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Tomates hig tech

La empresa de Arturo Lomelí Villalobos produce de 250 a 300 toneladas de tomate por hectárea en su
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Desde siempre, uno de los peores enemigos de quienes se dedican a cultivar la tierra han sido las condiciones adversas del clima. Un crudo invierno, una prolongada sequía o unas lluvias torrenciales pueden dar al traste, en unas cuantas horas, con meses de trabajo y con la ilusión de levantar la anhelada cosecha,

- En Eco-Cultivos, SA, en cambio, el clima desfavorable les hace lo que el viento a Juárez. No precisamente porque tengan de su parte a San Isidro Labrador o algún otro santo milagroso, sino gracias a que todas esas condiciones están bajo control con una avanzada tecnología de producción de tomates en invernadero, tan exitosa que ha logrado que hasta los extremosos desiertos de Israel produzcan vegetales como si fueran realmente la tierra prometida.

- Adelantándose a lo que será el futuro de las hortalizas, en el invernadero de alta tecnología localizado en San Isidro Mazatepec, Jalisco, se está logrando lo que a campo abierto se antojaba harto difícil: producir tomates durante el invierno, poca en que las heladas o las granizadas son una amenaza constante. Y es que como, explica su presidente, Arturo Lomelí Villalobos, con el sistema a techo cubierto esos riesgos se minimizan, lo que no sólo garantiza el abasto seguro del producto en cualquier temporada del año y a precios que no fluctúan de la noche a la mañana, sino que también le da al agroindustrial una seguridad en sus inversiones.

- Comparada con el cultivo tradicional, esta tecnología alternativa ofrece también la ventaja de que la producción se incrementa de cuatro a cinco veces y, por supuesto, los costos se reducen notablemente. Conocedor de ambas técnicas, Lomelí ejemplifica: "Si en el campo se producen 60 toneladas por hectárea, en el invernadero producimos de 250 a 300 toneladas por hectárea; y si una caja de tomate producida a cielo abierto cuesta $ó Mares, una producida en el invernadero nos cuesta de $2.50 a $3 Mares". Por todo, ello, Eco-Cultivos estado resultando todo un garbanzo de a libra, algo que en el mundo de los agronegocios no se suele dar con mucha frecuencia; menos aun en el desolado campo mexicano.

- Tierra fértil
Desde que en marzo de 1992 Lomelí fue invitado a conocer un vivero de riego por goteo que Desert Glory LTD tenia en San Antonio, Texas, se enamoró del proyecto. Con mucho tino pensó que si la compañía israelí habrá desarrollado unas variedades y una tecnología capaz de hacer producir el desierto de Arava, mucho más era lo que podía hacerse en tierras mexicanas.

- Al frente del mayor consorcio nacional productor y comercializador de tomates (Grupo Lomelí), el agroindustrial no titubeó en iniciar un proyecto similar en el país, para lo cual reunió a varios inversionistas (Enrique Dau Flores, Alfonso Iñiguez y Antonio Hatem) y formó Eco-Cultivos. A Desert Glory lo hizo su socio tecnólogo, trayéndose también a su director general, Ofer Nisman, para que se hiciera cargo del desarrollo del vivero.

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- Todo un experto en el cultivo del tomate (su grupo tiene sembradas 3,000 hectáreas en todo el país y comercializa al año 12 millones de cajas del fruto rojo), Lomelí no oculta que la primera incógnita a despejar era que si las variedades israelíes podrían adaptarse en el campo mexicano. Pero sin ir tan lejos, a escasos 30 minutos de Guadalajara. se encontró el sitio que reunía las condiciones ideales de suelo, agua y clima.

- Con una inversión inicial de $800,000 dólares y en una extensión de cinco hectáreas, el invernadero se instaló en San Isidro Mazatepec. "Fue muy riesgoso haber empezado con cinco hectáreas, porque lo normal hubiera sido una hectárea", reconoce el empresario. Sin embargo, la osadía resultó todo un éxito: "Más que nada porque estamos acostumbrados a tomar riesgos y porque, después de hacer los análisis de suelos y de temperaturas, tornamos la decisión de tener volumen y presencia en Estados Unidos", justifica.

- En efecto, en su primer cielo agrícola (la producción por cielo de cultivo es de ocho meses de recolección continua de fruto), el invernadero produjo un millón de cajas de tomate de las especies bola y coctel. Y ello, para la flamante empresa, representó facturar $12 millones de dólares, 90% de los cuales fueron ventas en el vecino mercado del norte.

- Dado que el retorno de la inversión se dio en un año (cuando estaba prevista a tres), se tomó la decisión de desarrollar otras 50 hectáreas. Con la ampliación, en la que se están invirtiendo $14 millones de dólares a recuperar en un par de años, Lomelí presume que Eco-Cultivos se ubicará como el invernadero de tomate más grande del mundo.

- Otro mundo
Qué mejor para describirlo que es el cultivo de invernadero que las palabras de Lomelí: "Es otro mundo. No le falta razón: buena parte de esta tecnología alternativa depende de un método computarizado que controla la irrigación, la ventilación de las casetas y sirve como banco de datos. En el sistema de irrigación por goteo, la computadora interviene para controlar la presión de la bomba principal, de las dos bombas fertilizantes y del filtro. Asimismo, contabiliza la cantidad de agua, de los fertilizantes y mide el nivel de agua en la tierra.

- No menos monadas hace para ventilar los invernaderos. A través de un sensor de temperatura y de una central metereológica, la computadora verifica continuamente las condiciones climáticas de las casetas para, según sea el caso, ordenar la apertura o el cierre de las cortinas de sus techos.

- Además, los invernaderos se encuentran perfectamente protegidos de insectos y plagas, lo que hace casi innecesario el uso de fungicidas. El resultado es un tomate orgánico que "contiene 90% menos de insecticidas que el cultivado en el campo, donde hay que estar fumigando cada cuatro días", asevera.

- El proceso de producción, por igual, es punto y aparte. Lomelí detalla que aquí se utilizan unas variedades, cuyos "genes son desarrollados en México, habituados en Indonesia y Taiwan, y producidos parte en Holanda y parte en Israel". Esa semilla cosmopolita es sembrada en charolas especiales para planteros. Cuando la planta alcanza una altura de ocho a l0 centímetros, se transplanta a la tierra del invernadero donde se desarrolla hasta su término de producción. Al llegar al estado adulto cuando el fruto está listo para el corte, se inicia la recolección, tras lo cual los tomates son seleccionados (por tamaño y grado de madurez) y depositados en empaques especiales para ser transportado en contenedores con refrigeración a su destino.

- El capitán de la hortícola tapatía señala que, gracias a que han reducido sustancialmente los costos de producción, se dan el lujo de estar exportando por avión. "Nuestros productos están en cuatro horas en los centros de consumo de Nueva York cuando antes, por carretera, tardaban en llegar de 10 a 12 días."

- La gran cosecha
Si Eco-Cultivos está demostrando que el campo puede ser negocio es, en gran parte, porque se encuentra respaldado por la estructura de comercialización del Grupo Lomelí. El líder del consorcio que suma ventas anuales por $150 millones de dólares no lo oculta: "Si no tuviéramos la comercializadora estaríamos locos. Por fortuna, entendemos bastante de comercialización, y creo que hasta más que de producción, lo que nos da una gran ventaja porque ahora es más difícil vender que producir".

- El directivo expone que, de momento, se está aprovechando la fuerza comercializadora de su grupo, que cuenta con una marca de "mucho prestigio" (Lomher), así como con una red de oficinas en Nogales, McCallen, Nueva York y Vancouver. En el futuro, por la participación que Lomelí mantiene en Del Monte Fresh Produce -donde, después del lío de Carlos Cabal Peniche, ha sido ratificado como vicepresidente-, no descarta que algo pudiera canalizarse a través de esa poderosa comercializadora: "Es una gran marca que vendrá a dar un valor agregado a nuestros productos".

- Mientras toma o no una decisión en ese sentido, lo que tiene en claro es que, tras concluir la ampliación del invernadero, en seis meses más se lanzará a desarrollar otras 50 hectáreas para, luego, crecer 200 hectáreas cada año. Es decir, en un plazo de cuatro o cinco años, planea que Eco-Cultivos estará llegando a las 1,000 hectáreas.

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