Las compañías mineras y siderúrgicas del país –de vocación exportadora– son víctimas de la fatal combinación del fortalecimiento del tipo de cambio, mayores costos de producción y la caída de los precios internacionales de los metales. Este último factor aumenta la capacidad de respuesta de los resultados operativos y financieros de estas empresas; en otras palabras: las vuelve más sensibles a la fluctuación de las cotizaciones.
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Salomon Smith Barney se dio a la tarea de crear un modelo financiero para evaluar el impacto de la variación de precios en las cifras de diversas firmas del sector, como el caso de Grupo México. En esta empresa mexicana 62% de sus ventas provienen del cobre y un cambio de un centavo de dólar en el precio de este metal ocasionaría un movimiento de $21 millones de dólares en el flujo de efectivo del grupo. Actualmente el cobre se ubica en promedio en $0.69 dólares por libra en los mercados internacionales, pero la correduría destaca que es muy probable que la apreciación disminuya. El consorcio busca paliar la coyuntura con la reducción en sus costos de operación.
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