Una respuesta común es: el artista conceptual más cotizado de México y desconocido en su propio país. Y no, no tiene nada que ver con José Clemente. Se trata de un polémico creador que rehuye las formas clásicas del arte tanto como el trasnochado tema de la mexicanidad. Tal vez por eso su exposición en el museo Rufino Tamayo abre con una copia fiel de un anuncio mural de cerveza Sol. Tal cual. Se trata de lo que Marcel Duchamp bautizó como un ready-made; objeto elegido a capricho por el artista que se transforma, por su designación, en obra de arte.
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Orozco pertenece a la clase de creadores que, literalmente, se cuestionan eso que llamamos “arte”. Pero más allá de la clara provocación al espectador, esta interesante retrospectiva –montada inicialmente en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles– muestra algunas de las obras “clásicas” del artista que lo han convertido en un fenómeno más del desquiciado mercado del arte.
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Otra vertiente de la exposición presenta a Orozco como un documentador del mundo cotidiano: fotografías –Reloj húmedo y Perro durmiendo–, objetos diversos, como caracoles marinos, piedras, hojas con anotaciones, dibujos y tres excéntricos videos.
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Vale la pena, pues, darse una vuelta por el Tamayo y comprobar personalmente si nos encontramos o no ante un rey Midas del arte contemporáneo.
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GABRIEL OROZCO
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Museo de Arte Contemporáneo Rufino Tamayo
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Paseo de la Reforma s/n
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De martes a domingo,
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de 10:00 a 18:00 horas
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Entrada: $15 pesos
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5286-6519
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Hasta febrero 4 de 2001
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