Hace 10 años para estudiar música en México era necesario invertir mucho tiempo. El Instituto Nacional de Bellas Artes y la Escuela Nacional de Música de la UNAM eran de las pocas alternativas para llegar a ser un virtuoso. En contraste, la demanda de personal por parte de la industria musical aumentaba. Gabriel Martell tomó ventaja de la situación y la convirtió en un negocio. Diseñó un sistema de enseñanza musical rápido y luego fundó .
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Aunque la propuesta de enseñanza de Martell ha recibido críticas por parte de otros participantes del medio: “Es lamentable que existan escuelas que operan sin acreditación”, dice Luis Alfonso Estrada, director de la Escuela Nacional de Música de la UNAM. Los comentarios no detienen al emprendedor, quien ya ofrece un total de 10 cursos en su programa educativo, que en un plazo de un año proporciona a los alumnos la capacitación necesaria para tocar un instrumento, ingeniería en audio e iluminación. Cuenta con dos sucursales en la ciudad de México y para atender a provincia y otros países invertirá $1 millón de dólares en la creación de un albergue dedicado a los futuros músicos.