El “corralito bancario” es una mala expresión en Argentina. Muchos ahorradores quedaron atrapados en él y la angustia paralizó a buena parte de ellos.
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Pero donde hay un problema puede haber una oportunidad. Al ver su dinero incautado, Guillermo Montes, un joven emprendedor inventó El Corralito, un juego muy similar al de la Oca donde los participantes se divierten (o padecen) con las mismas situaciones que en la vida real: ahorros acorralados, dinero devaluado, mercancías detenidas.
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En cierta medida, los jugadores son meros espectadores de su debacle: el objetivo mínimo del juego es pasar el mes y el máximo llegar a fin de año con pesos en el bolsillo. Como en todo juego, además de las casillas malditas, están las cartas buenas que permiten “zafar” (según canta el lunfardo argentino), como puede ser la de “tener un amigo juez” (que permita retirar dinero acorralado) y “devaluar los ahorros del vecino” (para evitar el avance de otro jugador).