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La democracia al cubículo

En el futuro, el trabajador que sólo obedezca órdenes será despedido, profetiza el gurú del empl
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Cuando surge un problema en la empresa se nombra un encargado y si hay una falla se busca al responsable. Es un modelo antiguo de comando y control que Thomas Malone, catedrático de la escuela de negocios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), considera como un pensamiento viejo e ineficiente.

- “El modelo idóneo es coordinar y cultivar”, asegura el hombre reconocido como el mayor experto mundial en el futuro del trabajo. Alto, rubio, de movimientos precisos, Malone es el niño consentido del circuito de conferencistas internacionales dedicados a entender las próximas tendencias laborales. Planteamientos que se convertirán en corrientes de pensamiento o de acción y que tendrán la capacidad de cambiar la organización de nuestras vidas en lo público y lo privado.

- “Las empresas visionarias serán entes descentralizados que cambiarán la jerarquía vertical pre-valeciente hasta ahora. Serán compañías sin concentración de poder, donde las acciones se coordinen para una mayor flexibilidad, porque se cultivarán las relaciones de los integrantes de esas firmas.”

- En el aeropuerto de la Ciudad de México, mientras espera la salida de su vuelo a Boston, Malone expone, alternando cómodamente el inglés y el español, los puntos fundamentales de su libro - El futuro del trabajo, convertido en un best seller en las escuelas de negocios de Estados Unidos. “Libertad, flexibilidad y creatividad” son los tres hilos conductores de un pensamiento propicio para el entorno moderno de negocios.

- ¿Posmodernismo de almas piadosas del Primer Mundo que no conocen lo duro que es el ambiente de negocios en países como México? “De ninguna manera”, responde apasionado Tom Malone, y agrega que su análisis y sus recomendaciones no se reducen a una ética de trabajo para sociedades avanzadas, pues son ideas aplicables en cualquier organización en cualquier país.

- “Las diferencias culturales son importantes pero no impiden reconocer que las tendencias son las mismas, se trate de un país desarrollado, de ética protestante, católico o en desarrollo”, asegura.

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- Más allá de las opiniones personales sobre la aplicación de su libro a compañías específicas, lo que es cierto en su análisis es que en el pasado las compañías existían localmente, si acaso regionalmente, muy pocas competían a nivel nacional y sólo un puñado lo hacía a nivel internacional.

- En los últimos 20 años no hay más compañías locales. No existen. Una empresa que sólo opera en su país, aun si decide conscientemente reducir sus operaciones a un mercado local, tendrá necesariamente que enfrentar la competencia de otras firmas que pueden tener su base a miles de kilómetros de distancia y que pueden incursionar a voluntad en cualquier parte del mundo.
Si la globalización es el pan nuestro de cada día, Malone predica que ambientes atractivos de trabajo permitirán competir con base en nuevas formas de organizar el capital humano dentro de las compañías.

- Ya existe un ejemplo de las ventajas que puede traer esta nueva organización del trabajo. Tom Malone menciona a la empresa vasca Corporación Cooperativa Mondragón. La firma fabricante de camiones implementó un modelo organizativo avanzado y democrático en todos los niveles. “Los trabajadores tienen un mayor sentido de la propiedad sobre lo que hacen, están más comprometidos y son capaces de utilizar sus ideas para mejorar los procesos”, afirma.

- ¿Es una empresa manufacturera el ejemplo de la organización del futuro? Sí, y Malone ilustra específicamente como México puede aplicar algunas ideas del futuro en su industria automotriz: “No se trata de que sólo los diseñadores de los coches sean flexibles, creativos y libres, también los trabajadores de las plantas podrán hacer buenos carros con menor costo”.

- Toyota ya usa un sistema de organización del futuro, relata Malone, y subraya que los avances tecnológicos y la caída en el costo de la información permiten a la armadora japonesa maximizar las economías de escala, al mismo tiempo que se descentraliza y baja sus costos.

- Mentes creativas, imanes del capital
¿Estará hablando de la receta esperada para competir con la pujante China? No es la única, pero sí una manera posible de combatir los avances que el gigante asiático logra a través de sus bajísimos salarios y lo barato de la producción en un inexistente sistema de costos de su régimen comunista.

- “En América Latina oigo hablar mucho de la amenaza china. Es verdad que en la próxima década, tal vez en dos décadas, la diferencia de salarios será un atractivo para la manufactura de ciertos productos. Aunque eso será difícil de enfrentar en esta generación, en el largo plazo los mercados globales nivelarán los costos de la mano de obra por distintas vías, una de las cuales será la nueva organización del trabajo. Cuando eso suceda, no habrá más oportunidades fáciles para mover plantas de un lado a otro del planeta en busca de una ganga laboral.”

- En el nuevo mundo descrito por Malone lo que prevalecerá, para la atracción de los grandes capitales, será la conectividad entre los países, la educación y la flexibilidad en el mundo laboral.

- Tener conectividad, ser un país con comunicaciones modernas, equivale en esta época a haber tenido un buen sistema de puertos en los siglos pasados.

- Dar educación a los trabajadores para que compartan la información y estimularlos para tomar decisiones por sí mismos será la base para crear un ambiente de autoridad horizontal, donde se darán directrices generales para el trabajo pero sin perder de vista que prevalecerá la creatividad individual.

- Sobre la flexibilidad que necesitan introducir las organizaciones, el investigador del MIT se refiere en el ensayo a las ventajas de crear mercados laborales internos en las empresas, de tal suerte que se encuentre a la persona indicada para desempeñar una tarea independientemente del país o del departamento al que pudiera estar asignada.

- La sobreregulación, la burocratización y la rigidez en las contrataciones laborales son elementos que desincentivan la modernización de las organizaciones.

- En ese sentido no sorprende el castigo que sufre México, donde las firmas que estudian la dinámica del capital internacional, como A. T. Kearney, indican que nuestro país se desplomó este año del tercer lugar al número 19 como destino atractivo para la inversión.

- Cierto que simultáneamente algunas compañías mexicanas como Cemex están poniendo en marcha los planes de navegación para el futuro, pero el país como un todo no lo hace. ¿Cuál puede ser el resultado? “Que en los próximos años el país tendrá no simplemente que correr, sino que saltar para ponerse al día en los avances organizacionales”, contesta Malone.

- ¿Se puede hacer? Sí, asegura el investigador. Hay recursos de todo tipo en México para lograrlo, lo que se necesita es decisión y liderazgo público y privado. Si se dan ambos, México será un lugar enormemente competitivo y la mezcla de compañías basadas en conceptos como la buena calidad de vida que podemos ofrecer los mexicanos será una combinación excelente y muy apetecible para el mundo.

- Quien vive de mirar el mundo con visión de largo plazo, cuando le preguntamos si esto es futurología o ciencia ficción, serio responde que “si México logra jugar bien sus cartas en los próximos años, ante la opción de vivir en San Diego o en Rosarito, Baja California, la elección sería obvia: México ganaría y podría ser entonces cuna del futuro del trabajo”.

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