios emocionales y corporales. Esta es la sede del comportamiento social, la percepción interna del organismo, la memoria y las interacciones entre conocimiento y sentimiento. También se codifican los niveles de representación psicológica de otros individuos. Se dice que el sistema orbitofrontal es "la parte pensante del cerebro emocional".
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Hemisferio derecho.
En la madurez temprana domina la organización y expresión de la afectividad, la comunicación no verbal, los procesos inconscientes, y activa el estrés.
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Hemisferio izquierdo.
Domina el lenguaje verbal. Provee la capacidad de empatía cognoscitiva y la percepción de estados emocionales de otras personas.