Si un niño es inquieto, desobediente, desgastante; si presenta dificultades en la escuela o en la adaptación social, antes de culpar a los padres, a la escuela o al mismo niño, sería prudente preguntarse ¿por qué?
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El síndrome de deficiencia de atención e hiperactividad (ADHD, por sus siglas en inglés), se refiere a la falta de autocontrol. Son niños que presentan un grado importante de impulsividad, inquietud y falta de atención.
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Los signos aparecen antes de los siete años pero el diagnóstico y tratamiento se inicia después, en la etapa escolar, cuando ya hay problemas en el salón de clase. La inatención se manifiesta en la incapacidad para concluir actividades y a la falta de interés.
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La conducta de los niños es desorganizada, y tienen cambios de actividad constante. De acuerdo con el neurólogo pediatra Adalberto González, “en niños pequeños, un rasgo importante es la conducta temeraria, no miden riesgos y no aprovechan la experiencia”.
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Si le suena familiar este cuadro y de pequeño se sentía incomprendido... ahora ya tiene a qué echarle la culpa.
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