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Salón del empresario 2004

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mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Los medios enaltecen o critican a los grandes empresarios como si fuesen seres de otra estratósfera. La realidad es que se trata de gente como todos. Lo que les permite llegar a la cumbre es tener pasión por lo que hacen. El dinero es una consecuencia, no el objetivo.

- El mismo Alfredo Harp, que fue gran actor en la Bolsa, dice que no se va a llevar nada cuando muera. Ha donado sus colecciones, tales como la de filatelia, para que las disfruten todos. Después de su brillante trayectoria financiera, Alfredo no olvida que una manopla y una pelota eran todo lo que necesitó para jugar de niño.

- Martha Miller, ex directora general de Procter & Gamble, no se despega de su Schnawser miniatura, “Banjamina”, en ningún momento. Su carrera no la vetó de una vida familiar plena. No parece hablar de una experiencia laboral, sino de un juego. Se refiere a los retos que enfrentó como algo divertido. Hoy, jubilada, quiere conjugar proyectos profesionales dentro de Consejos de Administración, leer, dedicarle tiempo a su familia, a la jardinería y a estudiar.

- Carlos Llano, profesor emérito del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), habla como estudiante. Después de escribir más de una veintena de libros y leer muchos más, sigue siendo un lector ávido. No deja de dar sus cursos a altos directivos y de ir y venir de Madrid, su segundo hogar.

- Por último, nuestro único empresario ya fallecido, Bernardo Elosúa Farías, demostró que era un hombre tan emprendedor como amante de su familia. Conoció a su esposa desde que eran niños y nunca dudó en quién sería la mujer de su vida y que deseaba desarrollar a su Monterrey querido.
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Martha Miller -
Alfredo Harp -
Carlos Llano -
Bernardo Elosúa

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