En esta exposición hay que tener bien abiertos -los ojos para pescar, en diversos collages, los tramos de la historia de -Francia cruzados por la perfumería Guerlain. Pero también hay que llevar bien -afilado el olfato, ya que además de los magníficos frascos (muy artísticos y -a tono con la época) creadas por esta compañía, se ofrecen a la nariz de los -visitantes 25 de las 323 esencias que hicieron época, desde mediados del siglo -XIX hasta las postrimerías del XX.
- En la retrospectiva se atrapan -bajo la tersura -de una pastilla de jabón- los fantasmas de aromas que transportan a los -visitantes al esplendor de la corte de Napoleón III, a la Belle Époque -y, enseguida, a los alegres 20, sin omitir los perfumes de entreguerras y los -olores característicos de los años recientes.
- “Cada aroma se convirtió en testimonio de la -fantasía y la realidad de la época que le vio nacer...”, se puede leer en -alguna esquina del Museo Franz Mayer, donde tiene lugar esta original -exposición.