Poderes curativos de una sonrisa

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Es sabiduría popular y todo indica que es cierto: vale más una sonrisa que mil palabras.

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El acto de sonreír es propio del ser humano. Ningún otro animal, por inteligente o sensible que sea, esboza ese gesto mágico tan individual.

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“La comunicación no verbal tiene tanto significado, o más, que las palabras. Las personas hablamos con el cuerpo. Nuestros gestos hablan al otro sin darnos cuenta. La sonrisa es, precisamente, un canal de comunicación”, explica J. Bude, psicólogo social.

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Así como las personas que ríen constantemente pueden ser consideradas tontas, quienes sonríen demasiado transmiten, por lo general, un mensaje de equilibrio interior y control.

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Está comprobado que, incluso en el mundo de los negocios, la sonrisa es una gran aliada: de cara al público significa confianza y acercamiento. La aerolínea Corean Airlines, puso en pie su Academia de la Sonrisa. En ella los futuros empleados aprenden, entre otras cosas, a abandonar la tradicional frialdad asiática, tanto en tierra como a 25,000 pies de altura. Los resultados, según un estudio de la misma compañía aérea, son sorprendentes: los clientes se relajan, la voz se corre entre viajeros potenciales y la facturación de la empresa crece exponencialmente.

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Eso no es todo. Además de amigos, tranquilidad e incluso divisas, una buena sonrisa es antídoto contra enfermedades: “Sonreír reduce el nivel de estrés, relaja los músculos de la cara, evita el envejecimiento prematuro, calma la ansiedad, disminuye el riesgo de depresión, y acaba con el insomnio”, afirma J. Bude. La receta para ser sanos es fácil: primero una sonrisa, y si se quiere llevar la terapia al límite, un beso.

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