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Ladrones <i>high-tech</i>

El mercado negro acompaña los avances técnicos del sector y ofrece lo que el cliente quiera: celul
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

En el suelo del tianguis de Las Vías, en la colonia La Raza de la capital de la república, se exhiben teléfonos celulares un puesto tras otro. Desde la primera versión hasta el modernísimo ojo azul de Samsung. “¿Qué necesita? –pregunta uno de los mercaderes–. Se lo vendo activado y con $100 pesos de tiempo aire”; es un Nokia 8260 usado, lo ofrece en $1,200 pesos; descontinuado hace dos meses, costaba $4,053. "Claro, nuevo le sale mejor, y por sólo $200 más." "¿Y si yo le traigo el aparato?", inquiere el posible cliente. "Se lo activo con un nuevo número por $150, pero depende, porque si está reportado sale más caro, y si es Unefon o Pegaso necesito la factura."

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Con gran facilidad se encuentran allí las cajas decodificadoras Tocom para recibir la señal de televisión vía microondas, como la que ofrece Multivisión, con la antena cóncava, el eliminador de batería y el control. Si se prefiere televisión por satélite, de Sky o DirecTV, se vende el equipo (antena y decodificador) y las tarjetas de acceso necesarias para recibir la señal. “La tarjeta se la tendría hasta el otro mes, pues como las cambiaron todavía no me llegan –dice el vendedor–. Claro, si le urge le vendo el DirecTV americano en $7,000 pesos, le incluye todo y se lo tengo en dos horas. Tiene garantía por seis meses, después el cambio de tarjeta le sale en $1,500 pesos [cada semestre]. Eso sí, usted lo instala.”

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Para quienes poseen Cablevisión básico pero desean el servicio premium que ofrece todos los canales, en Las Vías también es factible encontrar  los decodificadores necesarios para robar la señal.

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El comercio ilegal de las telecomunicaciones se puede encontrar en otros tianguis, en internet y en anuncios clasificados de los diarios como: "Aproveche Directv o Sky, instalación y venta." Es el caso de un anuncio en Monterrey, que ofrece la señal estadounidense del primero de los servicios mencionados por $3,000 pesos, incluidas la antena, el decodificador, la tarjeta y la instalación; aseguran tener el código de acceso vigente, con garantía por tres meses, y ofrecen renovarla después por $300 pesos trimestrales.

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La suscripción al paquete platino, el más completo del servicio mexicano de DirecTV, cuesta $800 si el pago es en efectivo ($200 con tarjeta de crédito), y la cuota mensual es de $634 pesos.

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Para quienes sostienen estas actividades delictivas los avances tecnológicos no son obstáculos. Representantes y especialistas y de las compañías afectadas coinciden en que éstas siempre están un paso detrás de los defraudadores. "Conforme se instrumentan soluciones tecnológicas para impedir los robos de señal, ellos se encargan de encontrar los antídotos", dice Jorge Cuevas, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Televisión por Cable (Canitec). Según sus estimaciones, el daño al sector a causa de esa práctica es de $200 millones de dólares anuales.

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Además, en varios casos existen empleados involucrados. "Hay trabajadores desleales que aprovechando la confiabilidad del banco de datos de la empresa proceden a realizar instalaciones y cobran por ellas", concede Xavier Von Bertrab, presidente de Cablevisión, que atiende el DF y su área metropolitana.

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Pueden parecer acciones inofensivas y aisladas, pero al final del día la suma de todas ellas afecta los resultados de las empresas. Financieramente, dice Jorge Lagunas, analista de Grupo Interacciones, significa que las compañías en realidad pueden vender mucho más.

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El gran mercado negro
Cablevisión destina un porcentaje elevado de  su presupuesto, a decir de Von Bertrab, para erradicar las irregularidades que se presentan a lo largo de su tendido de cable de 10,000 kilómetros, así como para dar mantenimiento a la red que se ve afectada por las prácticas de los piratas.

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El daño patrimonial que año con año sufre la subsidiaria de Televisa es del orden de $70 millones de dólares y se estima que son alrededor de 300,000 los usuarios ilegales que de alguna forma se valen del servicio que pagan los 450,000 suscriptores con que cuenta la firma.

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"Es nuestro principal problema. A causa de él nuestro mercado potencial y nuestra penetración se reducen sustancialmente", dice Von Bertrab, al referirse a todos aquellos que se cuelgan ilícitamente de la señal a través del conocido diablito (cable que conecta un televisor a la red) para una vivienda, pero que incluso instalan circuitos completos en locales de hoteles, restaurantes y unidades habitacionales.

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Hoy día este fraude es penalizado hasta con cinco años de prisión. Fue tipificado como delito apenas en mayo de 1999.

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 Las compañías detectan las irregularidades por los reportes de los técnicos instaladores y de mantenimiento; también las descubren por quejas de suscriptores que reciben mala señal, pues muchas veces se debe a que, sin saberlo, de su línea se cuelgan hasta cinco extensiones piratas. Existen además denuncias anónimas de usuarios legales que no ven con buenos ojos que otros obtengan el mismo servicio sin pagarlo. En cualquier caso irregular, la empresa desconecta al pirata y pone un candado en la salida de que se trate.

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En lo que va de este año, los trabajos de supervisión han llevado a la empresa a detectar y desconectar a 80,000 piratas, dar de baja a tres técnicos por hacer instalaciones indebidas y remitir al ministerio público a cinco personas por ofrecer mordidas a empleados.

-Desde julio pasado, Cablevisión realiza operativos en conjunto con la Procuraduría General de la República en zonas de alto riesgo. El primero fue en la colonia San Rafael: "Era una unidad con 80 departamentos conectados y sólo seis contratos. Pudimos detectar  a 25 en flagrancia; los demás se desconectaron al darse cuenta del operativo", comenta el directivo. Y es que para levantar una demanda no basta ver una conexión pirata, sino que además se debe comprobar que, en efecto, a través de ella existe un robo de la señal.

-En la televisión vía satélite la detección de usuarios ilegales es más difícil. "No lo sabemos directamente, lo tenemos que indagar por medios secundarios", comenta Raymond Lekowsky, vicepresidente de DirecTV Latinoamérica.  Por ejemplo, un movimiento descendente en el número de suscriptores puede ser un indicador de que "algo no funciona bien" y de que es momento de investigar si se está distribuyendo una tarjeta de acceso no autorizada.

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Mafias multinacionales
El robo de programación estadounidense de DirecTV lo realizan estafadores quienes, a través de intermediarios en aquel país, se suscriben por $60 dólares mensuales para venderlo luego de este lado de la frontera a muchos usuarios. A esta práctica se le ha denominado mercado gris. Según Lekowsky, el número de personas que captan ilegalmente señales televisivas de Estados Unidos se acerca a 300,000, cuya gran mayoría corresponde a DirecTV. El servicio de la agrupación en México tiene igual número de suscriptores.

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La piratería de la tarjeta de acceso, expone, es posible gracias al trabajo coordinado de una mafia que tiene conexiones en los países de la región, y por la participación de los mismos empleados de la firma, quienes al tener acceso a los registros dan de alta en el sistema a usuarios no autorizados.

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Sin embargo, Lekowsky asegura que con la nueva "tarjeta inteligente" que el consorcio distribuyó a sus clientes de todo el mundo –alrededor de 1.6 millones–, se impedirá la violación del sistema de televisión satelital, al menos por un tiempo. Dicho dispositivo sustituye al que se empleó durante el último lustro y que en sus primeros años de vida resultó muy efectivo contra la piratería.

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El equipo, su distribución y enseñar a los suscriptores a instalarlo costaron a la compañía "decenas de millones de dólares", lo que lo hace una solución muy cara como para crear una nueva versión en el corto plazo. "Me gustaría decir que esta tarjeta servirá muchos años, pero no sabemos cuándo algún pirata encuentre una alterna", reconoce.

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El servicio de televisión vía microondas no escapa a los fraudes. A decir de un ex empleado de MVS Multivisión, que prefiere no ser citado, el problema proviene sobre todo del interior de la organización. Estima que 45% de las personas que cuentan con el servicio tienen una instalación fraudulenta. "Son los mismos técnicos de la empresa los que abren los decodificadores para que un usuario tenga acceso a toda la programación y pague quizá $200 en vez de $560 pesos" al mes. Ellos ofrecen también los controles y otras partes del equipo.

-Recuerda que en 1999 hubo un robo de unos 150,000 decodificadores en una bodega del corporativo, del cual la compañía de Joaquín Vargas "no se dio cuenta sino tiempo después". Este hecho, según la fuente, es la principal causa de la presencia de las cajas Tocom en el mercado negro.

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La clonación celular
Los operadores de servicio celular también padecen por la deslealtad de sus empleados y por la habilidad de los hackers.

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La clonación de líneas inalámbricas es la duplicación del número de serie y telefónico de un abonado a la red de cualquier concesionaria. Es una tarea fácil para los defraudadores cuando la tecnología utilizada es analógica, pues la información necesaria para producir una llamada viaja en el aire tal como se produce. "Así era más sencillo que alguien en la interfase aérea detectara el número de serie y de teléfono y lo clonara", explica Raúl Lucido, vicepresidente de Planeación Estratégica y Mercadotecnia en Ericsson, que entre otros servicios provee la plataforma tecnológica utilizada por Telcel y Pegaso.

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No obstante, a decir de los especialistas, lo anterior es casi imposible que suceda con los sistemas digitales introducidos en el mercado desde 1997, al hacer más compleja la decodificación de la señal. Gracias a este sistema y a un procedimiento de autentificación del usuario que Telcel aplica junto a esa tecnología, la corporación asegura haber reducido el daño 98%.

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Para clonar un celular es necesario saber los códigos específicos del usuario, mismos que no pueden ser interceptados en el aire con la tecnología actual. Ya no basta con interferir la frecuencia como antaño.

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"Para duplicar una línea se requiere la fuga de información de la compañía celular con los códigos y el conocimiento de las cuentas activadas para hacer uso de ellas", explica Roberto Martínez, ex director de Telefonía Local en la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel). Una vez con estos datos en sus manos, advierte, lo que hacen los hackers es sólo una programación de teclas accesible en los manuales que proveen los fabricantes a los proveedores telefónicos.

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El clon podrá funcionar hasta tanto la agrupación  no detecte un comportamiento atípico en la línea del usuario afectado o se dé cuenta de que dos aparatos comparten los mismos códigos (lo cual podría suceder si el teléfono original y el duplicado son encendidos en la misma área geográfica) y proceda entonces a bloquearlos.

-En opinión de Bryan Prohm, analista de Telefonía Móvil en Gartner Group, firma consultora en telecomunicaciones, el robo de líneas tiene que ver con las que aún utilizan redes analógicas. En la actualidad, sólo Telcel y Iusacell emplean esa tecnología además de la digital. El entrevistado calcula que 50% de los más de 18 millones de usuarios de la subsidiaria de Telmex todavía tienen el antiguo sistema. "Una de las maneras de combatir el fraude sería migrando completamente a tecnología digital", como lo hicieron Unefon y Pegaso.

-Es difícil conocer el tamaño de este delito y las empresas no están interesadas en difundirlo.

-Por lo general el usuario cuya línea es clonada niega ante la firma celular las llamadas que no hizo pero le fueron abonadas por esa causa. "En 99% de los casos ésta acepta las quejas y asume el costo que el fraude implica", asegura Martínez.

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El by-pass y el call-back
Otro de los engaños en las telecomunicaciones, menos visible al público pero que ocasiona pérdidas millonarias, es el de los servicios de larga distancia.

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En este caso, la práctica ilícita que más lesiona a los operadores es la conocida como by-pass , oficialmente denominada arbitraje. Según la Cofetel, consiste en utilizar enlaces privados no autorizados para cursar tráfico público internacional. La consecuencia, según explica un funcionario de esa Comisión que también pidió el anonimato, es que "empresas piratas en México ofrecen a agentes en Estados Unidos, país con el que se tiene el mayor volumen de tráfico internacional, cursar sus llamadas sin tener que pagar liquidación a los concesionarios mexicanos".  Esa tarifa es una cuota que deben pagar los operadores del país donde se origina la comunicación al carrier de la nación que la termina.

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En su intercambio con la unión americana, México recibe tres llamadas por cada una que sale hacia ese país. De ahí que compañías de larga distancia estadounidenses, a quienes su legislación no les prohíbe utilizar redes no autorizadas aquí, tengan interés en evadir la cuota que, arguyen, está por encima de lo que debería.

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Año con año el precio de liquidación sufre reducciones importantes, como una manera establecida por los concesionarios mexicanos para erradicar el by-pass. Aún con estos esfuerzos, Telmex calcula que la actividad ilegal le privó en 2001 de $1,699 millones de pesos, equivalentes a 18% de sus ingresos por servicio de larga distancia.

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En 2000, la pérdida para todos los participantes en este mercado fue de 5,533 millones de minutos, que representaron unos $1,000 millones dólares.

-Junto al by-pass, otra práctica a la que recurren los defraudadores es la denominada call-back o llamada de retorno, que consiste en convertir comunicaciones telefónicas de larga distancia de salida en entrantes. "Empresas de Estados Unidos promueven sus servicios de llamadas gratis a aquel país comunicando a un número 01-800. Al marcar contesta una operadora a la que el interesado da el número desde donde quiere hablar; cuelga, la empresa conecta la llamada y el emisor original la recibe", relata el funcionario de Cofetel. De ese modo, ningún carrier mexicano cobra por la comunicación, y en cambio sí los estadounidenses. Para los nacionales se trata de un fraude, porque las leyes aquí no permiten tales operaciones. Aunque el gobierno local ha pedido al vecino del norte evitar el funcionamiento de esos negocios, responden que allá sí es válido. "Nosotros no podemos hacer nada, pues no tenemos jurisdicción allá", se lamenta la fuente consultada.

-Sea por el accionar de empresas estadounidenses, mafias locales o empleados de las propias firmas, los  fraudes contra las compañías de telecomunicaciones en México no parecen ser un mal erradicable. Seguramente quien desee permanecer en el mercado deberá acostumbrarse a lidiar con ellos.

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