Relojería fina

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Oiga, ¿ya se fijó que nuestro Presidente no usa reloj? Sí, compruébelo la próxima vez que lo vea en vivo o en alguna foto del periódico y verá que no mentimos. A lo mejor es porque le estorba traer cosas en el brazo o le gusta que le den la hora sus asistentes y asistentas. Lo bueno es que no resultó como algunos de nuestros ex presidentes, que comenzaron su campaña usando magníficos Rolex, Pattek Philippe, Longines o Cartier, y ya que ganaron las elecciones no salían de su Casio, Swatch o Timex: el chiste era verse cual humildes ciudadanos.

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En cualquier caso, es importante –y excitante– un buen reloj, ese caro que a muchos hombres enloquece; basta ver las estadísticas que indican que 75% de la producción mundial de estos artefactos es para ellos. A los señores les encanta presumirlo, darle cuerda una vez a la semana, escuchar el tic-tac y cuidarlo como su más preciada joya.

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