Los enfermos del corazón no sólo corren el riesgo de perder su vida sino también a su pareja: después de sufrir un ataque la mayoría teme reiniciar relaciones maritales por miedo a una recaída. La falta de satisfacción conyugal agrava su problema: al malestar físico se agrega un estado de depresión permanente.
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No obstante, los pacientes cardiacos pueden llevar una vida sexual plena. "El infarto se registra en el corazón, no en todo el cuerpo", dice el doctor Marco Antonio Ramos, jefe de la Unidad Coronaria del Centro Médico La Raza. Afirma que los afectados que reciben terapia de rehabilitación pueden volver a sostener contacto íntimo dos meses después de la crisis. El adiestramiento incluye ejercicios físicos, para enseñar al convaleciente a respirar adecuadamente y apoyo psicológico con el fin de que venza sus temores. Entretanto, los infartos tienden a aumentar y son la primera causa de muerte, después de los accidentes, sobre todo entre varones (en una proporción de una a cinco con las mujeres).
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