Industrializadora Integral del Agave <br
Mientras que en la industria tequilera se hacen planes para capitalizar de la mejor forma el - boom que hoy tiene la mexicanísima bebida, Industrializadora Integral del Agave (Iidea) busca abrirse un camino propio para comercializar - Naturel, miel extraída del agave azul tequilana weber, planta con la que también se elabora el tequila. Si logra encontrar los esquemas adecuados para comercializar un - producto que promete tener gran potencial en el mercado mundial de edulcorantes y, sobre todo, si cuenta con la suficiente materia prima para producirlo, esta empresa propiedad de Alvaro Cetto Garollo estaría probando las mieles de un jugoso negocio.
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Asociado con varias casas tequileras –entre ellas Cuervo–, Cetto comenzó a cultivar agave en 1988. Sin embargo, a los tres años advirtió las primeras señales de sobreproducción de una materia primera que la industria era incapaz de absorber. De ahí que, asociado con otros agave Ros, decidió constituir Promotora Industrial del Agave (PIASA), empresa cuyo fin fue investigar la forma de conservar el mezcal tequilero. El objetivo se alcanzó mediante la deshidratación de la planta, pero a un precio que resultaba incosteable.
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Sin siete de sus socios originales (que se retiraron del proyecto porque para proseguir con la investigación había que inyectarle más recursos), la siguiente etapa de PIASA fue concentrar las mieles de agave a 75 grados -brix, lo que permite su conservación por años; posteriormente, las mismas pueden diluirse, fermentarse y destilarse para producir tequila. El proceso despertó una gran polémica en el medio, por el temor a que las mieles fueran exportadas y que, con ellas, se pudiera elaborar la bebida en cualquier parte del mundo. “Nunca fue esa nuestra intención”, aclara el entrevistado.
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Como sea, se encontró que las mieles concentradas tenían un ligero sabor a mezcal que gustaba a quienes la probaban y que, si eran clarificadas y purificadas, se obtenía un edulcorante de sabor neutro. Así, de manera fortuita, surgieron un par de productos, cuyas muestras –desarrolladas en el Instituto de Madera y Celulosa de la Universidad de Guadalajara– fueron presentadas en la -Diet Expo de París. “Tuvimos un gran éxito, ya que alrededor de 150 empresas opinaron que era una excelente idea producir un edulcorante orgánico y natural que tuviera un contenido mayoritario de fructosa”, asegura Cetto.
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Animado por estas opiniones (pero sin el apoyo económico de sus socios), Cetto inició la construcción de una planta piloto que, en un año de operaciones, llegó a procesar 100 kilogramos diarios de producto. Posteriormente, a fines de 1994, rentó una sección de una planta de glucosa donde, durante seis meses, se produjeron 400 toneladas de jugo que, con la marca -Agaven, fueron comercializadas tanto dentro como fuera del país.
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Con el conocimiento tecnológico adquirido en ambas operaciones, llegó el momento de construir una planta definitiva. Tras infructuosos intentos para asociarse con empresarios locales y en un año imposible para la obtención de créditos, Cetto no tuvo más opción que echar mano de los ahorros generados en sus otras compañías (constructoras, inmobiliarias y distribuidoras de maquinaria) y desembolsar $2 millones de dólares para levantar una fábrica que tiene capacidad para procesar 50 toneladas de agave al día, lo que se traduce en una producción de 10 toneladas de jugo.
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RECONOCIMIENTO Y DESCONOCIMIENTO
-Con una nueva razón social (Iidea) y una nueva marca (Naturel) que no tiene ninguna connotación con el tequila, Cetto planea vender este año 1,200 toneladas de jugo de agave y facturar $1.5 millones de dólares.
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Una décima parte de la producción será colocada en el país, mientras que el resto tendrá por destino los mercados internacionales.
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Pese a la larga lista de cualidades del edulcorante natural (tiene un alto contenido de fructosa, el organismo lo metaboliza fácilmente, ahorra calorías, no provoca caries, por citar algunas), su introducción en el mercado no ha sido fácil.
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En México –país donde por el momento el precio representa mayores ventajas que la calidad–, -Naturel está presente en boutiques naturistas, cadenas de autoservicio y tiendas departamentales. No obstante, “a través de estos canales tradicionales hemos tenido muy poco éxito, porque se requieren de grandes inversiones en publicidad y promoción para introducir el producto”, confiesa el director general de Iidea. A falta de recursos, Cetto está armando un sistema de venta directa con el que confía organizar en un año una red de entre 2,000 y 3,000 distribuidores en toda la república.
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En Estados Unidos, Canadá y Europa –naciones donde hay una fuerte tendencia hacia el consumo de productos naturales– el jugo de agave ha sido bien aceptado; más aún, desde que fue certificado tanto como producto orgánico por la asociación -Quality Assurance Internacional, como producto kosher por el Rabinato de la Comunidad Israelita de Guadalajara. El rabino Lior Ariel Graizman aclara que una certificación -kosher es “sinónimo de higiene, salubridad y transparencia en el proceso de elaboración del producto, así como un mayor control de calidad del mismo. Por ello, puede ser consumido con tranquilidad por todos los miembros de nuestra comunidad y, también, por quienes, sin pertenecer a ella, mantienen como principio de vida la comida kosher”.
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Aun con esas certificaciones que tienen validez mundial, Cetto admite que la miel exportada se emplea más como ingrediente en la elaboración de otros alimentos que como endulzante directo. Por esta razón y también por la estrechez económica en la que aún se encuentra Iidea, los envíos se realizan a granel en tambores. Sin embargo, el empresario no descarta que, una vez que la empresa esté fortalecida, exporte el producto envasado de origen.
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Otro de los retos será entablar alianzas comerciales con firmas extranjeras, para que sean éstas, como conocedoras de su mercado, las encargadas de la introducción y distribución del producto. En los laboratorios de Iidea se desarrollan, con las mieles de agave, una docena de nuevos productos (entre mermeladas, cajetas y jarabes para coctelería), amén de tequilas y licores.
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LA MULTIPLICACIÓN DE LOS AGAVES
-El potencial que tienen las mieles de agave es mucho más que una promesa: se estima que el mercado mundial de edulcorantes requiere de 120 millones de toneladas anuales. Cetto señala que sería imposible abastecer semejante demanda, pero lo que sí cree factible es cubrir hasta 1% de ese mercado. Asegura que se le han acercado inversionistas extranjeros, interesados en que la planta logre producir de 100 a 200 toneladas diarias de dulce. Sin embargo, no hay suficiente materia prima que garantice el proceso: se requieren cinco kilogramos de agave (con un promedio de edad de seis a siete años) para obtener apenas un kilogramo de jugo concentrado.
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Como productor de agave (actualmente tiene sembradas ocho millones de plantas), Cetto sabe que lo que hoy es visto como una sobreoferta, a la vuelta de un año puede trocarse en escasez. “Por eso, de momento no podemos alentar ninguna inversión para duplicar o quintuplicar la producción de miel; sería irresponsable.
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”Lo que sí pretende alentar es la inversión en el campo, a fin de tener asegurada suficiente materia prima. De hecho, su plan es presentar ante el gobierno estatal y federal un programa que apoye la siembra en Jalisco de 50,000 hectáreas de agave al año hasta llegar, en una década, a 500,000 hectáreas. “Toda esa producción puede transformarse en miel y puede exportarse a los mercados mundiales; existe la demanda”, asegura categórico.
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No todos en la industria opinan igual. Antonio Bejos Camacho, presidente del Comité Agronómico del Consejo Regulador del Tequila, acepta que el proyecto suena atractivo. Pero, haciendo cuentas, pregunta: “¿De dónde van a salir las 50,000 hectáreas anuales para plantar el agave si para abastecer a toda la industria tequilera hay sembradas 70,000 hectáreas?” Tras aclarar que en cada hectárea se siembra un promedio de 4,000 plantas, cuestiona: “¿De dónde van a salir los 200 millones de semillas que se necesitarían para sembrar las 50,000 hectáreas, si presumiblemente hay 200 millones de plantas sembradas de todo el ciclo completo de cero a 13 años?”. Incluso suponiendo que hubiera tal excedente de semillas, Bejos no juzga conveniente que se pusiera a competir “un proyecto novedoso que probablemente sea factible contra un proyecto que tiene 300 años”.
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De acuerdo con fuentes de la industria refresquera, dos son los factores que determinan la viabilidad de este tipo de desarrollos: volumen suficiente y precio accesible. La clave del rendimiento industrial del agave radica en su contenido de almidón. Se sabe que el maíz –de donde procede la alta fructosa (HFSS, por sus siglas en inglés)– llega a tener hasta 60% de esta sustancia. La misma fuente recuerda que la fructosa puede ser extraída de cualquier grano (trigo, arroz, tapioca, etcétera) o tubérculo (papa, remolacha, soya, fríjol, etcétera) y considera que la ventaja del agave en este sentido radica en que, al ser una planta desértica, no requiere de mucha agua, la cual es escasa en varias zonas del país. Sin embargo, Cetto no es un visionario ni mucho menos: hace casi 10 años la vieja Comisión Nacional de Zonas Desérticas (Conaza) desarrolló una planta piloto para la extracción de fructosa a partir del maguey y el nopal.
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Todo indica que, al menos en su ámbito natural (la comunidad de productores de agave), el ambicioso programa no encontrará terreno fértil en Jalisco. Cetto podría acudir a otras entidades, donde también se puede cultivar el agave azul, pero la idea no lo entusiasma. “Lo ideal es que las plantaciones se hagan en Jalisco, pues aquí la planta tiene el mejor rendimiento y las mejores condiciones de desarrollo. Pero eso dependerá mucho de los apoyos que se tengan del estado”, responde, sin perder la esperanza de demostrar que las mieles del agave, además de aperitivos, pueden transformarse en un dulce negocio.