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El silencio perverso

La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) es tan discreta que nadie sabe si supervisa, inve
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

El secretario de Hacienda Francisco Gil Díaz expuso el 4 de febrero a los lectores del diario britático Financial Times las labores de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), reguladora y supervisora del sistema financiero mexicano. El mensaje quería explicar el silencio mantenido por la institución sobre el llamado Caso Codisco, la compraventa de deuda de Unefon por parte de Ricardo Salinas Pliego y Moisés Saba, investigada públicamente por la Comisión del Mercado de Valores estadounidense (SEC, por sus siglas en inglés).

- “Al igual que la sec no reveló sus hallazgos antes de hacer la acusación formal –explicaba Gil Díaz, presidente de la Junta de Gobierno de la CNBV–, nosotros no podemos revelar la naturaleza de nuestros procedimientos o las posibles sanciones que pudieran derivarse. Éstos se anunciarán cuando termine la investigación y se presente a la Junta de Gobierno”.

- Diez días después, fuentes de la Procuraduría General de la República (PGR) filtraban al diario Reforma la querella presentada por la CNBV a tres ex empleados de Accival por un presunto caso de uso de información privilegiada en una operación de recompra de acciones de Bimbo en junio de 2001. La información se publicó en la sección política del periódico porque el regulador, la CNBV (que había concluido la investigación hasta el punto de haberse querellado ante la PGR), no lo comunicó al mercado, como debiera haber hecho según la carta de Gil Díaz.

- El secretario no mintió, pero pecó de exceso de optimismo y omitió los trámites adicionales que exige la ley. Por ejemplo, que antes de hacerlas públicas, las sanciones administrativas dictadas por la CNBV deben ser firmes, lo que implica un mundo de amparos y contramparos de por medio.

- ¿Consecuencia? La Comisión no ha hecho público un solo caso de insider trading o manipulación de mercado desde la aprobación a la reforma de la Ley del Mercado de Valores en junio de 2001. ¿No será tal vez que, contra toda apariencia, en nuestro país los operadores de mercado son hermanitas de la caridad financiera?

- Lecciones de una crisis
La falta de transparencia, real o percibida, de la CNBV en sus actividades de reguladora tiene efectos perversos. La mayor parte del costo del rescate bancario que siguió a la crisis de 1995, el asociado a las entidades mal gestionadas o directamente delictivas, se hubiera evitado de haber existido mecanismos eficaces de supervisión.

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- En este contexto, el mercado mexicano necesita la función disuasoria de la publicidad a los casos financieros. Un regulador percibido como débil, opaco sometido y temeroso es una invitación al delito. Y nuestra CNBV se libraría de éstos y peores adjetivos que recibe a diario si pudiera hacer pública su labor policial.

- Los inversionistas, además, tienen derecho a que el supervisor del mercado les advierta de procedimientos que pueden tener consecuencias en la valuación de una compañía antes de que se filtren a la prensa (o a otros inversionistas) por otra dependencia gubernamental o secretario de juzgado.

- La Ley de Mercado de Valores, que se cocina desde hace dos años, quiere poner fin a este silencio. Tiene dos retos: superar la obligatoriedad de que los juicios sean secretos, inexistente en Estados Unidos, y proteger los derechos de los imputados.

- Es una buena oportunidad para que el gobierno del Presidente Vicente Fox corrija su política de regulación económica, que no ha podido ser más desalentadora para el inversionista no favorecido por el status quo: la Comisión Federal de Competencia (CFC) sufre para hacerse respetar, pese a la alta concentración en casi todos los mercados; la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) vive inundada de amparos y con nulo poder sancionador, y las dudas sobre la CNBV hacen necesario que el secretario dé la cara al público para mantener la credibilidad del mercado mexicano.

- Un mercado jamás será eficiente sin un regulador que garantice que todos los jugadores cumplen las reglas del juego. Para lograrlo, es necesario que tenga autoridad y autonomía. Y eso sólo lo da el respeto y respaldo de los poderes Ejecutivo y Legislativo. La nueva Ley del Mercado de Valores es la oportunidad de ofrecerlos.

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