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Globalización y universidades

El autor tiene estudios de Administración en la Universidad de Harvard, maestría en Educación Int
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

¿Cómo podrían las universidades ajustar sus procedimientos y sus estructuras para actualizar y preparar a la institución misma y sus estudiantes para enfrentar los tremendos cambios en la industria y la sociedad?

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La educación nunca ha estado tan estrechamente ligada a la industria como en esta última parte del siglo XX, durante el surgimiento del fenómeno llamado “economía global”. La participación en los mercados internacionales implica la creciente unión de instituciones de educación superior en el proceso de internacionalización, con más enfoque, más habilidades y más estudiantes preparados para mercados más definidos.

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La globalización sugiere que la internacionalización educativa será más fructífera cuando promueva la innovación, preparación eficiente y el trabajo en colaboración. Este artículo está enfocado, por lo tanto, al impacto del proceso de globalización en las universidades mexicanas.

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Para entender cómo la globalización educativa afectará (está afectando) el entrenamiento que las universidades dan a los estudiantes, me he enfocado en las fuerzas sociales e industriales más importantes que los afectan, cuando se preparan en sus nuevos roles, más participativos y con más influencia internacional. Es por eso que la preparación universitaria en México debe tender hacia una visión internacional, que dará acceso a los estudiantes a las limitadas oportunidades de un mercado mundial cada vez más estratificado.

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Entendiendo la globalización
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En años recientes, una serie de cambios económicos han ocurrido en la industria y en la educación de carácter nacional e internacional. En la educación, los cambios se han reflejado más notablemente en las universidades. La educación ha sido afectada directamente por la demanda de la industria de estudiantes-empleados mejor entrenados, con habilidades para trabajar en áreas más específicas. Pero, principalmente, la industria demanda personal con visión internacional.

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La industria ha incrementado sus presupuestos para entrenamiento y capacitación con la idea de aumentar la productividad, modernizar sistemas y ser más competitiva. Este fenómeno, ahora visto en todo el mundo, va de la mano con el establecimiento de “colaboraciones económicas” de empresas nacionales con empresas extranjeras, y la asesoría de las universidades. Este proceso de participación en recursos, conocimiento, tecnología, experiencias y oportunidades, en grupos educativos e industriales, es conocido como globalización.

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Este proceso promueve esencialmente la innovación y la creatividad, porque las nuevas tecnologías están empujando a los sistemas y a la gente a buscar la mejora continua y la competitividad. Con el término “competitivo” me refiero a la capacidad de comparar un elemento con otro del mismo nivel y poder competir por una posición en el mercado, ya sea industrial o educativa, de acuerdo con las capacidades, fuerzas y recursos de los competidores. En las universidades, esta manifestación las lleva a ser más competitivas como instituciones académicas.

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Las universidades en México deben operar con dos metas muy importantes: intercambiar estudiantes y profesores con otras instituciones (especialmente en el extranjero) y crear colaboraciones con la industria. Respecto de la primera meta, al estudiar en el extranjero los estudiantes participan de otras culturas, enriqueciendo su visión y concepto del trabajo profesional. Lo mismo aplica a los profesores: deben ir al extranjero para adquirir otras experiencias y perspectivas.

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Sin hacer esto, las universidades se quedan aisladas en conocimiento y cambios tecnológicos.

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En cuanto a la segunda meta, se espera que la colaboración entre universidades e industria promueva la modernización, el desarrollo y el involucramiento de las universidades en el mercado de trabajo.

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Modernización universitaria mexicana
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Cuando los asiáticos decidieron alcanzar altos grados de excelencia en sus sistemas educativos como parte de su excelencia industrial, basaron su desarrollo (aunado a sus conceptos culturales) a la implantación de varios principios de modernización aprendidos de Occidente, desde la educación básica hasta la universidad. De la misma manera, los alemanes, con una tradición de disciplina y orden inyectada en los estudiantes universitarios, han creado altos niveles de investigación y desarrollo. El concepto educativo estadounidense, dirigido a la inquietud empresarial (basado en ideas alemanas), es una forma de demostrar que la competitividad en la educación superior es un proceso de entrenamiento que puede ser aprendido, desarrollado y mejorado.

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En México, el concepto de modernización de las universidades debe incluir el aprovechamiento del capital humano, la vinculación de la educación superior con la sociedad y con las necesidades de la industria y, finalmente, promover la productividad académica con la publicación de investigaciones innovadoras.

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Aunque la modernización de la educación superior requiere de mucha voluntad política, además de un deseo verdadero de alcanzar niveles elevados de productividad y prestigio, estos cambios requieren de una inversión económica que puede ser dividida entre los sectores que se vean beneficiados por ella, es decir, la industria, la universidad y el gobierno. La reestructuración de los sistemas académicos incluyen una nueva manera de pensar y de enseñar. Clark Kerr, de la Universidad de Berkeley en California, y uno de los visionarios de la educación superior, menciona tres grandes áreas universitarias que requerirán ajustes para el cambio: crecimiento, cambios en los énfasis académicos e involucramiento con la vida social.

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En México, el modelo modernizador que puede ser adaptado es el de cooperación educativa y productiva, a través de una vinculación de la universidad con la industria. Crear modelos de educación y obtener grados académicos derivados de la experiencia real del trabajo pueden ser factores de desarrollo para el país. Si se crean acuerdos de trabajo entre la industria (con proyectos específicos de investigación), la universidad (entrenamiento académico e infraestructura intelectual del proyecto) y el estudiante (con investigación y colaboración con profesores), se creará una mancuerna perfecta de competitividad. Así, la industria recibirá un proyecto de gran calidad y, sobre todo, basado en una realidad productiva; la -universidad recibirá fondos económicos por parte de la industria; y el estudiante recibirá un título universitario con un conocimiento basado en la experiencia de la realidad industrial.

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Algunas universidades mexicanas han comenzado ya a implantar esta colaboración tripartita. Aplicar a fondo este sistema fomentará un crecimiento académico de calidad y, tanto la industria como el Estado, saldrán beneficiados.

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Cambios en marcha
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Implementar la modernización de la educación superior en México puede ser un proceso que tomará tiempo. La reestructura puede darse desde dos perspectivas: la institucional y la académica. Las universidades han tenido, por tradición, el enfoque de preparar estudiantes con ideas poco empresariales y más enfocadas hacia el Estado. En el futuro, deberán preparar estudiantes con ideas visionarias de desarrollo y con conocimientos suficientes para asumir riesgos (y los riesgos se dan en la libre empresa).

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El crecimiento en las universidades mexicanas debe promover la creatividad con la creación de microindustrias y apoyarlas con incubadoras de negocios. De esta manera, se promoverán los “creadores de trabajo” más que los “buscadores de trabajo”. Asimismo, el crecimiento debe involucrar el esfuerzo económico por invertir en tecnología como parte de la instrucción. Las ciencias exactas no serán completas sin la inclusión de elementos prácticos como computadoras y tecnología especializada.

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El cambio en el énfasis académico nace de la necesidad de crear habilidades específicas. Algunas universidades mexicanas, como el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), están respondiendo a este cambio. Sin embargo, las universidades deben estar más alertas a las demandas de la industria, preparando estudiantes sobre bases prácticas y reales. Así, la creatividad intelectual estará balanceada con los servicios que la sociedad requiere, promoviendo un avance en el conocimiento y una educación más especializada. El nuevo nombre para integración mundial es especialización.

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El concepto de modernización en las universidades es muy amplio, complejo y cambiante. Implica varios factores, elementos y áreas, tanto en las universidades como en el ambiente que las rodea. Cambiar es una decisión difícil y toma tiempo, pero las universidades mexicanas no pueden quedarse estáticas frente a lo que está ocurriendo más allá de sus fronteras.

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