Casi siempre han sido los mismos. Es un asunto de clanes familiares. La estructura corporativa de México se explica como un traspaso generacional constante de padres a hijos. Por eso, salvo contadas excepciones, los apellidos no cambian: Azcárraga, Garza, Sada, Servitje, López del Bosque, Robinson Bours, González, etcétera. Es cierto que otros surgieron en el camino: Slim, Soberón, Salinas Pliego, que hoy son parte indiscutible del paisaje empresarial del país.
- En las siguientes páginas presentamos un álbum familiar de los hombres de negocios que, con distintos resultados, construyeron las grandes empresas mexicanas en los últimos 35 años, justo aquellas que han ameritado constantes análisis y reportajes de Expansión desde su nacimiento. Algunos de ellos ya son historia (los menos). Otro puñado vendió sus consorcios a grandes multinacionales. Otros más, la mayoría, siguen vigentes en la batalla cotidiana por crear valor.