La cerveza, ah, la cerveza...
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Además de que sobre su espumosa base creció el imperio que hoy preside, es precisamente esta bebida la que ha llevado a uno de los empresarios más renombrados de Monterrey a través de dos crisis. Otros de sus negocios pueden meterse en problemas y hasta caer; las deudas (siempre en dólares) pueden pesarle como anclas en el cuello, pero el ingeniero químico-administrador de empresas Eugenio Garza Lagüera siempre podrá regresar a lo básico: la cerveza.
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Tal vez otras ramas del árbol genealógico de los míticos Isaac Garza Garza y Francisco Sada Gómez dirigen industrias más pesadas (como Alta, Cydsa, Hylsa y demás) y están más arriba en el -ranking de millonarios, pero el peso del presidente de Valores Industriales, SA (VISA) en el clan es por demás importante. En primera, por ser el primogénito del inolvidable Eugenio Garza Sada, líder empresarial calificado entre su gente como un "héroe cívico".
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Pero además de esto, a sus 72 años Garza Lagüera puede reclamar una buena posición por su propio mérito. A su dominio refresquero-cervecero le sumó el segundo banco más importante del país: Bancomer, por medio de Valores Monterrey (Vamsa). Sin embargo las cosas no han sido nada fáciles para el vigésimo segundo hombre más rico del país.
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VISA fue una de las corporaciones más afectadas por la crisis de 1982. En aquel entonces tuvo que desprenderse de un gran número de empresas -desde Burger Boy hasta Clemente Jacques-, para bajar su endeudamiento en moneda extranjera. En 1995, nuevamente una deuda por más de $800 millones de dólares (por más que esté a largo plazo y tasa fija) pone a VISA a merced del tipo de cambio. Por su parte, aunque el solo tamaño de Bancomer lo pone a salvo de la crisis bancaria, pasará mucho tiempo antes de que la inversión en el terreno financiero comience a redituarle a Garza Lagüera.
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Sin embargo, la cerveza prueba ser un noble negocio, tal y como lo era cuando fue fundada Cervecería Cuauhtémoc allá por 1890. Su consumo siempre está al alza o, en el peor de los casos, se mantiene. Y eso amortigua cualquier problema financiero. Últimamente se ha convertido en un importante negocio de exportación, que permite hacer frente a la caída del mercado nacional. En 1994, Femsa Cerveza vendió 20 millones de hectolitros del preciado líquido.
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Una lata de Tecate y otra de Coca Cola -es el principal embotellador del refresco de la ola en el país- son los dos pilares en donde se para Garza Lagüera, un hombre que siempre ha llevado sobre sus espaldas el peso de la herencia. Nacido un frío 18 de diciembre de 1923 en Monterrey, fue enviado a estudiar la enseñanza media a la St. -Josephs Academy y al Caminade College de San Luis. El aprendizaje en el extranjero era ya una costumbre de la familia, que culminó con el estudio de la ingeniería en la Universidad de Texas Pero el joven Eugenio fue también un "conejillo de Indias" del ambicioso proyecto educativo de su padre, al ser uno de los primeros egresados del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), fundado en 1943.
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Su primer trabajo, en 1946, fue en el departamento de Investigaciones de Cervecería Cuauhtémoc. Sólo tomaría definitivamente las riendas del grupo VISA tras la trágica muerte de su padre, en 1973.
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Contra el cliché clásico del empresario norteño, Garza Lagüera no peca de "sincerote", ni de hablar recio. Más bien es mesurado, de escasas palabras y poco dado a hablar de sus negocios. Es más, eso de discutir públicamente estrategias de inversión o de mercado no es algo que esté entre sus costumbres corporativas. Claro que ello no implica que no se sepa defender. Hace algunos años, su primo Javier Garza Sepúlveda intentó quitarle el control del grupo ante la asamblea de accionistas. Tal vez no sabía con quien se estaba metiendo, pero este pariente, a quien después se le conoció como "el Manotas", adujo un argumento clásico: que los accionistas minoritarios nunca se enteraban de las estrategias sugeridas por los mayoritarios. Sí, ¿y?, habrá sido la respuesta de Garza Lagüera, quien fácilmente obtuvo la lealtad del número de accionistas necesario para ganar.
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En la actualidad, este empresario delega mucho de las decisiones en sus capitanes ejecutivos. Mucho de su tiempo lo dedica a presidir Enseñanza e Investigación Superior, AC (el organismo que patrocina al ITESM, uno de cuyos campus ya lleva su nombre), así como el Consejo de Administración del Museo de Monterrey y el Salón de la Fama.
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¿Habrá otro Garza al frente de VISA en el futuro?
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Aun si VISA pierde su carácter de empresa familiar (lo cual no le llega demasiado temprano en su existencia), la fortuna de los Garza Lagüera puede seguir expandiéndose hacia nuevos negocios. Y, quién sabe, un nuevo Eugenio Garza puede surgir de las nuevas generaciones.