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Pablo Escandón Cusi

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Nacido el mismo año que la empresa que hoy preside, (1943) Pablo Escandón Cusi es, a sus 54 años de edad, uno de esos representantes de la iniciativa privada con quien todo político desea hablar. De rancio abolengo, como se dice, él y su hermano Eustaquio controlan 25% del mercado de medicamentos en México por medio de su Nacional de Drogas (Nadro), un liderazgo que disputan encarnizadamente con los hoy satelitales hermanos Autrey.

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Don Pablo es uno de los miembros “jóvenes” del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), apenas desde 1993, cuando salieron de éste Juan Sánchez Navarro y Jorge Larrea. Antes había hecho sus pininos en las cúpulas empresariales como miembro del Consejo en la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), en la Cámara Internacional de Comercio (CCI), en la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), en el Consejo Empresarial Mexicano para Asuntos Internacionales (CAMAI) y como vicepresidente de la Confederación Nacional de Cámaras de Comercio (Concanaco).

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Para sus subalternos dentro de la distribuidora farmacéutica, Escandón es un hombre “exigente, estricto, serio, formal”. Dicen que es “finísimo”, como el hecho de que no se le haya escuchado decir una sola mala palabra en años. Así, muy formalito, el señor ha construido un emporio, iniciado por su padre Eustaquio Escandón Galindo.

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Aunque ya no venga al caso, a lo mejor lo educado le viene de pertenecer a una de esas célebres familias porfirianas que Carlos Tello recreó en su -libro El exilio: un relato de familia. Por ejemplo, la primera casa que Porfirio Díaz ocupó en Europa tras bajarse del Ipiranga fue la de cierto Don Eustaquio Escandón, allá en la calle Víctor Hugo, en París. Y dicen que el mismísimo revolucionario Emiliano Zapata fue caballerango de un Pablo Escandón, antes de la Revolución.

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La línea de descendencia no le llegó a tiempo al que esto escribe, pero es indiscutiblemente cercana. Eso sí, educado no es lo mismo que instruido, así que don Pablo se fue a estudiar Administración de Empresas con especialización en Finanzas en la Universidad de Georgetown, en Washington, DC, y fue uno de los primeros en “echarse” el Curso de Alta Dirección de Empresas del IPADE.

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Nadro cotiza desde hace años en la bolsa, y hace poco colocó una subsidiaria en el mercado intermedio (Cofar). La corporación ha tenido que invertir fuertemente en tecnología, para estar al parejo de los Autrey, que parecen estar obsesionados con la modernización (recientemente abrieron uno de los primeros -extranets en el país). En 1994, Nadro también se incorporó a la moda de asociarse con extranjeros, al venderle 23% de su capital a la estadounidense McKesson.

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Claro que Nadro no es la única empresa en donde participa Escandón. Se sienta en los Consejos de Banamex-Accival, Comercial América, Grupo Martí y Fondo Opción. Una de sus labores más notorias fue como presidente de la Fundación Mexicana para la Salud (1992-1995), en donde le tocó formular toda una propuesta de reformas a la ley del IMSS, cuando el gobierno empezó con estas inquietudes hace un par de años.

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Es buen amigo de los jesuitas, pues preside el patronato de financiamiento de la Universidad Iberoamericana (UIA). Participa en la Asociación Mexicana para la Ceguera y es miembro del patronato del Instituto Nacional de Perinatología. Tanta actividad, al parecer, le granjeó la Medalla de Honor al Mérito Empresarial, otorgada por la Canaco, en 1993.

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Los que a veces no se alegran nada con don Pablo son los farmacéuticos independientes de la ciudad de México. Su pleito con Nadro es igual al que tienen con Benavides: al ser distribuidores mayoristas de medicinas y poseer al mismo tiempo cadenas de farmacias detallistas, la competencia que ejercen con los boticarios en pequeño es calificada como desleal por parte de las principales organizaciones. Claro que esto no implica que le puedan dejar de comprar una larga lista de medicinas, junto con los chocolates -Hershey’s, la marca Thermorub o los cosméticos de L’Oréal. Después de todo, quién puede vivir sin agua -Evian.

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