Las ceremonias de cambios directivos normalmente son ocasión para el elogio; quedan en el olvido los momentos amargos y los oradores toman el micrófono para reconocer aciertos y virtudes de quienes dejan sus cargos. Sin embargo, siempre hay alguien que no se ajusta a las reglas y este es el caso de Francisco González Martínez, quien el 29 se septiembre terminó su gestión como presidente del Centro Bancario de Monterrey.
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González aprovechó la Asamblea Anual de dicho organismo para exponer su visión de la crisis bancaria, a la que se refirió como “la más profunda y grave que haya ocurrido en nuestro país”.
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Ante importantes personalidades del medio financiero, como Jesús Marcos Yacamán, subgobernador del Banco de México; Antonio del Valle, presidente de la Asociación de Banqueros de México, y Patricia Armendáriz, vicepresidenta de Supervisión Integral de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), el recién nombrado director general de BanCrecer afirmó que los hechos muestran que la insolvencia a la que llegaron algunos bancos es resultado de una mala administración y no tanto de la tormenta macroeconómica que desató la devaluación de 1994.
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“No fueron problemas sistémicos. No fue la crisis del peso. Lo que se ha comprobado es que algunos bancos incurrieron en su descapitalización e insolvencia por tener una cartera de muy pobre calidad, y que aun antes de la crisis del peso mostraba problemas muy serios, ocultos por una contabilidad cosmética. Debemos documentar esta experiencia para que sea guía de los nuevos banqueros.”
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Reconoció que es muy difícil establecer con exactitud qué proporción del fracaso de algunas instituciones se debió a las deficiencias administrativas. “No son iguales los casos de Banco Unión, Cremi y Banpaís que los de Mexicano, Inverlat y Bancentro.” Agregó que la crisis bancaria también tiene su origen en la ausencia de una regulación prudencial y de una supervisión estricta de parte de la autoridad responsable, comentario que seguramente no fue recibido con una sonrisa por Armendáriz, en su calidad de representante de la CNBV.
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Enfatizó, asimismo, que el saneamiento de la banca aún no concluye, y advirtió que los costos se incrementarán todavía más.
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Después de los discursos y los clásicos apretones de manos, todos se dispusieron a disfrutar el menú servido en el exclusivo Club Campestre.