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Negocios... (y sexo)

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Se dice que en el competido mundo de los negocios, a veces se vale todo... incluso, algunos piensan, hasta la complicidad de bellas mujeres que inclinen la balanza a favor. Ellas suelen ser buenas aliadas para que un congreso o convención sean todo un éxito, al balancear las sesudas reuniones de trabajo con ratos apacibles de convivencia y descanso.

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Según informes, se les contrata a través de agencias de “edecanes especializadas”, mismas que por medio del correo envían a las empresas catálogos o videos, tarifas adjuntas y un listado con sus capacidades de negociación. Su publicidad suele rezar: “Grata compañía de guapas edecanes. Absoluta -confidencialidad. Aceptamos todas las tarjetas”.

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Estas ejecutivas de la sexualidad–seguras, esbeltas, ligeramente bronceadas– suelen poseer sonrisas que suavizan al más duro firmante de contratos. Operan por honorarios que van de los $1,000 a $2,000 pesos por sesión (si son monolingües), y de $3,000 a $5,000 cuando también se hacen entender en otros idiomas.

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Algunos usuarios comentan que a través de estas agencias pueden, incluso, contratarse actrices conocidas (algunas muy conocidas), cuyos honorarios oscilan entre $7,000 y $25,000 pesos.

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En caso de que se desee organizar una reunión con potenciales socios, también se puede contratar a grupos de estas “pseudo edecanes”, quienes acuden hasta la misma oficina (o donde se tenga a bien disponer). La promesa es que ellas llegarán, en cuestión de minutos, a la sala del Consejo, donde prepararán con destreza –si viene al caso– alguna bebida espirituosa. De entre las estadísticas, los estados financieros, la estrategia de competencia y otros solemnes asuntos, ellas procuran, persuasivas, que el evento se con-vierta en algo más que una fiesta convencional.

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Esta práctica se ha adaptado al actual ritmo de los negocios, sorprendiendo por su versatilidad, soluciones y propuestas. Por ejemplo, algunas de estas negociaciones ofrecen un catálogo mensual acompañando a la suscripción. La elección de la acompañante es, dice un conocedor, una difícil pero grata tarea; siempre se puede, para cada ocasión, solicitar un diferente comité de anfitrionas que generen una experiencia distinta, misma que a su vez se puede solventar con cheques de viajero y, en algunos casos, con sólo firmar un -voucher.

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Muchos negociantes (expertos anfitriones de colegas extranjeros) dicen que este tipo de servicios también son proporcionados en clubes privados de lujo, cuya membresía da derecho a:

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  • Momentos relajantes con base en masaje antiestrés, proporcionados por amable personal. La tina romana, con ninfa incluida, suele ser un recurso para distensionar los fatigados músculos.
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  • Manos delicadas para aplicar tratamientos de hidratación de la piel, - manicure y corte de cabello.
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  • Junto con la grata compañía, hay viandas y bebidas de primera calidad, tanto para el miembro del club como para invitados especiales.
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  • El club se ciñe a los complicados horarios de los hombres de negocios.
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También para el viajero existen soluciones móviles. El gerente de una compañía acreditada en estos menesteres cita algunas de ellas:

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Si el trayecto es nacional y se prefiere aprovechar el tiempo revisando cifras sobre dividendos y ganancias, es posible concertar una cita, en el paradero más cercano al aeropuerto del destino, solicitándole a la profesional especializada traer su traje de baño, para, por ejemplo, “trabajar junto a la piscina”.

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Cuando el viaje es al extranjero, se programa la compañía de una “dama” por días, es decir, “por -paquete”.

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En caso de que se deban realizar varias excursiones cortas al mes, se calendariza un itinerario con la joven experta. Sus servicios se concertan, así como cambios y cancelaciones, a través de la agencia.

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Hay quién cree que estas “sexoservidoras ejecutivas” no son más que una peculiar (y, a veces, no del todo legal) modalidad contemporánea. Como sea parece que la mayoría de los ejecutivos aún prefiere seguir usando métodos ortodoxos –como invitar a comer o cenar– cuando se trata de agasajar a sus invitados especiales.

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