A hora sí llegó el momento para que este miembro del gran clan Garza Sada pruebe que vale todo lo que dicen. Nadie duda que es un hombre capaz y muy preparado, como lo son sus compañeros de camada Dionisio Garza Medina, presidente de Alfa, y Adrián Sada, presidente de Vitro. De hecho, este ingeniero de profesión hizo grandes méritos al frente de la división de electrodomésticos de Vitro, convirtiéndola en uno de los negocios más atractivos para la entonces boyante y hoy tan golpeada corporación. Vendió muchas lavadoras -Whirlpool, pues.
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Pero, para ser justos, hay que decir que llegó en un momento muy oportuno a la presidencia y dirección general de Cydsa.
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Las cosas no le habían marchado muy bien en los últimos años al célebre ideólogo del grupo y -birdwatcher don Andrés Marcelo Sada, por entonces presidente de Cydsa, ni a Fernando Sada Malacara, su director. Las exportaciones estaban muy bajas, debido a la ahora obvia sobrevaluación del peso, y las ventas internas estaban caídas por la famosa “obsesión” de controlar la inflación.
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Sin embargo, este equipo ya había tomado algunas medidas para fortalecer, a partir de la venta de algunas empresas, el paso hacia la integración vertical y el servicio al cliente, así como la incursión en el naciente negocio de la limpieza ambiental. De hecho, esta vocación por limpiar aguas (que le atrajo a Cydsa contratos jugosísimos como el que tiene con Pemex en Cadereyta y Ciudad Madero), provino de la vocación de don Andrés Marcelo, quien ya retirado dedica su tiempo a la militancia en organizaciones como Pronatura y Amigos de Sian Ka’an.
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Entra González Sada a sustituir a sus dos parientes y hace lo que falta de limpieza en el resto del negocio, como deshacerse de Genetec, la distribuidora de computadoras que nunca fue compatible con el resto del negocio.
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Al mismo tiempo, le cae la devaluación y sus productos vuelven a ser terriblemente competitivos en el exterior.
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Cydsa tuvo uno de sus mejores años en 1995, aprovechando la fuerte alza en sus ventas para darle un bajón a sus deudas y así cerrarle la boca a los analistas de -Moody’s, que no le habían dado grado de inversión a sus papeles de deuda. Para el que lo ignore, Cydsa pertenece en 49% a Vitro y produce cosas como sal comestible, cobertores, toallas, tapetes, textiles para el hogar, prendas de vestir, cloro, sosa, empaques… y sistemas de tratamiento de aguas.
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La última vez que la empresa sonó mucho en la prensa fue cuando se involucró en un pleitazo legal con los ex dueños de Grupo Textil San Marcos, los Rivera Franco. Tras la compra de 49% de la textilera, que le aseguraba una integración vertical muy atractiva, Cydsa se metió en problemas de precio de las acciones con aquella familia de empresarios de gran arraigo en el estado. El pleito amenazaba con volverse uno de la IP de Aguascalientes contra la IP de Monterrey, cuando intervino el gobernador hidrocálido, Otto Granados Roldán, quien los sentó a la mesa y logró un arreglo por el que San Marcos pasó en 100% a manos de los Sada.
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Esos pleitos los vivió González Sada desde su puesto de consejero en Cydsa, así que estaba más que capacitado para su nueva responsabilidad. De 53 años de edad, este hombre se ha buscado una reputación de administrador profesional, más que de miembro de la familia; se dice que conoce cada detalle de su negocio y que es un jefe de esos que tienen a raya a sus directores, porque quiere saberlo todo, absolutamente todo.
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Partidario de buscar socios para sus negocios —le urge uno para Serfin, en donde Cydsa tiene participación—, consiguió uno muy atractivo: Nothumbrian Water Group, con el que piensa entrarle a todos los contratos de distribución de agua que ofrezca el gobierno.
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Cydsa está en un gran proceso de expansión, pero al mismo tiempo vuelve a padecer de su talón de Aquiles: si el tipo de cambio se mantiene fijo mucho tiempo sus exportaciones sufren, y el mercado interno apenas se está recuperando. Las ventas de la corporación al primer semestre de 1996 mostraban una baja con respecto a las del mismo periodo de 1995, debido a la caída de 20% en las ventas al exterior. Para asegurarse el éxito, González Sada deberá probar que su empresa no es “estacional”.