Qué triste historia, señor Molina

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A veces el azúcar puede ser muy amarga. Al menos, así debe saberle hoy a Enrique Molina Sobrino, el siempre controvertido presidente de Consorcio Escorpión. Principal productor del dulce en México, Molina fue atrapado por las autoridades mexicanas en una serie de inconsistencias contables que podrían tomar dimensiones épicas.

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Ocurre que el también embotellador de Pepsi documentó exportaciones por 150,000 toneladas de azúcar… que jamás fueron realizadas. Incluso, en los registros de la autoridad portuaria de Veracruz queda evidente que los barcos que supuestamente transportaban la mercancía, ni siquiera tocaron tierra. El problema es que, como se sabe, debido a los precios internacionales del azúcar, el gobierno federal otorga un subsidio a los productores para exportar sus excedentes. Y Molina se quiso hacer el vivo al presentar sus facturas e intentar cobrar dicho subsidio, a través de la falsificación de documentos oficiales. O sea, más de un agente aduanal está coludido.

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¿Peores noticias? Las hay: todo indica que en 1998 el empresario yucateco realizó operaciones idénticas a la ahora exhibida. Lo que esto significa es que debió haber vendido el azúcar en el mercado mexicano, a precios nacionales, además de haber cobrado los subsidios. Es decir, defraudó al fisco.

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Y esta historia apenas comienza.