Menos divisas, más uniones monetarias

Si el sistema monetario europeo tiene éxito, será muy clara la tendencia. ¿Llegó ya el tiempo de

Pues sí. Luego de la caída del real brasileño, Argentina ya se plantea - seriamente la idea de abandonar su moneda nacional y adoptar, de una vez por - todas, el dólar. No es para menos: el presidente Carlos Saúl Menem pretende - sacrificar un símbolo nacionalista por mantenerse alejado de los fantasmas de - la hiperinflación y de la devaluación, que durante tantos años mantuvieron - en la lona la confianza de los inversionistas en ese país.

- ¿Suena familiar? Sin duda. Pero lo que diferencia a México de Argentina, - en este instante, es que de este lado del ecuador cualquier argumento a favor - de la dolarización plena se vuelve un asunto políticamente incorrecto. En - corto, las autoridades financieras mexicanas reconocen que una opción eficaz - para desterrar las recurrentes devaluaciones es adoptar el billete verde como - moneda de uso común, pero en los foros públicos evaden el tema.

- Más valdría comenzar a tomar el tema muy en serio. Si bien no es una - panacea, la tendencia internacional comienza a apuntar en esa dirección. Desde - hace un mes, 11 países europeos comenzaron a reemplazar sus monedas nacionales - –entre ellas el marco alemán y el franco francés– para crear una unión - monetaria. De ser exitoso este sistema, y pocos se atreven a dudarlo, en un - futuro cercano veremos más uniones monetarias en el mundo, y menos divisas.

- Suena lógico. La globalización es un fenómeno real y palpable que provoca - no sólo una mucho mayor competencia entre empresas de cualquier región, sino - que obliga a compartir –por los estrechos vínculos comerciales– las - fortalezas y debilidades de los diversos modelos que gobiernan a las economías - del mundo. Hoy ya no es posible bajarse del mundo, so riesgo de un aislamiento - suicida.

- Y, por favor, ni México ni Tailandia ni Corea ni Rusia ni Brasil son - víctimas de la globalización (como algunos pretenden argumentar), sino de sus - propias ineficiencias, que en algunos casos parecen crónicas. ¿Acaso no dice - algo que todos esos países tengan como rasgo común elevados índices de - corrupción? ¿Acaso no todos se han enfrentado con déficit comerciales - inmanejables? ¿Acaso no todos cuentan con monedas débiles?

- En el caso mexicano, el planteamiento de la opción dólar, con vistas a una - futura unión monetaria, no es más que un paso coherente, dado que las - relaciones comerciales y de inversión ya están totalmente integradas a - Estados Unidos. ¿De qué hay miedo? ¿Quién ha demostrado mayor - responsabilidad y eficiencia en el manejo de la política monetaria, la Reserva - Federal o el Banco de México?

- Reiteramos: adoptar el dólar como moneda de uso común no es una solución - fácil, ni resolverá de un plumazo los enormes problemas estructurales del - país. Pero al menos amerita una discusión abierta, basada en las ventajas e - inconvenientes reales que traería consigo un sistema monetario distinto. Que - los dogmas se vayan a la tumba.

- Los editores