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El milenio de los datos

El año 2000 arranca con una sobredosis de información: millones de correos electrónicos, miles de
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

La empresa EMC2 encabeza la lista de empresas del mercado de almacenamiento –según reportes de analistas– al producir el soporte y el software que cuida la información. La planta manufacturera de Franklin, Massachusetts produce con precisión milimétrica los preciados equipos de almacenaje. Recorrer sus instalaciones y ver cómo se arma un aparato que puede archivar nueve millones de bits es como asomarse al futuro.

- La firma nace como un proveedor de tarjetas de memoria y da un giro a su estrategia comercial en 1989, cuando decide apostar, con buen olfato, al almacenamiento que generan los datos electrónicos.

- EMC2 posee la planta manufacturera más grande en el mundo dedicada al ensamblaje final y procesos de prueba de sistemas de almacenamiento y uno de los edificios más grandes de la zona central de Massachusetts. En el interior del inmueble se fabrican, se arman y se prueban los sistemas de almacenamiento. La planta tiene capacidad para producir miles de estas unidades durante el transcurso de un cuarto de año.

- Cada una de estos equipos, armado con todos sus componentes, tiene una capacidad de almacenamiento de nueve terabytes. O lo que es lo mismo, puede manipular toda la información que, de forma tradicional, cabe en 180,000 archiveros de cuatro cajones. Es decir, cada uno de los equipos que produce EMC2 almacena y protege de cualquier contingencia toda la información que haya podido acumular cualquier empresa a lo largo de su vida.

- El inmueble en Franklin no parece una planta de montaje. El ambiente de trabajo es relajado, los trabajadores que monitorean, revisan y comprueban cómo se van terminando las piezas que se armarán hasta formar el producto final, visten de jeans y son jóvenes en su mayoría. Antes de que los sistemas sean ensamblados, sus circuitos y fuentes de poder son probados individualmente. Cada uno de los módulos es sometido a las mismas pruebas que más adelante se aplicarán a los sistemas completos.

- Los trabajadores visten prendas de algodón y no abandonan, mientras manipulan el producto, áreas demarcadas por franjas pintadas de amarillo. Se trata de evitar, en la medida de lo posible, que el contacto humano pueda estropear alguna de las piezas electrónicas. Por lo mismo, el piso es de un material especial, que evita transmisiones eléctricas.

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Periodo de pruebas
Cada uno de los componentes, en esta fase de trabajo, tendrá que superar las pruebas de la cámara “bajo presión ambiental”. El costo de cada cámara es de más de $250,000 dólares, y emc2 cuenta actualmente con 150. En estos “sitios de tortura ambiental”, los componentes son sometidos a frío intenso (temperaturas de menos 10 grados centígrados) y a calor (65 grados centígrados). Cada 10 minutos, los tableros son vibrados violentamente durante 15 segundos, a la vez que sufren fluctuaciones en el voltaje. Durante 24 horas, cada componente tendrá que funcionar sin un solo error. Si se produce una falla, será retirado, reparado y volverá a sufrir todo el proceso hasta que funcione a la perfección. - En este mismo proceso, las piezas serán “bautizadas”, es decir, pasan literalmente por agua no sólo para ser lavadas, sino para demostrar su resistencia absoluta a los elementos. En caso de inundaciones, por ejemplo de un huracán, resulta sumamente útil que los sistemas estén a prueba de agua. El agua utilizada para esta “lavada de cara” pertenece a EMC2 y se almacena en grandes pipas de las que se va reciclando. La firma procura no tener problemas con la población cercana en cuanto al uso del vital líquido.

- Sólo cuando todos los componentes han salido indemnes de estas pruebas pueden ser incorporados a los equipos, dando lugar a la segunda fase de manufactura que se produce en la planta. Este segundo proceso arma completamente cada uno de los sistemas, aunque luego el cliente quiera tan sólo tres cuartas partes de los componentes. EMC2 los arma al 100% para asegurarse de que si posteriormente el cliente quiere optimizar su unidad todo funcionará a la perfección cuando se añadan los componentes restantes. Todos los detalles son cuidados al milímetro, algo que uno de los responsables de planta definió, orgulloso, como un we miss nothing.

- Los técnicos de la planta instalan tableros de circuitos, fuentes de poder, baterías, unidad de disco y una PC en un gabinete preensamblado. Posteriormente, se enciende el sistema y se inician una serie de pruebas de funciones que duran dos días. Los técnicos formatean también la unidad de disco.

- Las unidades ahora parecen refrigeradores de los que salen cables y sobre los que pende un pequeño letrero lleno de cifras y letras. Cada uno de los sistemas tiene características especiales, que se apuntan sobre la unidad, como si se tratara de un enfermo.

- Computadoras distribuidas por la planta monitorean además el estado de “salud” de cada máquina, a las que a su vez tienen acceso los ingenieros desde las oficinas colindantes; cada unidad y cada componente es monitoreado por el Centro de Control del Proceso de Adaptación de la firma para detectar cualquier defecto.

- En el screen area se muestra, con un curioso software, el estado de cada una de ellas. En un lugar donde la tecnología de punta es la insignia, resulta simpático que un icono con la forma de tortuga indique que cierta unidad “va lenta en su proceso”.

- Han sido como 13 días de prueba. Si la unidad ha soportado todo sin fallas, después de un día de recuperación pasarán a la prueba final, lo que en EMC2 llaman “la prueba de madurez”. Durante una semana el sistema es encendido y apagado constantemente, algunos de ellos son alimentados por la computadora central con una carga de trabajo pesado.

- Si la máquina no ha reprobado, aún le queda una última prueba, tras 20 días de torturas. Ya configurada para un cliente en particular, el equipo pasa por otros cuatro días de pruebas que simulan la primera semana de trabajo con el cliente. Con un total de 24 días de proceso, ahora sí el sistema está listo y aprobado para ser puesto a la venta.

- Cuentan en EMC2 que todavía no conocen un solo cliente que se haya echado para atrás a la hora de adquirir un producto de la firma. Un “refri” de estos incluye en su precio al menos tres ceros, de ahí que el futuro cliente medite dos veces la inversión. Para convencerlos, EMC2 invita al potencial cliente a sus instalaciones en Franklin. Y cuenta la nueva leyenda en Massachusetts que cuando el visitante conoce el funcionamiento de la empresa, inmediatamente firma el cheque.

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