Isla de fantasía

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Las sur guardan un velo de misterio y exotismo. Ahí Gauguin pintó perros de colores y Stevenson encontró la inspiración y la salud; ahí las mujeres bailan extrañas danzas con los pechos desnudos y hablan . Sin embargo, lo que permanece en la memoria del viajero son esos paisajes jamás vistos en otra parte: gamas interminables de azules, verdes y naranjas. El mejor ejemplo es la , parte del Grupo Yasawa, que a su vez conforma las famosas Islas Fiji.

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Cuando la Tortuga sólo era una más entre las diminutas ínsulas de este archipiélago, un estadounidense –Richard Evanson– llegó en busca de una vida menos estresante. Le gustó tanto que en 1972 la compró y construyó un pequeño Resort.

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Uno se puede pasar el día entero tirado en la arena, improvisar comidas en la playa, montar a caballo o visitar el mercado de la isla vecina. Hay también fiestas llamadas lovo, donde abunda el kava, la bebida ceremonial de Fiji. Todo esto hace aún más entretenida la estancia en este maravilloso sitio, donde se combinan la experiencia de sentirse realmente solo y el estar rodeado de lujos.

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